Gabriel Pacheco

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Con el financiamiento de la Secretaría de Desarrollo Social, del Distrito Federal, y la Asociación de escritores en lenguas indígenas, Gabriel Pacheco dio vida al libro Los dones de Wiexu, una compilación de cuentos propios en los que retoma elementos de la cultura huichol, a la que pertenece.
La idea original era que los textos fueran parte de la novela que este escritor realiza, llamada Tepari. Al final “no tuvieron cabida”, dice, y decidió publicarlos como un libro aparte, que es ya una de las pocas obras en su género que existen en el país.

¿Cómo construyes los textos de este libro?
Esta historia se reconoce dentro de la cultura huichola, aunque no estoy haciendo ni un rescate, ni una recopilación de textos. Estoy haciendo una creación de mi propio cuento, de mi propia narrativa, a partir de los elementos que tiene la propia comunidad huichola.

¿Qué elementos retomas en estas narraciones propias?
Son tres elementos básicos. Está la jícara azul. La flecha votiva, que no es para cazar, sino para depositarla en los lugares sagrados. También los puntos vitales del ser humano, que son el rostro, el antebrazo y los pies: son los puntos principales donde el sacerdote huichol va a encontrarnos quiénes somos, a quién pertenecemos o de qué familia somos. Tomé como ejemplo estos, pero hay más en la obra. Lo que estoy haciendo es conjugar esos elementos a partir de la función que tienen en la cultura wixárika. Desde luego, en el entendido de que cualquier huichol que lea la obra, debe reconocer de buenas a primeras los elementos que componen esta cultura o reconocerse a sí mismo en la narrativa. Están escritos en lengua wixárika, desde luego, y fueron traducidos al español. Yo mismo me encargué de traducirlos.

¿Es común encontrar textos de este tipo en México?
Textos con estas características, muy pocos. Hay muchos escritores indígenas que están emergiendo a nivel nacional, que están escribiendo en sus lenguas, y muy pocos se meten realmente a tratar temas de su mundo. Es muy triste que muchos, pudiendo dar a conocer lo que es rico de su cultura, se pierden en dar vida a elementos que son conocidos y, para mucha gente de la cultura occidental, es tedioso. En mi caso, me centro más en lo sustancial del pueblo wixárika, en los elementos que damos vida nosotros en cada una de las ceremonias. Para mí eso cobra mayor importancia, porque esto es el mundo que finalmente compone el pueblo wixárika. Esto es una invitación para aquellos que escriben desde su lengua como indígenas, para que nos dediquemos un poco a lo que cada uno tiene. Creo que cada pueblo no está totalmente perdido, y puede rescatar tantas cosas si se asoma detenidamente a lo que hay atrás de cada uno de esos pueblos, y empezar a trabajarlos. Ponerlos de manera dinámica, casi autodidacta, es una forma narrativa que se presta para que los que no conocemos sus culturas, nos demos cuenta qué hay detrás de ese pueblo.

¿A qué te enfrentaste al momento de traducir los textos al español?
Hice la traducción con muchos riesgos. Abordar la traducción de una lengua como la huichola, que maneja tantos elementos propios, y dar esa misma connotación en otra lengua, fue un doble reto. Primeramente, el de seguir una cierta estructura en mi lengua, para que los propios hablantes disfruten mis textos, y luego la traducción, que implicó repensar varias veces una sola línea, hasta estar seguro que la frase que estaba eligiendo en español quedaba en la forma que yo tengo escrita.
Muchas palabras las dejé a propósito en huichol, porque perdía el significado profundo que lleva el término. Preferí mantener la misma terminología en lengua original y dejarlos en un glosario, para responder más o menos lo que significan estas palabras. Traté de apegarme lo más que se podía al original, por eso no quise ponerme en manos de otro traductor, que pudo haberme hecho una traducción muy lejana.

¿Quien lea los textos en español deberá tener un conocimiento previo de la cultura huichol?
Se puede comprender desde la primera lectura, aunque no conozca la cultura wixárika. Traté de situarme en esa posición: aquel primerizo que quisiera leerme, debía comprender el texto y al mismo tiempo situarse en el mundo a que se refiere.

¿Dónde será distribuido el libro?
Las publicaciones que hacemos los indígenas –los pocos que logramos una publicación–, es gracias a que ha intervenido una institución pública o a que ha existido la gestión de la persona interesada. Si te fue bien, te hacen un tiraje de mil libros, que es los que tendremos con este texto, y si tiene uno suerte, hasta pueden reeditar la obra pronto. Si no hay un patrocinador, los tirajes que salieron son únicos, y el que los aprovechó, pues tuvo suerte. Este libro no estará en librerías, sólo en la Asociación de escritores en lenguas indígenas y conmigo.

Primera persona

Gabriel Pacheco Salvador nació en Xatsitsarie, Nayarit. Maestro en lingí¼ística aplicada e investigador del Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas, de la UdeG, es consejero nacional del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas.

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