La Naranja remasterizada de Kubrick

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Stanley Kubrick (1929), el que creció en un barrio del Bronx, en Nueva York, el adicto al cine, al ajedrez, a la música, a la fotografía y al arte en general desde temprana edad. El que acudía con frecuencia al cine Loew’s Paradise y que pasaba horas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, para luego trabajar como fotógrafo en la revista Look. Kubrick, el que prefirió vivir en Inglaterra, el admirado por otros directores, como Woody Allen, Martin Scorsese o el mismo Orson Welles, quien decía que de la nueva generación de realizadores, era el trabajo de Stanley el que le parecía interesante. El calculador, el obsesivo, el que murió a los 70 años, poco después de montar su última película: Eyes wide shut (1999). Stanley Kubrick, que para festejar su aniversario luctuoso número 10, su productora Warner Bros decidió remasterizar en el formato original de 35 mm una de las obras más importantes en su filmografía: Naranja mecánica (1971), estrenada hace unos días en las salas comerciales de Europa y que podría llegar al continente americano el próximo año.

El hombre mecánico
La película Naranja mecánica (A clockwork orange) está basada en la novela del mismo nombre, del escritor británico Anthony Burgess, publicada en 1962. La obra es una reflexión sobre la violencia y los mecanismos poco convencionales del sistema para erradicarla. Sucesora de las distopías 1984 y Un mundo feliz, A clockwork orange también es una novela polémica y futurista, que plantea desde el inicio si el hombre es violento por naturaleza.
Burgess muestra a una Gran Bretaña en un futuro indeterminado, donde el gobierno, ante el incremento de criminalidad, pretende acabar con la violencia a través del método innovador y conductista “Ludovico”. El conejillo de indias será Alex DeLarge, líder de una pandilla juvenil que realiza actos de ultraviolencia, como violar y matar. El programa consiste en inyectarle un medicamento y obligarle a ver fragmentos de películas que muestran actos violentos acompañados de música clásica de Bethoveen, que es la música que le gusta y que asocia a sus actos vandálicos. El medicamento le provoca ganas de vomitar. Alex asocia el malestar con los videos de ultraviolencia, por lo que termina obligado a hacer el bien y a sentir repulsión por la maldad.
El autor cuestiona los métodos del Estado para controlar al hombre, quien termina como una máquina, condicionado y sin libertad, lo que explica que el título de la novela esté relacionado con los principios pavlovianos o mecánicos que generan respuestas condicionadas.
Orange proviene del vocablo ourang, de Malasia (donde Burgess vivió algunos años) y significa persona. Por lo que también puede interpretarse como “el hombre mecánico”.

La película
La novela está escrita en primera persona, con el lenguaje nadsat, una mezcla del habla coloquial de los jóvenes rusos con el dialecto cockney londinense, con la idea de volver la obra atemporal. Kubrick respeta esto y durante todo el film escuchamos la voz en off de Alex como el narrador de su propia historia, interpretado por el actor Malcom McDowell.
El guión de la película está basado en la edición literaria hecha para Estados Unidos y no incluye el capítulo final, donde Alex se regenera y se integra a la sociedad como un hombre de bien. A Kubrick no le interesó este final, pues le parecía absurda la regeneración de Alex. Burgees criticó el final que el director estadunidense le dio a su cinta. Sin embargo, fue la película la que logró la internacionalización de la obra.
Durante su estreno en Gran Bretaña, la cinta causó controversia por sus escenas violentas. Por esos días se desató una serie de actos vandálicos que fueron asociados con la película, por lo que Kubrick ordenó a Warner Bros que la retirara de todas las salas del Reino Unido. Fue hasta 1999, luego de su muerte, que volvieron a exhibir la película. A su vez, el filme fue elogiado por sus innovaciones técnicas, como el uso de cámara rápida y lenta, el empleo de nuevos equipos de iluminación, el uso de cámaras de mano y de micrófonos para grabar el diálogo desde la escena misma.

Arte y erotismo
La película tiene una fuerte carga de erotismo, representada en el arte. Desde la primera secuencia, en que Alex y sus drugos acuden al bar Kovoko, se puede apreciar el interés de Kubrick por los detalles: las mesas son esculturas de mujeres desnudas a cuatro patas y bocarriba. Es un arte pop al estilo Andy Warhol, como la escultura del pene gigante en la casa de la mujer que vive con los gatos o la serie de pinturas que muestran a mujeres en posiciones eróticas. Los cuatro cristos desnudos tomados de los brazos y levantando una pierna en la habitación de Alex.
Kubrick contó con la participación de varios artistas, entre éstos su propia esposa, Christiane, una reconocida pintora. El vestuario es otro elemento erótico y futurista: la madre de Alex viste minifalda, botas y pelucas de colores, mientras que la indumentaria de los drugos incluye exagerados bragueros.
Otro punto de interés es la intertextualidad en el film, como cuando Alex entra en la tienda de discos y en el mostrador se ve un cartel de la banda sonora de 2001 Odisea del espacio. La música es otro elemento destacable. El compositor Walter Carlos emplea la electrónica y recrea con sintetizadores la marcha fúnebre de Henry Purcell en la obertura de la película. La música clásica también aparece en versión original, como la propia “Novena”, de Beethoven, cuando Alex se masturba en su cuarto, luego de haber atacado al escritor y a su mujer. Por cierto, el ataque al escritor y a su mujer fue uno de los puntos que inspiraron a Burgees a escribir esta obra, ya que durante la Segunda Guerra Mundial, su esposa fue violada en Londres por soldados norteamericanos, mientras él servía en Gibraltar.

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