La presa una pesadilla

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Desapareció la tranquilidad. Desde que en el 2005 se dio a conocer el proyecto de la presa “El Zapotillo”, los habitantes de Temaca ya no duermen. El estrés, el insomnio, la tensión psicológica y los problemas de los nervios son comunes en una población que vive con la angustia de que su pueblo, su lugar de origen, quede bajo 30 metros de agua.
La señora María del Consuelo Carvajal, habitante del poblado, denunció que por el hostigamiento de las autoridades que quieren construir la presa, algunos pobladores han fallecido.
“Yo últimamente estoy muy enferma a causa de esa angustia, porque hace 15 días anduvieron personas casa por casa pidiéndoles las escrituras a la gente. Estamos muy angustiados rogándole a Dios que los ilumine en dónde hacer su presa, ¿por qué tanta maldad de desaparecer pueblos?”.
Así como la Señora María Cenaida Sánchez, de 87 años, quien dice: “Yo nunca sufrí enfermedades más que puros callos, pero desde que nos hemos visto en esto, diario estoy mala de la presión”. Antonia Gutiérrez, otra mujer temacapulense, con su rostro cansado y con los visibles signos de la edad señaló: “Me he sentido muy mal, desde que empezaron con la presa han sido nervios, de no poder dormir. Si la van a hacer, en el nombre de Dios que la hagan ya para morirme, quiero morirme mejor”.
El psicólogo Jorge Gastón, especialista en temas relacionados con el medio ambiente y el impacto a la salud mental, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), señaló que “hay una marginación hacia la población potencialmente afectada, un aspecto importante son los intentos de persuasión con base a información distorsionada. Aquí ha jugado un papel importante el engaño. Se promete la mejor calidad de vida en los lugares a donde serán desplazados, se habla de casas ‘de poca madre’ como dice literalmente el gobernador, sin tener idea real de qué implicaría desplazarse”.
Agregó que esta situación genera importantes impactos psicológicos a nivel individual y colectivo. Los principales son el estrés sostenido, que genera posteriormente estrés postraumático, que no sólo se vive en los momentos de tensión o en los momentos en que existe la amenaza de ser desplazado sino que hay secuelas posteriores a esto durante largo tiempo si no son tratados adecuadamente. Ansiedad, depresión, problemas psicosomáticos físicos desde colitis, insomnio, irritabilidad, incertidumbre, despertares nocturnos con agitación y conflictos entre los habitantes de la zona. “Habrá una terrible sensación de vacío y de duelo en caso de que lleguen a ser desplazados. Esto se traduce en lo que puede llamarse un trauma psicosocial”.
Por otra parte, la doctora Rosa Leticia Scherman Leaño, coordinadora de la maestría en Ciencias de la salud ambiental de la UdeG, indicó que desde la perspectiva de la salud ambiental, una población sana, además de salud física debe tener bienestar y la posibilidad de una vida feliz y con calidad. “Para una vida con calidad se requiere integrar los aspectos sociales, los psicológicos o mentales y también los físicos. Me parece que para este caso la salud de la población está viéndose muy dañada. Se afecta la posibilidad de una vida tranquila y de una vida productiva, ya que se está ante la amenaza de robarles su identidad”. Añadió que las reacciones en la salud que presentan los pobladores son normales ante el dolor que puede tener alguien cuando le quitan su identidad, que es lo más importante de la vida del individuo.
Hipertensión arterial, gastritis y úlcera son padecimientos muy comunes entre los habitantes de Temaca, poblado del Municipio de Cañadas de Obregón, en Jalisco. En el Centro de Salud del poblado sólo cuentan con un médico pasante y con una enfermera, Pánfila Díaz, quién informó que gran parte de la población sufre de enfermedades crónicas degenerativas como diabetes mellitus, pero principalmente estrés. “La primera causa de mortalidad es por hipertensión arterial, cardiopatías, infartos y enfermedades del corazón. Nuestros pobres ancianos se nos están enfermando y muriendo por lo mismo, por la tensión de la presa”.
Al respecto, Scherman Leaño enfatizó que “es importante que la población maneje mecanismos de defensa y mecanismos de solidaridad y construcción de redes de apoyo entre ellos mismos”.
Desapareció la felicidad en Temaca. “Aquí somos felices, nomás que desde cuando dijeron que iban a hacer la presa hacemos de cuenta que tenemos casi como un cuerpo tendido, porque tenemos esa pena y el gobierno no sabe lo que nos está perjudicando. Niños, grandes y más viejitos, yo como soy de la quinta edad ya no aguanta uno mucho, siempre está uno bien preocupado, a la gente se la ha ido el sueño, se ha enfermado, hemos llorado y el gobierno no sabe lo que nos está perjudicando”, dice con dolor la señora Isaura Gómez Guzmán, y finaliza: “Si tuviéramos que dar la vida, la damos por Temaca”.

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