La comunicación pública de la ciencia y la tecnología: una asignatura  pendiente

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Ahora que auténticos cúmulos de información son compactados dentro de un código de barras; que las imágenes capturadas fuera de la atmósfera por el telescopio Hubble llegan en cuestión de segundos a millones de monitores distribuidos por todo el mundo. Ahora que vivimos épocas de pandemias erradicadas y en proceso de erradicación. De precisas mediciones en nanómetros y en años luz; de cohetes teledirigidos enviados a golpear la superficie lunar para conocer su composición química; de kilométricos aceleradores; de partículas subterráneos; intervenciones quirúrgicas robotizadas; de manipulación genética y clonación dirigida; de laboratorios internacionales orbitando la Tierra; de turismo espacial, virus mutantes y Viagra.
También asistimos al inexorable aumento de la inequidad en el desarrollo tecnológico de las naciones. De la desigualdad en la repartición del saber y, por lo tanto, de la riqueza, que incrementa la dependencia tecnocientífica —la esclavitud moderna— debido a la ausencia de políticas públicas que favorezcan el incremento de la cultura científica, a la burocratización de la investigación científica, el envejecimiento de los grupos de investigadores y  la falta de imaginación de gobernantes, políticos, académicos y medios de comunicación, que mallugan y adormecen nuestra capacidad de asombro y no hacen sino incrementar el desdén y la falta de interés generalizada por la ciencia. Es decir, en estos tiempos, en estos escenarios con tantas historias de la ciencia que contar, se vuelve más urgente —necesario, encomiable— el trabajo de aquellos comprometidos con la socialización del conocimiento científico.
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Más allá del océano…
Presentar algunas de las más recientes experiencias de divulgación es el espíritu detrás del libro Más allá del océano. Ciencia y ciudadanos en Jalisco y Trieste, coordinado por mí y por Paola Rodari, recientemente publicado por Ediciones Arlequín con el apoyo del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Jalisco, el Medialab de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (en Trieste, Italia) y el Centro Universitario de los Lagos de la Universidad de Guadalajara.
Este texto reúne las voces de algunos de quienes han venido desarrollando actividades de divulgación científica en Jalisco en los últimos 15 años, así como las experiencias de colegas del llamado Sistema Trieste en Italia,  una compleja y ejemplar red que incluye muchas de las mejores propuestas de ciencia y tecnología en todo el continente europeo.
El libro no es una antología, sino la reunión de historias personales que ofrecen al lector las vivencias, los temores, aciertos y fallas de individuos que le han apostado a la comunicación de la ciencia. Una reflexión de cara al futuro inmediato: ¿en qué etapa se encuentran Jalisco y Trieste en la construcción de una cultura científica? ¿Cómo es la imagen pública de la ciencia y la tecnología que tienen sus ciudadanos? ¿Cuáles son las principales expectativas y cuáles los miedos? ¿Cuál es —¿cuál ha sido?— el papel de medios de comunicación, gobiernos, investigadores científicos, museos? Â
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Blanco, rojo y verde
El libro está dividido en tres grandes apartados (Blanco, rojo y verde. Científicos y ciudadanos en Jalisco y Trieste, que alude a los colores compartidos de la bandera italiana y la mexicana) más una serie de anexos.
En el primero de los textos incluidos en la sección ‘Blanco, los científicos y la ciencia” Pietro Greco ofrece una vista panorámica en clave crítica de los elementos constitutivos del Sistema Trieste, al mismo tiempo que sitúa los grandes temas que atraviesan todo el libro. Le siguen “La educación científica a contracorriente”, de Roberto Castelán Rueda, “Una caminata al azar por la divulgación científica”, de Luis Javier Plata e “Historia de la ciencia, ingenieros y patrimonio industrial”, de Federico de la Torre.
En la sección “Rojo. Controversias”, el lector es testigo de las “Experiencias de divulgación científica para la conservación y la sustentabilidad en la Costa Sur de Jalisco”, de Salvador García, Sergio Graf Montero y Eduardo Santana Castellón, y conoce las reflexiones de Alfonso Islas en “La divulgación de la ciencia”; de Giancarlo Sturloni en “Comunicar la ciencia en la sociedad de riesgo” y de Carlos Enrique Orozco, con “Los aullidos del cierzo. Un caso de ciencia y cultura en la prensa de Guadalajara”.
La tercera de las secciones es la más nutrida en cuanto a variedad de textos. “Verde. Buenas prácticas” agrupa distintas experiencias como “Del estudio de las nebulosas a la comunicación científica; de los librosa la web”, de Simona Cerrato; “El desafío y la insatisfacción”, de Martha González; “Divulgar ciencia: ¿en Guadalajara?” de Durruty Jesús de Alba; o “La comunicación de la ciencia y los estudios de posgrado”, de Susana Herrera y Carlos Enrique Orozco. El capítulo se cierra con “E-Gnosis: ciencia en internet en Jalisco”, de Teresa Ramírez; “Libertad, emociones y multimedia: el caso del Laboratorio dell’ Immaginario Scientifico”, de Fabio Carniello; “Las ondas hertzianas y Memorias de la sub-difusión científica”, de Lourdes Sierra y Juan Gerardo Martínez Borrayo; “Ciencia y ocio: la experiencia del Café Scientifique en el ITESO”, de Maya Viesca; y  María Teresa Jiménez, con “La Tienda de la ciencia”.
El libro finaliza con una sección, ígora, en la que conviven textos sobre comunicación de la ciencia, iniciando con “La responsabilidad social de los museos científicos: éxitos, fallas y necesidades”, de Paola Rodari, seguida de Maia F. Miret con “Cuentos o ciencia” y una selección de los “Periquetes cientifiquetes” del recientemente fallecido Arduro Suaves,  para concluir con un par de análisis locales: “Un modelo de divulgación científica desde los agentes educativos”, realizado por Ruth Perales y Lya Sañudo, y “Diagnóstico de la divulgación de la ciencia en Jalisco”, llevado a cabo por Susana Herrera Lima, Jacqueline Garza Placencia, Christopher Estrada Barahona y Alejandra Jaramillo Vázquez.
Veinticuatro textos en total para señalar los logros y las deudas de la comunicación de la ciencia en Jalisco y en Trieste, Italia.
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*Centro Universitario de los Lagos y Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica. Becario del programa “Jóvenes Creadores” del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

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