El académico mexicano y presidente de el Colegio de México, Javier Garciadiego Dantán, opina que hay que tomar con cuidado el peso de las historias. “En el mundo hay pruebas de civilizaciones que tuvieron una historia más rica que la nuestra y tienen más pobres.”
Existe hoy un debate sobre si el modelo económico de México está agotado, ¿qué opina usted?
Efectivamente, el modelo mexicano podría estar agotado, pero no debemos sólo plantear la crítica, si no revisar hacia dónde vamos, con qué otro modelo lo vamos a sustituir, cómo lo vamos a construir y cuáles serían sus principales características.
¿La marcha de la dignidad y otras manifestaciones en el mundo, son antecedentes de una revolución?
A mí la palabra revolución me parece muy fuerte y ha habido pocas. Es muy difícil decir que los movimientos de crítica u oposicionistas son revolucionarios. Lo que sí hay que considerar y el gobierno no ha atendido, es que son movimientos de la sociedad civil y que no tienen conducción de políticos profesionales, ni partidistas. Son movimientos de la sociedad civil con métodos de comunicación excepcionales.
¿El número de muertos de la guerra calderonista ya se puede equiparar con los de la Revolución mexicana?
En esta guerra del narcotráfico hay un consenso en que son alrededor de 40 mil. La Revolución mexicana se ha construido con un slogan de un millón de muertos y éstos se produjeron en una población de entonces 15 millones. No hay comparación. Pero, hay que decir que 40 mil muertos son muchos para un periodo en el que teóricamente funciona la democracia, las instituciones y hay normalidad constitucional.
¿Qué nos dice de la pérdida de jóvenes en esta guerra?
El riesgo es que estamos dilapidando el bono demográfico. Casi todos los involucrados son jóvenes y no les importa. Su promedio de vida es tan bajo que prefieren vivir intensamente 10, 15 años, que vivir en la miseria una vida más larga. No tienen opción. Hemos perdido universitarios y los que estamos en educación superior debemos aceptar que hay consumo de droga y puntos de venta. Un porcentaje de al menos un 20 por ciento de los estudiantes están involucrados con el consumo.
¿Usted ha señalado que esta guerra es una estrategia de empatía política?
Es obvio que cualquier gobernante diga que su principal objetivo es la pacificación. La guerra al crimen organizado va a tener éxito y va a redituar popularidad política. Las guerras dan, si se ganan. Si se pierden, acaban con el prestigio de cualquier político. No hay político que resista una derrota, como no hay sistema que no premie a un general victorioso. Cierto que la seguridad era una demanda de la población y, de haber tenido éxito, le habría dado popularidad al gobierno actual, pero en tanto la percepción sea de derrota, esto le va a costar en el año 2012.
¿Nuestra historia nos puede salvar hoy de una visión catastrófica que sobre México prevalece?
No hay que rasgarnos las vestiduras, porque en el mundo hay pruebas de civilizaciones que tuvieron una historia más rica que la nuestra y tienen más pobres. Hay que tomar con cuidado eso del peso de las historias. A veces el peso de las historias puede ser contraproducente y nos obliga a pensar más en el pasado que en el futuro. Hay que pensar hacia adelante y conocer la historia para no repetir errores.
¿Qué nos espera en la sucesión presidencial?
Creo que la sociedad está muy insatisfecha de la clase política y ésta no ha estado a la altura. El PAN no aprendió a hacer gobierno; el PRD sigue siendo un movimiento social y el PRI quiere regresar sin haber aprendido la lección. Parece que este partido lo que quiere como futuro de México, es el pasado.
