La información se ha convertido en un elemento necesario en la vida cotidiana, aún más en estos tiempos en que fluye con un mayor dinamismo, debido en gran parte a la diversidad de elementos tecnológicos que se encuentran a nuestro alcance (celulares, SMS, blackberry, palm etc.). Son precisamente estas herramientas y en especial Internet donde han surgido grupos o redes sociales que se nutren de información (sea fuentes institucionales y académicas, o rumores), y permiten se compartan ideas y opiniones sobre temas diversos. Es debido a estas tecnologías, que las redes sociales de alguna comunidad en específico tienen la posibilidad de vincularse con otros grupos-redes totalmente alejados a su contexto; permitiéndose participar en sus problemáticas particulares que, con sus respectivos matices, son en muchos sentidos compartidas.
Facebook una de las redes sociales con mayores miembros a nivel global, es prueba fehaciente de una movilización de ideas, opiniones y demandas sobre problemáticas sociales diversas, vinculadas en su mayoría a cuestiones del plano político, económico, ambiental, sanitario, etc., es en este sentido que las redes sociales como Facebook y ahora Twitter plantean (sin proponérselo directamente) la construcción de una realidad que permite acercar más a los miembros de una comunidad (aún sin conocerse en el plano físico real), y fortalece los lazos de solidaridad relacionados a un tema de interés común.
Es así que casos recientes en nuestro entorno, como la gripa A (H1N1) o las elecciones intermedias de días pasados fueron un blanco perfecto de interés generalizado a nivel local e internacional, tanto para dar cuenta de las dimensiones que proporciona esta herramienta como para sondear la opinión y el interés en temas públicos. En el contexto internacional podríamos citar el conflicto del Tíbet, las elecciones en Irán y la crisis política en Honduras, en donde el Twitter como red social ha desempeñado un papel mucho más activo para la comunicación, que ahora fluye de manera constante y facilita además la convergencia de medios (texto, sonido, fotografías y video).
No obstante, no es exclusivo de la sociedad en general, formar parte de una red social, sino de la clase política para la cual resulta interesante, además de necesario ejercer cierta presencia en un medio en el cual se mueven las percepciones reales, imaginarias y emotivas de los ciudadanos, que parece, pretenden acercas las nuevas tecnológicas a la actividad político-partidista.
Sin embargo, al analizar esta amplia gama de posibilidades comunicativas, las herramientas tecnológicas y los espacios que se han abierto para la participación social, damos cuenta de que aún no son lo suficientemente activos en materia de visibilidad social; si bien es cierto que amplifican y difunden ideas, opiniones, propuestas y demandas, estas son efímeras, se mueven en el terreno de lo transitorio. El compromiso social que implica la visibilidad de quienes participan en los debates públicos vía pantalla aún no se concreta en movimientos colectivos tangibles, pero por lo menos nos permite acercarnos a otros mundos y compartir nuestras realidades.
