Juan Carlos Rulfo

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Luego de la presentación del documental Los que se quedan (2008), de Juan Carlos Rulfo, en una función especial en el Cineforo, el director accedió a platicar con La gaceta. Habló sobre sus personajes, su método de filmación y su aproximación a la realidad.

¿Qué es lo que más disfrutas al hacer cine documental?
La facilidad de entrar en la vida de los demás. Soy muy metiche, por eso me gusta porque me permite meterme donde sea, conocer gente y tener más conciencia de dónde estoy, conocer mejor a mi país y poderlo transmitir.

¿Trabajas con algún guión previo?
Hay una idea muy concreta y trato de ser lo más preciso y literario posible, ya que muchas veces hay que encontrar financiamiento, pero en lo que más me concentro es en buscar personajes que me ayuden a hacer algo más ameno, divertido, más dramático y al mismo tiempo más universal. Y mientras esos personajes se dan, me dejo ir y salen las historias. Finalmente se tiene una idea muy específica: que esos personajes hablen de lo que se busca.

¿Cómo logras convertir a la persona real en personaje?
Lo que siempre pienso es que estás haciendo cine y no que estás haciendo un documental o una ficción, entonces el tratamiento con los personajes es ése, es el de personajes y no el de personas, los tratas como eso. En el montaje los cuidas para que sean fieles al papel que tú les das. Por eso digo que esta película es una película, no es un documental. No te da información, pero te da sentimientos y todo un conocimiento de una serie de personas, pero más enfocado a contar una historia. Es muy subjetivo, pero así es.

¿Cuánto tiempo te llevó hacer Los que se quedan, desde la pre hasta la posproducción?
Dos años. Es más o menos lo que te lleva hacer cualquier película. Hay proyectos que te llevan cinco o diez años. Fueron once meses de rodaje, ocho de edición, y unos cuantos meses al principio y al final. La comenzamos a promover hace un año en el Festival de Morelia y dentro de unos días llegará a las salas comerciales del país.

¿Cuál es tu opinión sobre la migración?
Para mí la migración no es un problema. Es una cosa muy normal del ser humano en todo el mundo. Siempre hemos migrado de un lugar a otro, lo que pasa es que ahora se ha politizado en una frontera enorme con un país como Estados Unidos, que es increíble, pero que no es nuestro. Es un país maravilloso, lo podemos pisar, mas en lo político no hay un acuerdo. Me encantaría que esta película pudiera lograr una especie de acuerdo amable para poder cruzar de allá para acá; que nuestra gente pudiera visitar a sus parientes que están allá y regresar; que hubiera una legislación donde se dieran permisos temporales para trabajar y luego regresar, que hubiera una convivencia de los dos países. Pero ya es una cosa cultural, la gente se va muchas veces por problemas económicos y por buscar una mejor oportunidad en la vida, algo muy razonable dada la situación que hay aquí, pero la gente no sólo se va por problemas económicos, colegas míos como Alejandro González Iñárritu o Guillermo del Toro, viven en Estados Unidos… y si no se iban, no iban a lograr esa meta en su vida de querer estar en Hollywood y proyectarse de esa manera. Es el leit motiv de la vida, así es la vida, ¿por qué?, pues porque estamos muy cerca de este imán que atrae con mucha fuerza.

¿Cuál es el México que quieres retratar?
Siempre me ha interesado trabajar con mis raíces, con mis orígenes. Primero con temas que tienen que ver con mi familia, como el cortometraje de El abuelo Cheno… y otras historias (1995), o el largometraje Del olvido al no me acuerdo (1999), posteriormente En el hoyo (2006), que tiene que ver con el segundo piso del periférico en la Ciudad de México, que es la ciudad en la que vivo, en la esquina de mi casa. Y ahora éste que tiene que ver con algo muy particular que le pasa a la gente. Es un homenaje a la gente, al cómo habla, cómo cuenta. Es tiempo y memoria. Éste es el México que quiero retratar, casi no lo vemos en el cine, estamos acostumbrados a otro tipo de historias.
Siento que tengo mucho que descubrir en el México que está ahí. Esto me hace pensar en cómo son los medios de comunicación en nuestro país, en cómo tocan la noticia, generalmente el tema de la migración es una cosa abstracta que está allá lejos, que tiene que ver con la compasión de la gente. No sabemos nada de esta gente, ni qué siente, ni qué piensa, siempre se maneja con amarillismo. No conocemos nuestro país.
En México sabemos mejor cómo son los gringos que los mexicanos, sabemos muy bien cómo se comportan y reaccionan en ciertas situaciones por el cine, sabemos más de ellos que de nosotros mismos. ¿Por qué? Porque ellos se conocen muy bien, saben reproducir y plasmar en el cine muy bien su sistema de vida cotidiana: dónde comen, qué desayunan, se van al cine, al bar, hacen deporte, se relacionan, se enojan, se mueren, todo eso y acá como que medio nos imaginamos, el cine mexicano tiene muchos clichés. La gente que aparece en mis documentales, es para mí el gran grueso de la población de México y ésas son las historias que me interesa contar. Y que quede claro que me encanta el cine gringo, por supuesto que hay buenas y malas películas.

¿Alguna en particular que te guste?
Ciudadano Kane, de Orson Welles.

¿Tienes algún otro proyecto en puerta?
Tengo varias películas en lista de espera, pero no quisiera adelantarme. Sólo te diré que en los próximos días viajaré a la India y me quedaré un mes para filmar otra película.

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