La Nueva España de Humboldt

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A principios de 1800 Alejandro de Humboldt realizó viajes de exploración y descubrimiento por diferentes territorios de América, tomando registro riguroso de las riquezas naturales de tales tierras. De todas aquellas travesías dedicaría posteriormente más de treinta años de su vida para escribir las obras que dieran cuenta de sus vivencias geográficas. Pero una de éstas sería la que le dejaría más impresionado, y fue su paso por México: la Nueva España.

En su Ensayo político sobre Nueva España puede apreciarse esto en las siguientes palabras: “Llegué a Mejico por el mar del Sur en marzo de 1803, y he residido en este vasto reino por espacio de un año. Como habia hecho ya antes varias investigaciones en la provincia de Caracas, en las orillas del Orenoco y del Rio Negro, en la Nueva-Granada, en Quito y en las costas del Perú, á donde habia ido para observar en el hemisferio austral el paso de mercurio sobre el sol, el dia 9 de noviembre de 1802, me sorprendió ciertamente lo adelantado de la Nueva España respecto de la de las partes de la América meridional que acababa de recorrer. Este contraste me excitaba á un mismo tiempo á estudiar muy particularmente la estadística del reino de Méjico, y á investigar las causas que mas han influido en los progresos de la poblacion y de la industria nacional”.

Sobre parte del trabajo de este gran pensador alemán, que abarca las facetas de geógrafo, astrónomo, humanista y naturalista, esta semana en el marco de la Cátedra Julio Cortázar de la UdeG, el filólogo Ottmar Ette dictará la conferencia magistral “Alejandro de Humboldt y sus Diarios Americanos”, en el Paraninfo Enrique Díaz de Léon.

Ottmar Ette nació en Selva Negra en 1956, y es catedrático de Literaturas Románicas en la Universidad de Potsdam desde 1995. Es director del proyecto de investigación Los diarios de viaje de Alexander von Humboldt: genealogía, cronología y epistemología (2014-2017), así como desde el 2015 del proyecto a largo plazo Alexander von Humboldt viajando-Ciencia en movimiento, con duración de dieciocho años.

Pese a la admiración que sintió Humboldt por estas tierras y que nunca cuajó del todo, cuando decía que “ninguna ciudad del nuevo continente, sin exceptuar los Estados Unidos, presenta establecimientos científicos tan grandes y sólidos como la ciudad de México”, o que “el vasto reino de la Nueva España, bien cultivado produciría por sí solo todo lo que el comercio va a buscar en el resto del globo”, su obra es un referente para entender el pensamiento humano y a nuestra patria, sobre todo cuando hace más de doscientos años decía que “México es el país de la desigualdad. Acaso en ninguna parte la hay más espantosa en la distribución de fortunas, civilización, cultivo de la tierra y población”.

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