La arquitectura viva

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121025. CIUDAD Y REGION. REPORTAJE GRAFICO. PANTEON DE MEZQUITAN POR LA NOCHE PREVIO AL FESTEJO DEL DIA DE LOS MUERTOS EN GUADALAJARA. CHEMA MARTINEZ.

Los espacios y su arquitectura nos acogen, nos habitan, entran en conflicto entre ellos, se fracturan y dispersan, y un buen día vuelven a convivir armónicamente. En definitiva, en palabras de Luis Giachetto Carrillo, jefe del Departamento de Proyectos Arquitectónicos del CUAAD, “la arquitectura está viva”.

La Feria Internacional del Libro (FIL) y el Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño (CUAAD) ya preparan el homenaje que cada año ArpaFIL dedica a una de las figuras más destacadas de la arquitectura contemporánea, y recientemente ha sido lanzada la convocatoria a la vigésimo primera edición del concurso que insta a jóvenes estudiantes o arquitectos menores de treinta y cinco años del país o fuera de éste a “reflexionar sobre el respeto al patrimonio cultural edificado, revalorizar la arquitectura existente y poner énfasis en contextos donde hay elementos de valor histórico patrimonial”, explicó.

Con ese objetivo, este año la convocatoria invita a la “Revitalización del espacio público y ordenamiento urbano-arquitectónico. Panteón de Mezquitán-Avenida Federalismo-Mercado Municipal de Mezquitán en Guadalajara”, un planteamiento para que los jóvenes arquitectos expongan opciones para el tratamiento de una zona dividida por avenida Federalismo “que representa una cicatriz urbana —y que en su momento obedeció a la necesidad de acciones para la mejora del transporte— avenida que partió barrios y colonias, convirtiéndose en una fractura de la estructura que existía originalmente”, explica Giachetto Carrillo, quien destaca el desarrollo diferenciado de ambos lados de la calle, cual frontera imperceptible entre la acera de los muertos “austera y sola” y la de los vivos que compran flores en ese mercado que se ha convertido, incluso, en referente comercial regional.

Mezquitán representa uno de los barrios más antiguos de la ciudad, del que forma parte una de las construcciones menos reconocidas del arquitecto Alejandro Zohn (más recordado por haber ideado el Mercado Libertad, el famoso “San Juan de Dios”) quien diseñó el Mercado de las flores para que fuese un complemento al panteón. Ahora, esa relación casi se ha perdido, más todavía cuanto pasa gradualmente de ser un barrio habitacional a una zona de comercios con un creciente número de bodegas y oficinas, y una desaparición paulatina de casas habitación.

Las ediciones anteriores del Concurso ArpaFIL habían hecho un llamado a propuestas que permitieran restructurar importantes zonas de la ciudad “que se van degradando  o deprimiendo y hay que voltear la vista a ellas, reactivarlas”, comenta Giachetto Carrillo, ponderando el trabajo en exteriores y las zonas peatonales con acciones en que converjan los intereses de todos los actores involucrados; zonas con problemáticas de abandono o desequilibrio entre el flujo automovilístico y el de otras formas de vialidades, con necesidades de renovación, rescate e incluso reconstrucción de obra pública y monumentos que, de no realizarse, eventualmente repercutirían en la sociabilidad y la cultura cotidiana de barrio si no es que ya lo habían hecho.

Así, en 2014 la propuesta estuvo encaminada al tratamiento del área contigua al Parque Agua Azul, incluida la Plaza Juárez y la estación del Ferrocarril, un proyecto ambicioso. El año que le precedió, la convocatoria se concentró en el espacio que comprende al Mercado Corona y el Templo de la Merced, de modo que tras el incendio en el mercado —sólo cinco meses después— las propuestas surgidas a partir del proyecto ganador ArpaFIL 2013, fueron en buena medida empleadas en el plan de reconstrucción del área. Una intención constante del concurso es la colaboración y retroalimentación con las autoridades municipales. Y es que, con la visión de una arquitectura igualmente funcional y estética, un proyecto como los planteados, necesita responder no sólo a exigencias prácticas, sino de cohesión y rescate cultural como patrimonio inmaterial de la ciudad.

Con un jurado conformado por académicos, investigadores y especialistas de las áreas relacionadas con el concurso, enfatiza Giachetto Carrillo, “buscamos que los proyectos nuevos propongan la realización de una nueva arquitectura pero, algo que es fundamental, es que sea de manera armónica con lo que ya existe”.

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