Guillermo Solano

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Serio en principio, suspicaz tras los lentes sutiles y de agradable conversación tras el recelo inicial, Guillermo Solano es un decepcionado de la política, y por otro lado ha seguido el sendero de las ciencias sociales. Está por entrar al tercer semestre de la licenciatura en Letras Hispánicas, y su cuento “Digan whisky” fue elegido el mejor en el concurso “Tinta y whisky”, que la Feria Internacional del Libro (FIL), ediciones Urano y el fabricante Dewars, convocaron por primera vez en la edición pasada de la Feria.

Premio
Los finalistas estuvimos en la FIL con Benito Taibo e Ignacio Padilla. Se suponía que iban a dar un taller de creación, pero partieron de la idea de que no se puede enseñar a escribir así que terminaron cotorreando. Las asesorías de Ignacio Padilla simplemente no existen, no se ha puesto en contacto conmigo y si él no se interesa no quiero asesorías a la fuerza. Lo mejor hasta ahora ha sido el whisky, eran 12 botellas y ya nada más quedan dos.

Escocia
La otra parte del premio es un viaje a Escocia. Me voy dentro de un mes. Iba a ser en abril, pero se postergó por la influenza. Voy a llegar a un hotel que es de la misma empresa y me han platicado de unos tours a la fábrica de whisky y de otros a Edimburgo, pero aún no sé nada. Estoy un poco nervioso, porque me han dicho que el acento de los escoceses es muy difícil y mi inglés no es fantástico.

Leer
Quizás no he leído muchos libros. Pero he leído buenos libros y los he releído. Creo que al estar en la universidad se hace normal comprar libros y tenerlos en tu casa. Así que podría decir que fue por influencia de mis hermanos. Ninguno de ellos escribe, pero veía los autores que leían, y los leía yo también.

Escribir
No escribo mucho en realidad. En total sólo tengo unos diez cuentos que pueda decir que están terminados. Pero cuando lo que lees son puras cosas muy buenas como Borges o Mauricio Montiel Figueiras no crees que tus cosas puedan considerarse buenas. Lo que me motivó a seguir con la literatura fue haber ganado el Concurso de cuento corto en 2005. Ver algo mío publicado me dio ánimos para hacerlo.

Profesión
Me siento mejor en Letras. Me gustaría dedicarme a algo relacionado con esto, docencia tal vez, porque sé que no se puede vivir de la escritura. La verdad es que me desencanté de la práctica de la política: es muy distinta a lo que estudias en la teoría, ya que en la realidad funciona de otra manera. No puedes llegar a plantear problemas políticos cuando ya hay una cúpula de poder. Si entras a un partido político, aunque haya buenas personas lo que quieren es llevar agua para su molino.

Graco
Como todos los apodos que perduran, no tiene ningún sentido. En una clase de Estudios Políticos llegué cuando el maestro estaba hablando de un teórico, Graco Babeuf. Como llegué tarde no pude saludar a mis amigos y cuando salimos, uno de ellos me dijo “Quihubo mi Graco Babeuf”, el otro se rió y ya, me empezaron a decir Graco. Cuando iba a mandar el cuento todavía no tenían nombre los personajes, así que se hizo fácil ponerle el mío. También existe Rosa Albert, una amiga; pero es nada más el nombre, que siempre se me hizo bonito.

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