La difícil tarea de enseñar

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El docente puede ser la diferencia en la educación de calidad. Como transmisor del conocimiento y ejecutor directo de la relación entre el sistema de educación y los alumnos, el maestro se ha vuelto el elemento central de la educación.
En el caso de los jóvenes que están incorporándose al magisterio, como recién egresados de la Escuelas Normales en Jalisco y de licenciaturas en educación, especialistas opinan que deben tener en cuenta que entran a un entorno muy profesionalizado. Muy buena formación y un compromiso muy alto deben ser las bases de los jóvenes educadores.
“Cuando un profesor entra en un aula, su labor no es sencilla sino bastante compleja porque tiene estudiantes de todo, tiene que ser el mediador en situaciones muy diversas. Debemos tener un profesor bien preparado, sensible y que esté dispuesto a cumplir con esta labor profesional”, explicó María Luisa Chavoya Peña, investigadora del Departamento en Estudios en Educación de la Universidad de Guadalajara.
A partir del mes de julio, cuando Karen García Santos se gradúe de la licenciatura en Educación Primaria, podrá poner en práctica las herramientas que en su proceso de formación de cuatro años le fueron dadas en la escuela Fray Martín de Valencia ubicada en el municipio de Etzatlán, Jalisco. Sin embargo, en el tiempo que lleva prestando su servicio social, Karen se ha dado cuenta de que el panorama no es tan fácil como se lo describían en sus clases.
“En la escuela nos decían que era algo fácil, que podías plantear diferentes propuestas, algo que considero que no es así. Si se pueden aplicar algunas herramientas, pero tienes que crear tus propias estrategias”.
No sólo en la escuela le decían que era fácil, sino algunos miembros de su familia que también son profesores, una de las razones por las que decidió ser maestra, además de su interés por ayudar y educar a los niños.
Para Karen, estar en frente de un grupo de alumnos no es sencillo y mantener cierta disciplina mucho menos, pues considera que el hecho de que los padres de familia no se interesen en inculcar valores a los niños desde la casa, repercute en generaciones más indisciplinadas.
La joven de 22 años, considera que en la escuela recibió la formación adecuada para ser una profesional de la educación, con todo se dice al tanto de los problemas del sistema educativo mexicano y considera la interacción con los padres de familia como uno de los principales obstáculos.
“Son dos los principales problemas, los planes de trabajo que no están adecuados a las necesidades que los alumnos presentan, así como los padres de familia, ya que con ellos a veces hay inconvenientes, no se involucran y algunos acusan a los maestros de los problemas que surgen”.
Karen García, además de preparada se dice comprometida con su profesión, a pesar de lo difícil que es encontrar trabajo, dijo, y también a pesar de que para ejercerla exista la posibilidad de hacerlo en alguna comunidad rural alejada de su lugar de origen.

Mundo educativo, separado del mundo real
El sistema educativo no ha tenido cambios fundamentales en las últimas dos décadas y continúa siendo rígido. Las altas tasas de reprobación y deserción (principalmente en secundaria), de falta de calidad, de inversión para brindar una educación básica de jornada completa, de un sistema articulado primaria a secundaria; el sobrecupo en escuelas urbanas y la poca cobertura en zonas rurales, así como la ausencia de mecanismos para que los adolescentes de secundaria continúen con el bachillerato representan los principales obstáculos a vencer en el mundo educativo.
“A nivel país, hemos tenido una intención de que crezca el sistema educativo, pero tenemos muchos problemas fuertes de falta de calidad, de lo cual no culparía directamente a los profesores, que es el actor más inmediato”, comentó Chavoya Peña.
Añadió que la apuesta por el docente es fundamental para mejorar la educación pero no es el único factor. “Son factores estructurales relacionados con el financiamiento, infraestructura, con disposición de recursos y con dotar al profesor de todo lo que necesita para trabajar. Por ejemplo, a veces el dinero público se destina para el pago a los profesores mas no es suficiente y consideramos que pagándole tendremos una educación de calidad, cuando debemos trabajar en la organización escolar en su conjunto: escuelas que tengan biblioteca, infraestructura y que sean de tiempo completo y no unitarias con un profesor para los seis grados de primaria”.
En estos temas, el maestro tiene un papel central. “Puede haber profesores comprometidos y sin las condiciones para educar. El profesor es quien realmente se vuelve el héroe cuando a pesar de todo hace su trabajo y lo hace bien”. De ahí que el asunto es darles las condiciones para que los buenos maestros sean cada vez más y que además sean sensibles, que estén preparados y dispuestos a cumplir con esta labor profesional.
“Tenemos que caminar por el lado de consolidar el trabajo profesional de los nuevos profesores. Necesitamos en el sistema educativo profesionales de la educación, que manejen la disciplina y la transmisión del conocimiento”, apuntó la especialista.
La educación y el desarrollo van de la mano. Tener ciudadanos mejor educados parte de tener mejores profesores y replica en la consolidación de un país democrático con posibilidades de desarrollo social y económico. La apuesta es demasiado importante y los maestros son parte del reto.

Esquemas de evaluación obsoletos
El proceso de evaluación en México debe ir encaminado al aumento de la calidad en la educación y no enfocado solamente al salario de los profesores, sugirió la doctora María Luisa Chavoya, pues de esta manera se evitaría la perversión del mismo esquema.
De acuerdo con la profesora de la UdeG en el país prevalece un sistema de pago al mérito, es decir que un sistema de premio o castigo, estrechamente ligado al salario que reciben, un sistema que ya no está vigente en otros países, según refirió.
“Estos esquemas tienen estos efectos perversos, porque no inciden tanto en la calidad sino en el salario. Entonces lo importante sería ver cómo lo que me van evaluar, va a repercutir en mi desempeño, a contribuir a que yo haga mejor las cosas, pareciera que la evaluación se convierte en un fin por sí misma y no en un objeto de mejoramiento”, aseguró.
Además añadió que la evaluación no es una práctica nueva ni ajena a los profesores, pues precisamente para aumentar sus percepciones económicas, los maestros de educación básica aplican para el sistema de Carrera Magisterial y los de educación superior al programa de Estímulos al desempeño.
“Los profesores no nos negaríamos porque estamos ya metidos en esta lógica de evaluación, sin embargo lo que quieren es que vaya la evaluación vaya con el salario y ahí es donde tenemos que analizar para no lesionar el salario base del profesor”.
Como ejemplo de la perversión de los procesos, la doctora Chavoya, mencionó la Prueba Enlace en la que el salario de los profesores está ligado a los resultados que los alumnos obtengan en la misma, lo que podría en algunos casos prestarse acierta manipulación con el fin de obtener los mejores resultados posibles.
“Cuando tú no ofreces a los profesores un salario digno, lo que hace el profesor es armar su expediente y tratar de cumplir con lo que le están pidiendo, lo que provoca una perversión, porque todos necesitamos sobrevivir”.

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