Juan Ricardo López y Taylor

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Atender diagnóstico y tratamiento de las principales lesiones deportivas, fue el objetivo primordial con que fue creada en 1984 la Clínica de Rehabilitación y Medicina Deportiva, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, que a la fecha atiende entre 12 y 15 mil personas por año.
Sus aportaciones académicas la hicieron acreedora a la presea Irene Robledo, que le otorgó la Universidad de Guadalajara en el marco de la sexta edición de este evento, y que recibió el doctor Juan Ricardo López y Taylor, director del Instituto de Ciencias Aplicadas a la Actividad Física y el Deporte.

¿Qué aportaciones académicas considera le merecieron el premio a la institución?
El trabajo del instituto favorece a la población, por las facilidades que se tienen de dar un servicio de calidad, que comprende la situación de humanismo y en el trato hacia las personas; la posibilidad que tienen los estudiantes y pasantes de poder trabajar en el Instituto con la certeza de que se les proporcionará un conocimiento, una aportación para su propio desarrollo y vida profesional.

¿Qué servicios brindan?
Contamos con un área de rehabilitación, donde se brinda diagnóstico y tratamiento de las principales lesiones deportivas. Ese es el objetivo con el cual fue creado. Con el tiempo vemos que se atiende más a la población en general que a los mismos atletas, pero aquí viene la gente de fuera a atenderse y a tratar de rehabilitarse para incorporarse nuevamente a su vida normal.

¿Cuál es la situación actual de la medicina deportiva en nuestro estado?
La realidad es que se tiene la capacidad tecnológica y profesional para desplegar un buen sistema de medicina del deporte que cuide a cualquier tipo de atleta. Lo que sucede es que esto no se está desarrollando en las universidades, en los clubes profesionales, en instituciones de deporte del estado. Ni la evaluación desde el punto de vista de salud ni la evaluación para incrementar el rendimiento de más deportistas. A pesar de haber tenido un incremento en las actividades de medicina del deporte en los últimos 20 años, ha venido una situación hacia abajo, en que, desde mi punto de vista, no se está haciendo lo que se debería.

¿Los controles que se practican a los atletas son suficientes?, ¿por qué cada vez se conoce más de deportistas que fallecen en acción?
En nuestro medio se puede considerar que son los suficientes. Nosotros –la Universidad–, las veces que hemos evaluado a la gente seguimos un protocolo que es la indicación de las organizaciones para evaluar a un deportista: la prueba de esfuerzo, su evaluación funcional, y todavía nos extendemos poco más en la investigación de la composición corporal, que en muchas partes no se hace porque no es del interés verlo, si no simplemente su funcionalidad.

¿Falta más cultura en este sentido?
La mayoría de los casos en que desafortunadamente suceden defunciones, éstas pasan, aun estudiando completamente al deportista, porque es difícil detectar el problema. Hoy la posición internacional es el costo-beneficio. Todavía cuando uno cree que la vida no tiene precio, no es factible realizar un estudio extenuante de esos atletas.

¿Qué sería lo pertinente?
Lo que deberíamos hacer es tener y hacer las evaluaciones en forma rutinaria, que todos los atletas al menos una vez al año se hagan una prueba, si no de esfuerzo, sí completa, para revisar al paciente y poder evaluar si está sufriendo algún cambio. Se debe tener un historial clínico en relación a los familiares, para estar seguros que le estamos dando el seguimiento integral a la persona desde el punto de vista nutricional, de lesiones, anatómica y también funcionalmente.

Primera persona
Por sus aportaciones académicas, la Clínica de Rehabilitación y Medicina Deportiva, del CUCS, a cargo del doctor Juan López y Taylor, recibió la presea Irene Robledo que otorga la Universidad de Guadalajara.

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