Innovar o morir

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PUE70109062. Big Cola, empresa peruana establecida desde 2002 en Huejotzingo, Puebla. Actualmente cuenta con una planta laboral de 10 mil trabajadores y tres mil 800 en territorio mexicano, pero Big Cola genera dos mil 500 empleos indirectos. NOTIMEX/FOTO/CARLOS PACHECO/CPP/EBF/

La Universidad de Guadalajara (UdeG) tiene retos fuertes para posicionarse globalmente entre las mejores universidades. La única universidad pública mexicana que se encuentra entre las 200 mejores del mundo es la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ocupa el lugar 195.
Uno de los factores que impide que las universidades públicas destaquen en competitividad, excelencia, calidad y equidad, depende de la innovación que emprendan, la cual debe ser con una visión pertinente hacia el futuro y hacia la competencia mundial, aseguró la especialista en educación a distancia, Yolanda Gayol, quien impartió la conferencia “Perspectivas internacionales de la educación superior: algunas propuestas de innovación y sus alcances”, en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
Como ejemplo de la innovación que realizan naciones que en la última década han tenido un crecimiento económico promedio de 8.5 por ciento anual, la académica indicó que éstas encauzan a la población universitaria a estudiar en áreas que generan riqueza, valor y trabajo. China forma cada año a 350 mil ingenieros, India a 80 mil y México sólo a 13 mil.
La República Checa, “que es un país chico y con menos recursos comparado con las grandes potencias”, se ha fijado la meta de ser una nación competitiva, su innovación está en tener un 8.1 por ciento del total de su estudiantado en carreras de matemáticas, estadística y ciencias de la computación. En esas mismas áreas del conocimiento, las naciones “ricas” como Inglaterra tienen un 6.4 por ciento, Francia 5.5 por ciento, Alemania 4.8 por ciento y Estados Unidos 4.1 por ciento.
El aporte a la ciencia y tecnología de América Latina es muy limitado. La Unión Europea invierte 23 por ciento en ese ámbito, EE. UU. –consciente del potencial que ello significa– hace una inversión de 36 por ciento.
Los indicadores de progreso e innovación se miden también a través del número de registro de patentes. En casi una década, de 1977 al 2003, EE. UU. registró un millón 631 mil 203 patentes; Japón 537 mil; Alemania 206 mil; Brasil mil 500; y México, en 26 años, sólo 830 patentes registradas.
“¿Qué hace la universidad?, esto quiere decir que no hay redes ni maestros que incentiven a los alumnos a innovar”, dijo la especialista, quien cuenta con un extenso currículo docente.
Un factor que inhibe a la excelencia, competitividad y calidad de las universidades de América Latina es lo endeble de su Producto Interno Bruto, de apenas 7.3 por ciento. Asimismo, la violencia y la agresividad ha incrementado, “lo que afecta a las personas y sin lugar a dudas a la educación, hay muchas investigaciones que han demostrado que los niveles de violencia también están relacionados con los niveles de deserción desde la primaria y hasta los posgrados”.
Yolanda Gayol es profesora de doctorado en el Colegio de Liderazgo Educativo y Cambio Social en Fielding Graduate University con sede en California, EE. UU. y al terminar su ponencia advirtió que para el año 2020 el conocimiento se duplicará cada 73 días, el eje de la competitividad se desplazará a Asia, y las universidades y centros de investigación operarán como sistemas abiertos.
Ante dicho panorama, la académica dejó una inquietud ante estudiantes y profesores: “les enseñan inglés para leer páginas electrónicas y para hablar con los turistas ¿pero están preparados para el 2020?, ahora tienen que ser políglotas, tendrán que aprender el mandarín y el hindú”.

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