Homenaje al creador del sonido rockero de los tapatíos: El Tuki

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Las metrópolis modernas tienen sus propios sonidos contemporáneos y Guadalajara quedó marcada durante décadas por el suyo, a causa del surgimiento del conjunto de rock Los Spiders. De 1960 y hasta bien entrados los ochenta, Los Spiders fue el paradigma de la soronidad tapatía y con esa propuesta se comprometieron las generaciones de jóvenes que los escucharon en sus presentaciones y grabaciones.
El líder musical indiscutible del grupo fue Reynaldo Díaz Vélez “El Tuki”, fallecido el pasado 31 de enero.
Para que un chavo de los años setenta se arriesgara a caminar por las noches en las calles de Guadalajara, el motivo debía ser fuerte: una tocada de Los Spiders.
Los más apresurados salían a tomar el último de los camiones. Los jóvenes que se bebían el último sorbo de la tardeada para testimoniar el desmontaje de los instrumentos y platicar con los músicos, sabían a lo que se arriesgaban, pues luego había que caminar por calles ajenas, sortear las pandillas de la época, a la policía, el servicio secreto, la DFS (Dirección Federal de Seguridad) y aguantar ese olor a guerra sucia que daba cuenta de desapariciones forzadas.
Ir a una tocada y salir tarde era un riesgo que se debía enfrentar con mucho ingenio, un sábado o un domingo por la noche.
Este emblemático grupo de rock tapatío colocó a Guadalajara en el mapa de la música internacional contemporánea, con algo más que los éxitos del tradicional mariachi y las giras de su ballet. En el Distrito Federal no podían creer que esta modesta organización hubiera colocado en Europa una de sus composiciones: “Back”.
La alineación original de Los Spiders fue comandada por Reynaldo, quien combinó de forma magistral sus conocimientos acústicos y electrónicos, pero ante todo el sonido que se empecinó en lograr arrojó como resultado un grupo sin ninguna concesión con la mediocridad. Carlos del Regil en la voz, José Asunción Cortez en el teclado, Manolo Olivera en el bajo, Memo Olivera en la batería.
Al colocarse en esa textura del virtuosismo, con composiciones propias y ajenas –estupendos cobres–, Tuki se convirtió en el referente de los músicos locales y al alcanzar tal precisión en sus interpretaciones arrastró tras de él a los demás grupos, que empezaron a tocar bien.
El elenco de rock tapatío de aquellos años lo formaban: La Quinta Visión, 39.4, La Revolución de Emiliano Zapata, Fachada de Piedra y Toncho Pilatos. Estos grupos, junto con Spiders, fueron considerados los más representativos del rock mexicano y con facilidad podían ir a cualquier lugar de la república “y triunfar de visitantes”, incluidos los lugares más bravos del DF.
“Fue un guitarrista que logró un sonido personal, característico, inconfundible. Claro, robusto, limpio, sin afanes de virtuosismo vano, mas bien precisión. Al comenzar a tocar algo se sabía que era de Tuki, que prefirió siempre deambular por los mundos sonoros de las guitarras de Gibson y Fender”, recuerda el músico Guillermo Dávalos.
“Modificó prácticamente todos los instrumentos y los músicos de otros grupos, al ver eso, le empezaron a pedir arreglos, y así cualquier descompostura o desperfecto se empezó a arreglar en su casa, que se convirtió en La Meca de todos los músicos de la ciudad y de otras entidades”.

Fans canosos
El 16 de marzo pasado fue un domingo caluroso y familiar. En la vía recreactiva muchas melenas canosas se reunieron sospechosamente en medio de los paseantes y de las bicicletas. El juego de ajedrez en el ágora del exconvento del Carmen suspendió actividades y las piezas se sacudieron por las ondas rockeras durante dos horas de ensueño para los fans de los Spiders, que conmovieron a los asistentes hasta las lágrimas.
Las varias alineaciones de los Spiders se sucedieron cronológicamente, hasta llegar a la que más impactó a los fans y convenció incluso a los hijos de éstos. El infaltable Manolo Olivera en el bajo, Pierre Chaurand en la batería, la voz indiscutible, hoy acrisolada, de Tony Vierling, y Servando Ayala en los teclados. Todos reforzados por Guilllermo Dávalos, que tomó la responsabilidad y la guitarra consentida del Tuki, por cortesía de la familia que quiso que se escuchara el sonido modificado que usó el artista en sus presentaciones.
Más que una tocada nostálgica, los viejos rockeros tapatíos demostraron una hermandad ejemplar, pues asistieron músicos de todos los grupos de aquellos años y que todavía se escuchan con mucha fuerza en algunos bares de la ciudad.
“Esto ya se escucha y huele a Spiders, al teclado de Servando y la voz de Vierling, que se encuentra muy bien, y eso que hace mucho no cantaba el cabrón”, comentó Enrique Sánchez Ruiz “Larry”, voz emblemática de 39.4.
Juan Carlos Ramírez “Tucán”, quien muchos años les prestara una cochera para sus ensayos, recordó que “duraban muchas horas trabajando. Nunca se distraían. Eran perfeccionistas y repetían cualquier acorde hasta que salía exacto. Tuki arreglaba los instrumentos, trincaba desde las guitarras, el órgano y hasta le hizo un micrófono especial a Tony”.
La tocada del Tuki terminó con todos cantando “Back”.

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