La coproducción como camino

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En los últimos años la dinámica de la creación artística, especialmente la escénica, se ha visto afectada por diversos factores. Por un lado hay una clara reducción del presupuesto gubernamental en materia de cultura, que deja en condiciones complejas a la mayoría de los creadores y, por el otro, cobija con incomprensibles presupuestos a La Compañía Nacional, claramente centralizada y por ello con muy poca visibilidad e impacto. Otro elemento importante que ha modificado la ruta de la escena es la revolución tecnológica, que ha cambiado notablemente el paradigma de la creación y ha generado un nuevo tipo de relaciones productivas que no muchos creadores comprenden, como la cambiante naturaleza y comportamiento de las audiencias. En este movimiento de piezas, algunos creadores han sabido salir avante con la diversificación de estrategias productivas; sin embargo, la gran mayoría sobrevive con propuestas que suelen concentrarse en el ámbito de lo creativo y dejan de lado la gestión, factor central para que la escena mantenga signos de buena salud.
En este contexto aparece el programa IBERESCENA, que consiste en la entrega de ayudas económicas a creadores de Teatro y Danza, como resultado de La voluntad de cooperación en la región iberoamericana. El programa nace durante la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en 2006 en Montevideo, Uruguay. Se trata fundamentalmente de favorecer la formación de profesionales de las artes escénicas, fundamentalmente en el ámbito de la gestión y la producción, que en México, sigue siendo uno de los lados flacos. De este modo es que ha llegado a nuestra ciudad, la obra del autor mexicano Enrique Olmos de Ita Ateo–Dios proyecto ganador de IBERESCENA 2010 bajo la tutela artística del grupo costarricense Sotavento, y el mexicano-español Neurodrama, y en el que además participan creadores argentinos.
Una de las características fundamentales de este programa es la mirada transnacional que tiene el Consejo a la hora de decidir sobre los proyectos. La coordinación está a cargo de otro organismo interno llamado Unidad Técnica de IBERESCENA, con sede en España, y cuya función principal es llevar adelante la administración de las ayudas económicas a los proyectos ganadores o beneficiados. Actualmente los países que integran este fondo de cooperación son: Argentina, Colombia, Chile, España, México, Perú, Venezuela, Costa Rica, Ecuador, Uruguay y República Dominicana. En todas estas naciones ya es posible ver la circulación y promoción de espectáculos iberoamericanos, ya que además apoya los espacios escénicos y festivales de estos países para que se privilegien producciones de la región en sus programaciones. En este momento en distintas ciudades de México es posible ver el trabajo de las compañías El Eslabón Perdido, Elkafka, Colectivo Clá, Dramared y Teatro Línea de Sombra, provenientes de España, Argentina, Costa Rica y México respectivamente, y de entre las que destaca la obra La forma que se despliega, una versión libre a partir del texto original del creador argentino Daniel Veronese y dramaturgia de Noé Morales, que dirige el mexicano Jorge Vargas.
No podemos seguir negando los cambios que se dan en ambos lados de las salas de teatro, entre los que justamente destaca la transformación del espacio mismo. Si la exploración de los creadores ha propuesto al público dejar las butacas, la oscuridad y la unidireccionalidad de su mirada, ellos mismos tendrán que profesionalizarse en formas alternativas de producción y con ello hacer crecer la calidad y legitimidad de su trabajo. Los creadores hoy tienen muchas posibilidades de ampliar su radio de acción, de explorar, fortalecidos por el intercambio y el conocimiento, otros ámbitos, otras audiencias y también otras culturas. Para ello hay que reconocer la importancia de los polifacéticos procesos de producción escénica en todas sus fases y aprovechar las oportunidades que arroja el nuevo paradigma artístico, social y económico que se abre con programas como IBERESCENA.

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