Generadores de sonido

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Fundado en la primera mitad de la década de los noventa, Cabezas de Cera es un grupo que más allá de los términos asociados a la vanguardia y a la experimentación, efectúa una aventurada apuesta por el sonido, por el origen de las ideas transportadas hacia las composiciones menos convencionales, para situarse en un espacio de creación en el que confluye cada vez menos el estilo progresivo y aumenta el instinto de la no limitación musical.

Los hermanos Mauricio y Francisco Sotelo, inquietos compositores que tienen una particular afinidad por los instrumentos forjados en metal, debido principalmente al estudio que posee el segundo en el ramo de la metalistería (técnica y arte en la fabricación de objetos utilitarios, decorativos y artísticos), han grabado una serie de álbumes que poseen en común la ausencia de fórmulas, algo que enriquece la propuesta de la banda y su alcance hacia distintos territorios.

“Tratamos de seguir nuestra intuición. Desde que comenzamos a tocar sabíamos que las cosas no estaban totalmente definidas, pero la creación musical fue marcando el camino a seguir. Los primeros años ocurrieron como una banda de rock, que añoraba ser como otros grandes grupos que nos influenciaron, pero las composiciones nos llevaron hacia diferentes rutas que nos liberaron de prejuicios, de esquemas, una situación que nos aproximó a la música de una manera más libre”, dice Mauricio Sotelo, quien es especialista en el stick, además de colaborar en Cabezas de Cera con el charrófono, la jarana prisma, el tricordio y la duarpa.

“Somos generadores de sonidos. A partir de la inspección y de la creatividad desarrollamos una cualidad propia para tocar. Sin embargo, también existe el reflejo de la música que escuchamos. Los diferentes estilos que conjugamos son como un río subterráneo. Así, la creación de instrumentos, a través de la metalistería, corresponde a un sello propio”.

Francisco Sotelo es el otro cincuenta por ciento de Cabezas de Cera. El armatoste, el salterio prisma, el tambor kitai, la lira de doce cuerdas, las percusiones electroacústicas y el piano, constituyen una parte de los instrumentos que domina. El músico también es profesor de la Academia de Metales en la Escuela de Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes.

La labor de la agrupación no sólo ha alcanzado reconocimiento en México, sino que ha logrado proyección en países de Europa y en diferentes regiones de Latinoamérica. “Hay mucha ignorancia de lo que sucede actualmente en México. Los estereotipos sobre la música mexicana pesan en el extranjero, pero cuando conseguimos convencerlos de que nuestra música es interesante, y que va hacia los sentidos, obtenemos una respuesta que va del asombro a la euforia”, comenta Mauricio Sotelo.

Hermandad, un álbum que renueva el trabajo de Cabezas de Cera, es la grabación más reciente de este grupo que además posee distintos testimoniales en video. “El ser humano no está despegado de su obra. Nuestra música en sí misma es una postura que habla sobre las diferencias y sobre la posibilidad de creación como individuos. Hermandad hace referencia a la historia, a la cultura y a los sonidos. A partir de los temas tratamos de encontrar un lugar común, un sitio donde podamos estar todos. Esa es nuestra apuesta”.

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