En el primer cuatrimestre de 2009 se leía en titulares de diarios del país: “Epidemia de influenza ataca a México: Salud” (El Universal, Abril 24), “La influenza A/H1N1, la primera pandemia del siglo, señala la OMS” (La Jornada, Junio 12).  Cinco años después la atención se vuelca en dos hechos: “Brote de ébola en África ‘fuera de control’” (BBC Mundo, Junio 20) y “El virus chikungunya prende alarmas en el Caribe y Centroamérica” (CNN México, Junio 23).

Dos virus de origen africano. El primer brote de la fiebre chikungunya, se presentó en el sur de Tanzania en 1952, mientras que el ébola, cuyo nombre hace referencia al río homónimo ubicado en la República Democrática del Congo, fue identificado por primera vez en 1976.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La fiebre chikungunya se ha detectado en casi 40 países de Asia, África, Europa y las Américas”, y respecto al ébola, esta es la primera vez que se registran casos en África Occidental, ya que anteriormente siempre se habían producido en África Central.

La semana pasada un hospital de Valencia, España, activó el protocolo de actuación ante un posible contagio de ébola, tras el ingreso de un hombre procedente de un vuelo desde un país africano.

Mientras que en México, hasta el cierre de esta edición, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud (SSA), Pablo Kuri Morales, informó del primer caso de contagio del virus chikungunya, que sucesivamente fue confirmado por la Secretaría de Salud Jalisco. Se trata de una mujer de 39 años que contrajo la enfermedad durante una estancia deportiva en Antigua y Barbuda.

La chikungunya es una enfermedad que llega para quedarse, dice el maestro en ciencias Ezequiel Magallón Gastélum, del Departamento de Salud Pública, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, quien refiere que información médica sobre el virus sólo ha sido difundida a nivel nacional en Foro celebrado del 19 al 21 de junio en Tapachula, Chiapas. Respecto al ébola, opina que es alarmante que se haya salido de control después de años de monitoreo y de haber sido aislado, por su peligrosidad y el fácil contagio.

Dos enfermedades, cuatro continentes atentos al desarrollo de las mismas y sin tratamiento específico, ni vacuna para erradicarlas. Sólo queda atender los síntomas.

El especialista asevera que el virus chikungunya ya está presente en México y él pone en duda que esté en funcionamiento una red de laboratorios certificados, como dice el Secretario de Salud, para detectar la enfermedad, e incluso que hospitales y laboratorios cuenten con el antígeno para el virus chikungunya. Afirma también que los médicos “están completamente desubicados” y desinformados, aún cuando son, o deberían ser, los primeros censores del virus.

En este sentido, falta capacitación y actualización para detectar los síntomas, porque en ocasiones los confunden con el dengue, u otras enfermedades como artritis o de origen genético.

Atribuye el fallo de socialización de la información entre la población y las autoridades de salud, al hecho de que no se ha confirmado su transmisión en México, pues el conocido hasta ahora es importado. Por lo que urge informar a la población y a los profesionales de la salud. “Más que preocuparnos por los enfermos, hay que ocuparnos en la prevención y control de los vectores de estas enfermedades. En tanto la población responda a estas medidas se minimizará que entre con más fuerza la enfermedad”.

Para quienes deseen informarse sobre el tema, recomienda el manual de la Organización Panamericana de la Salud “Preparación y respuesta ante la eventual introducción del virus chikungunya en las Américas”.

El retorno de paisanos

La presencia de los vectores Ae- des aegypti y Aedes albopictus en el país, así como cambios en las condiciones climatológicas favorables para su reproducción, son factores que favorecen la propagación del virus. A esto hay que sumarle el tránsito de personas portadoras de la enfermedad y el riesgo del paso de migrantes de a pie.

En Tapachula, Chiapas, ubicado a 15 minutos de la frontera con Guatemala, “el riesgo es alto porque tenemos el agente y el vector que puede transmitir” el virus, dice vía telefónica Maximiliano López García, director de la Escuela de Medici- na Humana, de la Universidad Autónoma de Chiapas.

Resalta que “no hay control realmente de la migración. Es un problema complejo. La frontera es permeable. No hay muro. Lo único que nos divide es el río”.

La frontera entre Guatemala y Chiapas tiene una extensión de 654 kilómetros cua- drados, y el Instituto Nacional de Migración de México señala 11 puntos de internación al país por dicho estado.

“Es indiscutible que el virus va entrar. Tenemos los vectores”, además del tema de la movilidad, que es parte también de la globalización de las enfermedades, refiere Magallón Gastélum.

La paciente detectada con el virus proce- dente de Antigua y Barbuda, “fue, llegó, a lo mejor estuvo conviviendo con muchas personas, no presentó síntomas y, hasta cuando enfermó acudió al hospital, ¿qué paso en todo ese tiempo? ¿Habría cerco sanitario en los lugares que estuvo?”, cuestiona el profesor investigador del CUCS.

Anteriormente quien viajaba a Sudamérica acudía a la Secretaría de Salud a recibir tratamiento contra el paludismo y va- cunarse contra la fiebre amarilla, presente actualmente en Brasil y que podría reintro- ducirse a México ante el retorno de turistas del país sede de la copa del Mundial de futbol. Por lo que se debe estar atentos al respecto, dice.

Aún con ese panorama, en las aduanas es inexistente un sistema de filtro sanitario de quienes ingresan y egresan del país. En Brasil, la información que reciben los turistas es sólo sobre el Mundial, y en México se carece de revisiones médicas e información para el viajero, cuenta Karina García Suárez, del Departamento de Salud Pública, del CUCS, quien viajó recientemente al país sudamericano.

“Yo viajé México-Atlanta-Brasil. Las filas para abordar eran impresionantes, y las aduanas estaban saturadas de personas. En el tiempo de espera de conexión de vuelos observé que no existía información gráfica de recomendaciones de protección para el viajero o de cartilla de vacunación previa para viajar al Sur, ningún filtro sanitario, ni uso de gel antibacterial. Al llegar a Brasil, tampoco había alguna pancarta anunciando precauciones para evitar enfermedades o algún contagio. Tenía conocimiento previo de la presencia del dengue en ese país y comentando con residentes de San Paulo y Río de Janeiro, me dijeron que habían tenido brotes de forma exagerada”.

García Suárez atribuye la falta de vigilancia sanitaria en las aduanas al tema de la copa de futbol. “No quisieron alarmar a los extranjeros que acudían a Brasil, había mucha vigilancia, pero ninguna enfermera o médico”.

Ante el retorno de mexicanos que acudieron al Mundial, recomendó la implementación de protocolos de revisión extensiva en las aduanas de conexión con Brasil para evitar contagios. Asimismo, quienes viajen fuera del país deben informarse sobre cuáles son las enfermedades más comunes o contagiosas que puedan evitarse. Un sitio puede ser el portal de la Organización Mun- dial de la Salud (http://www.who.int/es/). “En la página de Secretaría de Relaciones Exteriores no informan nada, sólo que no se necesita visa, es lo único. No hay información en los aeropuertos y no hay ningún stand de información de enfermedades.

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