La familia como cadalso

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Seis de cada diez suicidios que se consuman en Jalisco, tienen como una de sus causas los problemas en el seno del hogar. Hay familias que reúnen diversos factores de riesgo, como una dinámica disfuncional, con inadecuación de roles, donde el padre está ausente, tiene un perfil débil para proporcionar las bases de una adecuada autoestima o es agresivo, dominante y sigue un esquema autoritario, afirmó Francisco José Gutiérrez Rodríguez, director del Centro de Evaluación Psicológica, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
Detalló que en el caso de los adolescentes, los problemas familiares llegan a marcar una influencia decisiva. Puede ser un factor detonante la violencia intrafamiliar. Otras causas pueden ser las comparaciones entre los hijos (donde los padres exaltan las características negativas de algunos de ellos), además de los modelos de comunicación basados en el chantaje emocional que provocan sentimientos de culpa en la persona, aunado a factores como tristeza, depresión y trastornos de ansiedad.
Sobre el perfil de las familias de los suicidas, en un estudio realizado por Luz de Lourdes Eguiluz Romo, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que lo mismo hay suicidas en familias nucleares que en familias extensas. Sin embargo, “las familias nucleares aisladas y con un solo hijo es un elemento que sí puede hacer una diferencia entre aquellas familias extensas y que viven en un grupo social de pertenencia amplio, donde hay nexos de solidaridad. En la primera puede haber mayor ideación suicida.
”Las familias integradas –aquellas cuyos miembros tienen lazos afectivos entre ellos y se reúnen en las fechas conmemorativas– también hacen una diferencia en comparación a las desintegradas. En estas últimas hay mayor riesgo de que alguno de sus miembros piense en quitarse la vida”.
Lourdes Eguiluz impartió la conferencia “Familia y suicidio, investigaciones recientes”, en el auditorio de Patología, del CUCS, dentro del I Congreso internacional de terapia familiar. La académica señaló como factor de riesgo los límites difusos. “Muchas veces los muchachos no saben a qué atenerse, sobre las reglas a seguir dentro del seno familiar. No saben a ciencia cierta qué está permitido y qué no. Algunos expresan: ‘No sé qué hacer. Si llego tarde, mi mamá me regaña; si es temprano, también’. Estas normas poco claras generan mucha confusión entre los jóvenes y pueden ser motivo de conflicto”.
El suicidio es una manera de morir que puede evitarse. No está determinado, ni biológicamente heredado. Muchas gente cree que sí, pero no es un patrimonio que pase de generación en generación. Problemas como la depresión sí pueden tener causas biológicas, pero no necesariamente las personas con este problema se quitan la vida.

Síntomas
Muchas veces los familiares tienen información que no saben codificar, que aumentan la probabilidad de riesgo de una crisis suicida. A veces cree que la persona que amenaza con quitarse la vida está chantajeando a la familia, de que no lo va a lograr y que sólo quiere llamar la atención. Por lo que se hace caso omiso a las señales de alarma. Dos terceras partes de los suicidios consumados en la zona metropolitana de Guadalajara, tienen como antecedentes de uno a tres intentos previos, continuó José Gutiérrez Rodríguez.
Los niños no se escapan de intentar varias veces quitarse la vida. “En la UNAM estamos atendiendo un caso de un niño con 10 años y tres intentos de suicidio”, agregó Lourdes Eguiluz.
Gutiérrez Rodríguez, quien encabeza la investigación Una década del suicidio en Jalisco hizo énfasis en prestar atención a los factores de riesgo: El individuo que piensa suicidarse es común que regale sus pertenencias y fantasea en torno a lo que se siente morir. “Hay veces que ya se tiene en mente la hora y el día del suicidio. Esto es más riesgoso porque hay un plan estructurado. El peligro no es el mismo cuando el plan es vago y poco específico”.
La familia tiene que tener conocimiento sobre lo que son los primeros auxilios psicológicos, previos a la consulta de un especialista. Éstos son: mantener la comunicación, no prometer nada que no se pueda cumplir, tratar de ocuparlo en actividades que lo motiven e incrementen su nivel de satisfacción, no hablar de los problemas todos a la vez, utilizar un sentido esperanzador, proporcionar enlace con las fuentes de ayuda clínicas y tratar de identificar las causas de la crisis: si es por depresión, drogas o una ruptura emocional, y por último, recibir la orientación de un especialista.
Lourdes Eguiluz refirió que es más sencillo trabajar desde el punto de vista psicológico la ideación suicida que cuando ha habido uno o varios intentos.
Por cada persona que llega a consumar un suicidio se estima que alrededor de seis personas pueden resultar afectadas. “Sobre todo la madre puede vivir duelos complicados. Los padres tienen el rol de velar por el bienestar de los hijos. Cuando uno de ellos llega a privarse de la vida se cuestiona si ha cumplido bien con sus funciones”, finalizó Gutiérrez Rodríguez.

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