Imágenes de dolor y solidaridad

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El barrio de Analco olía a muerte aquel 22 de abril de 1992. Parte de la ciudad fue reducida a escombros tras el estallido del drenaje en 14 kilómetros de calles. Casas y negocios destruidos, personas atrapadas entre los escombros, otras muertas y heridas… fue el saldo que dejó la tragedia. Entonces Humberto Muñiz trabajaba como fotógrafo en el periódico Siglo 21.
Las explosiones fueron ocasionadas, según versiones vertidas por la prensa, por gasolina derramada por un poliducto en la colonia ílamo Industrial. Ésta llegó al colector y se mezcló con hidrocarburos descargados por plantas industriales y talleres.
Humberto Muñiz no estaba laborando. Tenía la mañana libre. Sin embargo, traía consigo la cámara fotográfica y cinco rollos de negativos. Iba por avenida Revolución cuando empezó a notar en la expresión de la gente algo fuera de lo normal. Bajó inmediatamente del camión. Después de dar algunos pasos vio a personas corriendo en dirección de Gante hacia Revolución. Les preguntó qué pasaba. Por respuesta le aconsejaron que corriera, que las calles estaban explotando, pero él no hizo caso. Siguió caminando.
Lo primero que vio fue el cadáver de un agente vial que estaba tirado en el suelo, con la cabeza destrozada. Tomó la decisión de bajarse a una franja enorme donde había agua de drenaje. Se dio cuenta que de la gente atrapada. Muchos le pidieron auxilio. Entonces decidió ayudar. Después tomó fotografías y siguió su camino.
“Fueron tantas cosas las que vi, pero no me atreví a retratarlas todas. No creo que un brazo o cualquier otra parte del cuerpo informe más que el rescate de niños enterrados hasta el cuello y vivos. Yo ayudé a sacar esos pequeños y me siento más orgulloso de eso que de haber sacado las fotografías. El reto más que nada fue personal”, externa el reportero gráfico.
Veinte imágenes en blanco y negro tomadas con película de 35 milímetros que él y José Hernández-Claire captaron con su lente forman parte de una exposición fotográfica sobre las explosiones del 22 de abril de 1992, montada en el Centro Cultural Patio los íngeles (entre las calles Cuautla y 28 de Enero, barrio de Analco), dentro de Festi Analco 2012, con motivo de los 464 años de la fundación del tradicional barrio.
Sólo una de las 10 fotografías de Humberto Muñiz es posterior a la tragedia. Se trata de un albergue abierto en la escuela vocacional. Todas las demás son del 22 de abril. Hay algunas fotos inéditas de niños que no quiso publicar en el periódico. “Eran imágenes que me dolían mucho”.

La fotografía de premio
Las otras 10 fotos que conforman la exposición, son del fotógrafo, y maestro de la Universidad de Guadalajara, José Hernández-Claire. Hubo escenas captadas con su lente, que lo impactaron emocionalmente. “En una foto puede verse a un niño de siete años que llevan en camilla, después de haber sido sacado debajo de los escombros. Era tal el dolor de ver la imagen, que no la imprimí hasta ahora”.
Dentro de la selección de Hernández-Claire, figura “Manos amigas”, que ganó el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, en 1992. Ahí logró plasmar la solidaridad de la gente en el momento en que una madre embarazada es rescatada. Ella está acostada sobre una tabla. Se ven muchas manos sosteniendo la camilla improvisada.
Cuando José Hernández-Claire tomó esa foto, nunca pensó que ganaría un concurso internacional de fotoperiodismo, tampoco la puso en la portada del periódico en que trabajaba y del cual era editor fotográfico. Fue solicitada por muchas agencias y publicada en periódicos de Francia, España, Inglaterra, entre otros países del mundo. Cuando la agencia EFE organizó el concurso anual, se la solicitó.
José Hernández posee cientos de negativos en que retrató lo sucedido el día de las explosiones y lo ocurrido posteriormente. Lo que expone es una selección de las fotografías que considera más representativas.
“Las explosiones del 22 de abril de 1992 marcaron mi vida. Me hicieron más consciente de lo que significa el trabajo periodístico, de la ética que debe existir en éste”.
La prueba para Hernández-Claire fue difícil, similar a tomar un curso intensivo de periodismo en condiciones dolorosas, ya que había que tratar de ser lo más objetivo posible en el trabajo.
El cumplimiento de su deber no estuvo exento de peligros. Existía la posibilidad de que más casas se derrumbaran. Algunas calles parecían un cráter de cuatro metros. Había vehículos arriba de las casas o lo que quedaba de éstas. Le tocó fotografiar un camión de refrescos encima de una construcción destruida. “¡No podía creer lo que estaba viendo! En la gente había dolor, desesperación, llanto e impotencia. Unos instantes cambiaron la vida de muchas personas”.
La exposición fotográfica montada en el Centro Cultural Patio los íngeles es una excelente oportunidad para recordar las tragedias que generaron las explosiones del 22 de abril de 1992, y generar conciencia de los hechos en las nuevas generaciones.
Estará abierta hasta el 19 de mayo. Entrada gratuita.

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