íngel Gabriel Cabrera Silva

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De niño quería ser médico, pero en algún momento, mientras estudiaba la preparatoria, se relacionó con personas que lo involucrar on en el ámbito de la política estudiantil y después ingresó a trabajar en un juzgado. Entonces descubrió “que la función pública es la herramienta a través de la cual se pueden hacer cambios más directos y más tangibles en la sociedad”, y decidió seguir por esa línea y olvidarse de las batas blancas, los bisturíes y las medicinas.
Gracias a su empeño en los estudios y a su trayectoria en el terreno jurídico, íngel Gabriel Cabrera Silva, quien estudia el séptimo semestre de la licenciatura en derecho, en el Centro Universitario Ciencias Sociales Humanidades, fue seleccionado por la Fundación Botín para la segunda edición de su Programa Fortalecimiento de la Función Pública en Latinoamérica, dirigido a jóvenes menores de 23 años, y realizado del 23 de octubre al 17 de diciembre de 2011. Tiempo en el que convivió con otros 39 jóvenes “botineros”, como se hacen llamar, que también fueron seleccionados.
Uno de los objetivos del programa es crear una red de servidores públicos, que funciona a través de instrumentos que la fundación otorga para que apoyen y aconsejen entre si. De manera que continuen en contacto para ejecutar proyectos en beneficio de Latinoamérica en su conjunto.

¿Cómo cambió tu perspectiva de la función pública?
Me di cuenta que el papel que juega México es una realidad demasiado limitada y deben tenerse en cuenta situaciones internacionales, sobre todo para la región Latinoamérica. Descubrí que los problemas que tenemos no son exclusivos del país, sino que se comparten con varias naciones y que proyectos aplicados en otras regiones, pueden ser ejecutados aquí para ahorrar mucho esfuerzo y trabajo.
¿Qué proyectos podrían aterrizarse en Jalisco?
Uno que me llamó la atención fue el de “Ciudades sostenibles”, que se maneja en colaboración con varias ciudades latinoamericanas, como Bello Horizonte, Sao Pablo, Bogotá, Guayaquil… Un proyecto que tiene como objetivo empoderar a la sociedad civil para generar cambios en la propia sociedad, es decir, que de los ciudadanos nazca un cambio y se hagan conscientes de la importancia de la convivencia. De que si uno se comporta bien, todos van a beneficiarse. Donde la reprobación de los actos que podrían perjudicar a la sociedad, no viene del policía o de parte de la autoridad, sino de la sociedad civil misma. A Bogotá logró cambiarla. Sería interesante poderla aplicar aquí, para mejorar nuestra calidad de vida.

¿En qué consistió el proyecto que generaron los “botineros”?
Es un trabajo que denominamos “Vives legal”. Está inspirado en el programa de Antanas Mockus, que trata de generar en las personas el interés de cumplir las normas jurídicas por sí mismas y no porque fueran a recibir una multa o una sanción, sino porque la sociedad entiende en su conjunto la importancia de vivir bajo un esquema normativo obedecido por todos y que en esa medida se pueda destinar lo que el gobierno gasta en vías de tránsito, en medidas restaurativas, en cuestiones como educación y salud, por ejemplo.

¿Cómo evalúas la función pública en Jalisco?
Es difícil hacer una evaluación así, pero creo que hay bastantes deficiencias. Hay bastante margen de potencial para mejorar. Las elecciones pudieran representar el deseo de un nuevo futuro, una nueva esperanza. Hace falta que la sociedad civil se encargue de exigir a los gobernantes. Que el ciudadano se haga consciente de su condición de ciudadano y que su obligación no es simplemente votar, sino que debe estar al tanto de lo que hacen los gobernantes y estarles exigiendo.

Primera persona
íngel Gabriel Cabrera Silva es estudiante del séptimo semestre de la licenciatura en derecho, en el CUCSH. Fue seleccionado para el Programa Fortalecimiento de la Función Pública en Latinoamérica, de la Fundación Botín.

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