La doble moral del tapatío

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catedral de Guadalajara misa por la tarde del miercoles 11 de febrero del 2009

La vida de muchos tapatíos está teñida por la doble moral. Ésta sale a relucir en el ámbito público, privado y en todos los estratos sociales, afirmó Alfredo Rico Chávez, académico del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
La doble moral es la negociación que la gente hace con ciertos valores impuestos o establecidos a partir de un estereotipo, así como el ejercicio de prácticas que contradicen esos principios. Los enuncian y reconocen, pero en la vida cotidiana los niegan porque hacen lo opuesto.
El hecho de que el individuo sea manipulado por dos fuerzas internas: una que lo impulsa a realizar determinada acción y otra que lo detiene, genera incertidumbre, inconsistencia y pérdida de identidad, de ahí lo negativo de la doble moral, añadió Héctor Camilo Sánchez Beltrán, académico del Departamento de Clínicas de Salud Mental, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud.
“Los tapatíos tenemos fama de tener una doble moral porque planteamos un discurso en el que recogemos los valores y los principios de la religión católica, pero practicamos otros. La negociación que hacemos entre el pensar y el hacer es inconsciente, no nos damos cuenta: le damos mordida al tránsito y al mismo tiempo exigimos a nuestros hijos que sean honestos porque así lo dice nuestra religión, así lo dice el catecismo… También nos escandalizamos porque en el gobierno hay funcionarios que roban, pero nosotros no dudamos en sobornarlos para que nos agilicen un trámite”, continuó Alfredo Rico.
Para Sánchez Beltrán la doble moral no es ajena a sociedades conservadoras donde la Iglesia predomina y tiene dominio. La religión católica tiene como característica establecer patrones de legitimidad propia. Lo que no va de acuerdo a su visión y sus preceptos es considerado como pecado, como lo incorrecto, lo que no se debe de hacer.
Esto no significa necesariamente que los valores católicos sean malos y que los actuales sean buenos. “No tiene que ver con el bien o con el mal, sino con la manera en que cada uno asume o reconoce ciertos valores y es consecuente con ellos”, agregó Alfredo Rico.

Antidemocráticos e intolerantes
La doble moral está relacionada con la intolerancia y el no respeto a la diferencia. Tiene lugar en las sociedades antidemocráticas, autoritarias y fundamentalistas. “Un ejemplo de intolerancia lo encarna nuestro gobernador. A quienes no piensan como él, los insulta. ”.
El investigador Alfredo Rico indicó que en Jalisco no hay democracia en estricto sentido. Ésta no se limita a los procesos electorales. Tiene que ver con una práctica de convivencia ciudadana y civil donde la tolerancia, el respeto a la diversidad, el diálogo y el reconocer que el otro tiene derecho a no estar de acuerdo están presentes en las relaciones cotidianas.
Muchos tapatíos quieren imponer a otros su manera de entender y asumir las relaciones humanas y las prácticas sociales. En esta ciudad el proceso de transformación social no va acompañado del cambio en los valores y de la acepción que se tiene de la vida y las prácticas humanas. Hay modelos que se ciñen a nociones pasadas y conservadoras, pero no se transforman y adecúan a la sociedad. “Es como querer utilizar caballo por la avenida Alcalde. Es prácticamente imposible, y aunque yo sea un promotor de que este animal no es contaminante y es mejor como vehículo, no lo voy a poder usar y voy a tener que manejar un automóvil”.
Actualmente ya se habla del respeto a la diversidad sexual y al derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. “La Iglesia condena todo eso, pero sus principios se contradicen con la práctica cotidiana. Como consecuencia, hay señoras que van todos los días a misa, pero si sus hijas salen embarazadas las llevan a abortar a Houston o al Distrito Federal”.
Camilo Sánchez Beltrán señaló que la doble moral que gira en torno al catolicismo tiene mucho que ver con la perspectiva de género. Quienes la han impulsado son los hombres católicos, quienes han promovido una masculinidad cómplice que favorece a los de su propio sexo.

¿Por qué somos así?
Los tapatíos están formados dentro de dos tradiciones antidemocráticas: una es la religión católica y una considerable carga histórica de gobiernos autoritarios. Lo que permitía resolver los conflictos sociales no eran las reglas claras, de convivencia democrática, sino las componendas, los privilegios y los arreglos debajo de la mesa. “Eso fue lo que aprendimos y eso es lo que reproducimos”, indicó Alfredo Rico.
En el Distrito Federal hay una mayor carga de valores democráticos, de respeto a la diversidad. Los actores sociales colectivos encapsulan o restringen a los que tienen planteamientos conservadores. Esta ciudad tiene otra tradición. “También hubo gobiernos autoritarios, pero una serie de acontecimientos modificaron a la sociedad: el terremoto de 1985 incentivó la participación ciudadana, las autoridades fueron rebasadas y se construyó una nueva forma de vivir la relación entre la autoridad y la ciudadanía. Asimismo hubo un movimiento estudiantil en el 68 que marcó la identidad colectiva”.
Las distintas formas de ser entre los defeños y los tapatíos son evidentes. “Mientras aquí las señoras salen a protestar en contra de las prácticas que según su opinión atentan contra la moral y las buenas costumbres, estas manifestaciones no ocurren en la misma magnitud en el Distrito Federal”.
El investigador aclaró que también en la capital del país hay individuos con doble moral, pero en el caso de los tapatíos la doble moral que los estigmatiza así, proviene de una tradición católica y de gobiernos autoritarios.

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