La lucha no es sencilla

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Desde octubre de 2012 La gaceta ha documentado la defensa que ha hecho un grupo de ciudadanos a la única área montañosa no edificada que se encuentra dentro del perímetro sur de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y del Periférico Manuel Gómez Morín: el Cerro del Tesoro o Cerro del Gachupín, con una extensión de más de 136 mil hectáreas.

Los vecinos que viven alrededor del cerro, agrupados en la asociación Cerro Guardián del Agua, en conjunto con la comunidad indígena de Santa María Tequepexpan —dueños de la zona desde el período colonial, según certifican títulos virreinales—, e investigadores del Instituto de Derecho Ambiental (IDEA), están tratando de detener la urbanización en las laderas por parte de constructoras. Insistieron en ello el pasado 14 de abril durante una reunión vecinal.

“Fraccionar estos lugares acarrea que después no habrá quién detenga los arrastres del agua y tampoco quién la absorba. Hay países que están haciendo grandes obras de infraestructura para captar el agua de sus cerros y para que sus drenajes y alcantarillados la recuperen, preparándose para el cambio climático, mientras que nosotros, todo lo que vemos sólo lo queremos llenar de casas. Debemos repensar que nuestras ciudades deben cambiar y recuperar los espacios verdes para prepararnos ante sequías y eventos extremos del agua”, mencionó Raquel Gutiérrez Nájera, presidenta del IDEA, abogada ambiental e investigadora de la Universidad de Guadalajara.

Cabe recordar que el 29 de enero de 2013, los afectados presentaron una demanda de amparo ante el Juzgado Sexto de Distrito en Materia Administrativa y de Trabajo del Tercer Circuito, expediente con el folio 208/2013. El 13 de marzo del mismo año, dicho juzgado notificó que harían válido el derecho de los vecinos protectores del cerro, con el fin de mantenerlo como un área verde protegida.

No obstante, Gutiérrez Nájera y los vecinos informaron que han sido testigos de “los avances en la destrucción del cerro a pesar de que hay una decisión federal que lo protege, misma que fue avalada por la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación. El Cerro del Gachupín hace poco integraba un área de conservación protegida en razón de las ventajas ecológicas y de captación de agua, era una zona de libre acceso al público y el único terreno montañoso dentro del periférico que además contaba con cuevas valiosas”, dijo Humberto Ortega Villaseñor, representante de Cerro Guardián del Agua y vecino del lugar desde hace 26 años.

Pero la urbanización del cerro ha impactado su estructura hidrológico-ambiental y ha causado la pérdida de decenas de especies de flora y fauna que existían en el área (algunas endémicas), reiteró Gutiérrez Nájera.

Cabe recordar que IDEA realizó un peritaje ambiental en la zona afectada, el cual evidenció la pérdida de zonas verdes y por lo tanto del hábitat de especies de fauna como aves, reptiles, ardillas y anfibios (La gaceta 765): “Son una recarga muy importante que abastece los mantos freáticos de los acuíferos de Toluquilla. Si se sigue impermeabilizando, la ZMG seguirá careciendo de agua como sucede en El Bajío”.

Los ciudadanos e IDEA apuestan a que se detengan las obras y se destruyan las casas y departamentos que actualmente se observan desde la calle Uxmal y la avenida Sierra de Tapalpa, situación que desde la perspectiva de la investigadora de la UdeG es viable.

“Estos no son casos sencillos, peleamos contra el poder económico y contra la autoridad. El caso de la presa de Arcediano nos llevó nueve años y al final la autoridad revocó la autorización en materia de impacto ambiental. En Nayarit, una comunidad lleva diez años peleando por sus derechos. Con esto les quiero decir que las luchas no son sencillas”.

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