La nueva era del Derecho

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La reforma penal en México está en plena transformación, la cual permitirá que se lleve a cabo una nueva manera de impartición de justicia, entre la que resaltan los juicios orales. Por tal motivo, el experto del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Miguel Carbonell, expuso en su conferencia magistral “Retos y desafíos de la reforma penal mexicana”, dentro del programa de la Universidad Internacional de Verano (UIV) del Centro Universitario de los Lagos, cinco desafíos que se anteponen a la implementación de la nueva era del Derecho en México.

“Yo lo que veo es que los estudiantes son los más entusiasmados, pues renueva la fe en el Derecho, en el cambio jurídico, en un estado de derecho que tenemos que construir, porque los estudiantes verdaderamente le están echando ganas y ellos ya entendieron lo que muchos abogados de otras generaciones no han entendido o no han querido entender, que es que este cambio modifica radicalmente la manera de ejercer el Derecho en nuestro país por un lado y por otro lado que es un cambio que llegó para quedarse”.

Entre los desafíos y los retos que Miguel Carbonell avizora de la reforma penal mexicana, enumera la normatividad, pero sobre todo el actuar de todos los implicados en los procesos legales y la propia infraestructura que los juicios orales y la ley demandará como espacios adecuados para las audiencias y para los espacios para la mediación.

“El sistema está pensado para que no todo llegue a juicio, de hecho los casos que llegan a juicio ahorita donde ya funciona la reforma son muy pocos. Por ejemplo, en DF se han celebrado cero juicios orales y hablamos de la capital de la república, donde viven 8 millones de personas”.

La capacitación de los actores será una cuestión que marcará el rumbo correcto de este proceso, pues, según expone Carbonell, es necesario que los actores “aprendan y reaprendan” a hacer su trabajo. En este punto dice que están involucrados desde los jueces, los del Ministerio Público, los defensores públicos y privados, ministros y hasta los propios elementos policiales.

“(Ésta) no debe ser una reforma de abogados para abogados. Esto tiene que permear a la sociedad si queremos que funcione, sino vamos a cosechar las semillas de la contrarreforma. Los medios de comunicación y la ciudadanía deben saber que hay un nuevo sistema y en eso las universidades tienen un papel importante. El buen abogado del siglo XXI, no es ni el que mete más procedimientos o demandas, sino que es el que resuelve problemas de manera rápida y barata, me refiero no generándole un periodo de resolución de problema al cliente”.

Otro de los puntos donde las universidades deben jugar un papel preponderante es en la formación de las nuevas generaciones de abogados, pues según comenta el investigador de la UNAM, “la reforma es una transformación estructural del sistema penal mexicano y es un cambio generacional para los nuevos abogados, esto depende de la calidad de los profesores”.

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