La duda en el aire

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El proceso electoral avanza en medio de una atmósfera incierta que envuelve la actuación de los medios de comunicación y sus comunicadores. El cuadro es complejo: ignorantes unos, confundidos otros y los más, expuestos a que los partidos y candidatos los lleven a una vertiente de reclamos y de opiniones que afectarán los contenidos dirigidos a los ciudadanos.
El comunicador y conductor, Agustín Ramírez Góngora, de DK Radiorama Guadalajara y académico de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), afirma trabajar en medio de la duda: “La legislación actual es muy ambigua, muy contradictoria y esto ocurre por la interpretación que le otorgan las diferentes autoridades a la misma”.
Para el especialista existen contradicciones que pueden calificarse de graves y continuas entre instituciones oficiales cuya materia de trabajo es la interpretación de la ley y la actuación de los medios de comunicación.
“Cuando el IFE (Instituto Federal Electoral) dice una cosa, el Tribunal Federal (Trife) asegura otra y un Trife local agrega otra sobre una misma situación o situaciones homólogas. Los comunicadores nos damos cuenta que en la legislación hay vacíos”.
Para Ramírez Góngora, con amplia trayectoria en la conducción y producción de programas informativos y de opinión en los medios locales, hace falta que exista el involucramiento de especialistas que se dediquen a la profesión, como comunicólogos, “para que legislen en función de los contenidos, los mensajes, la semántica, la semiótica y la interpretación que deben tener”.
“Con todas las condiciones que se han descrito de este marco legal, los tiempos que se aproximan serán de mucha incertidumbre, sobre todo para los trabajadores de los medios de comunicación. Por ejemplo, para quienes estamos al aire será si lo que dices al micrófono, algún actor político u otro personaje lo va interpretar de cierta forma y va tratar de meterte en un problema”.
El académico dijo que la impresión general de la ley es que está mal planteada, que la elaboraron apresuradamente y conforme al interés político de quienes la redactaron.

Una línea muy delgada
Para la maestra Angélica Cázares Alvarado, académica del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), primero habrá que reflexionar sobre lo que consigna la Constitución y luego los códigos electorales locales, como en el caso de Jalisco, para tener una idea de las diferencias entre comunicación institucional y lo que se refiere a la generación de programas de opinión.
“En el caso del IFE y del Trife han revisado lo que puede considerarse campaña, información, propaganda, etcétera y efectivamente hay una línea muy delgada en la norma que tendrían que analizar los órganos electorales y los tribunales, para fijar lineamientos en los que se consideren de forma clara, las campañas, comentarios sesgados, alabanzas a gobiernos en el poder y una amplia gama de acciones de orientación”.
Cázares Alvarado insiste en que hay que precisar en dónde está esa línea tan delgada, entre lo que es una operación de imagen de candidato y partido y una tarea de información. En el caso de programas de opinión, establecer hasta dónde se checan los contenidos en referencia a un ejercicio de gobierno institucional y hasta dónde se puede brincar a la descripción positiva o negativa de un personaje derivado de ese gobierno.
“Por el momento trabajamos en alerta y si alguna autoridad nos previene y nos dice esto está mal hecho, lo corregimos. El problema más grave es que se han sobrepuesto los intereses de los partidos políticos sobre la libertad de expresión”, concluyó Angélica Cázares Alvarado.

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