La herencia de Calderón

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MÉXICO, D.F., 02SEPTIEMBRE2010.- El presidente Felipe Calderón durante el mensaje presidencial por motivo del 4to Informe de Gobierno que se realizo en el patio de Palacio Nacional. FOTO: RODOLFO ANGULO/CUARTOSCURO.COM

Graves pendientes sociales y económicos, atenuados sólo por un manejo de cifras económicas globales de buen reconocimiento internacional, y algunos destellos en temas como la salud y el empleo, son una parte del balance del sexenio ahora agónico de Felipe Calderón Hinojosa. Pero sin duda una nube negra y amenazante es el tema de la seguridad, la herencia más agobiante para los ciudadanos.
“Su principal propuesta de campaña, la del empleo, no fue cumplida en términos eficientes, pues fue impactada por dos crisis financieras: una en Estados Unidos (2008) y la europea (2011-2012). Eso afectó negativamente la economía mexicana en lo general”, opina Mauricio Ramírez Grajeda, profesor investigador del Departamento de Métodos Cuantitativos, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), de la Universidad de Guadalajara.
Explica que, en términos generales, el desempeño económico del país “ha sido bastante mediocre”, aun cuando en las secretarías de Hacienda y de Economía se aseguró que existieran finanzas públicas sanas.
De esta forma, aunque la prevalencia de las finanzas sanas es un hecho cierto, hay otros indicadores como la existencia y consolidación durante este sexenio de monopolios oficiales y privados, como los energéticos (CFE y Pemex), el de las telecomunicaciones y los oligopolios en medios de comunicación, a los que se agrega entre otros el cemento.“Las consecuencias son que tenemos precios altos, existe una oferta limitada, lo que perjudica finalmente el bienestar social”.
Otro de los problemas –que se está heredando- es el del mercado laboral, en el que ha sido notorio el caso de la rigidez laboral. “Es caro contratar a alguien y es caro despedir a alguien. También está el caso de la seguridad social, en el que se expresan problemas financieros fuertes. Eso está ligado con el sistema laboral, donde prevalecen sindicatos con ciertos sectores privilegiados”.
La tercera deuda de Calderón, de acuerdo al especialista, es el tema de la seguridad en México, pues las estadísticas sobre homicidios y muertes violentas demuestran que el grado de criminalidad ha aumentado.

La inseguridad: una constante
Para Angelina Hernández Pérez, investigadora del CUCEA, han quedado muchos problemas en la agenda de Felipe Calderón. “El principal es la demanda de todos los ciudadanos: la inseguridad, que ya existía, pero a la que se agregaron nuevos fenómenos en el país, como el temor, lo que ha sido una de las causas de la pérdida de su partido (el PAN) en las elecciones”.
Entre otros datos contundentes, Hernández señala que las cuatro dependencias encargadas de la seguridad: Sedena, SSP, Semar y PGR, comenzaron gastando -entre las cuatro- 54 mil millones de pesos y al final del sexenio han experimentando un aumento, hasta llegar a 132 mil millones en 2012 y la que más incrementó fue la SSP. “Es mucho dinero y los resultados han sido negativos, así como más de 50 mil muertos”.
Otro de los temas es el de la pobreza, “a pesar de que hay alrededor de 130 programas para enfrentar la pobreza. En 2010, la cifra era de 58.5 millones de pobres, la que aumentó con relación a 2008, cuando estaba en 48.2 millones de pobres. Esto significa que este sexenio produjo 10 millones de pobres en sólo dos años”.
La investigadora recalca que el censo de 2010 ayuda a demostrar que de 112 millones de habitantes, casi la mitad está en alguna situación de pobreza. Otro dato contundente es que en el ámbito nacional, el 20 por ciento de las personas más pobres se mantienen con el tres por ciento del ingreso total. En tanto, el 20 por ciento de las personas más ricas del país concentra el 54 por ciento de este mismo ingreso, “es decir, este es un indicador de desigualdad muy fuerte”.
Para Hernández Pérez, una de las razones por las que no se pudo superar la pobreza es la deuda que deja Calderón, que pasa de 1.9 billones de pesos (2006) a 5.2 billones de pesos (2012), incremento funesto que sobrepasa lo que indica como prudente el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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