InicioEspecialesDía Mundial de la DiversidadGabo, los "osos" y el camino contra las masculinidades violentas

Gabo, los «osos» y el camino contra las masculinidades violentas

Se denomina "osólogo", porque hizo de este particular sector de la diversidad sexual el objeto de sus estudios y, en parte, también de su vida. Sin embargo, el propósito más general de su trabajo es propiciar que los hombres se hagan cargo de las violencias que han ejercido y que dejen de ejercerlas

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Desde la pared, la oscura y sutil cabeza de un oso de plástico da la bienvenida en casa de Gabo. Pareciera un trofeo de cacería, pero en realidad es un recordatorio de las aficiones y estudios de este universitario, quien desde hace algunos años busca generar reflexión en torno a las nuevas masculinidades.

Gabriel Molina Huerta es oriundo de Puebla y prefiere que le digan Gabo. Es un hombre adulto al que le gustan los videojuegos, nadar dos veces por semana, cantar y andar en bicicleta, y que en Guadalajara encontró un espacio para compartir sus conocimientos adquiridos en la academia y el activismo por la diversidad.

Pero recuerda que ese no siempre fue el camino que quiso elegir, alguna vez pensó en desarrollarse en el rubro de la tecnología, pero encontró rechazo en un ambiente que lo señalaba por sus preferencias sexuales.

La vida es ojete y segrega y señala a las personas por ciertas cosas. A mí me tocó por ser homosexual, pero consideré que no era justo, que estaba de la chingada, y decidí que quería hacer algo para que eso no siguiera pasando”.

Gabriel Molina. Fotografía: Iván Lara

Durante su adolescencia, este poblano se involucró en movimientos activistas por la diversidad en Puebla y desechó la idea de una carrera relacionada con la tecnología. En cambio, eligió convertirse en psicólogo social para buscar herramientas que le permitieran influir esos entornos que vulneran los derechos de ciertos grupos sociales.

Después de varias reflexiones, decidió buscar nuevas medidas para fortalecer sus herramientas, y llegó a Guadalajara para iniciar una nueva etapa de su vida en la maestría en Ciencias Sociales del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

Conocimiento para reflexionar

Pero para este investigador, el conocimiento generado no sólo debe quedarse en las aulas, sino que debe traspasarlas para motivar un cambio en la sociedad, y desde su trinchera aboga por un entorno en el que los hombres sean más responsables de sus acciones hacia otros hombres.

“Los hombres tenemos una agenda, aún quedan muchas cosas a deber, en las que tenemos que trabajar y así es como me incorporo a un colectivo que se llama ‘Dejar de chingar’, porque creemos que es lo mínimo que debemos de hacer los hombres: dejar de chingar, hacernos cargo de las violencias que hemos ejercido y asegurarnos de no ejercer más violencias”.

Fotografía: Iván Lara

Para impulsar estos cambios, Gabo colabora con la Comisión de Derechos Humanos e Igualdad de Género del Ayuntamiento de Zapopan. En conjunto con otros asesores se encarga de analizar y desarrollar políticas públicas no sólo enfocadas a la diversidad, sino también a proteger a otras víctimas de masculinidades violentas.

“Muchas veces las políticas públicas en torno a las mujeres se enfocan en las mujeres violentadas, cuando tendríamos que enfocarnos en quienes las violentan».

«Sería necio ponerle toda la atención a las personas que están recibiendo la violencia cuando quien está cometiendo el delito son los hombres”.

Un osólogo en Guadalajara

 A Gabo le agradan los osos, pero no los que habitan en bosques y zoológicos. A esta poblano le atraen otro tipo de “osos”: hombres homosexuales robustos o gordos, con abundante vello corporal y maduros de edad, y que se convirtieron en su objeto de estudio durante su paso por la maestría.

Es por ello que se denomina como un “osólogo”, o alguien que estudia a este tipo de personas. Durante su periodo de investigación Gabo trabajó de cerca con este grupo social para analizar cómo expresaban su masculinidad y si replicaban conductas tradicionalmente ligadas al comportamiento varonil.

Gabriel Molina. Fotografía: Iván Lara

“Hay varias investigaciones dedicadas a saber qué son los osos, la mayoría con un corte antropológico”, detalla.

Por un par de años este investigador se reunió con grupos conformados por este tipo de personas: convivió con ellos, los conoció, estuvo al tanto de sus conductas y generó conocimiento para saber algunos de sus comportamientos.

Más allá de la academia, Gabo vive en casa con otro “oso”, su novio Aswin, con quien tiene una relación poliamorosa y es uno de los motivos por los que este poblano migró a Guadalajara. En su tiempo libre ambos cantan, juegan videojuegos y respetan el espacio del otro.

Cuando a Gabo le preguntan cuál es su animal favorito, pudiera parecer obvio que es el oso, pero no es así. En su casa también hay ardillas de plástico, porcelana y otros materiales; estos pequeños roedores fascinan tanto al poblano que, sin querer, por ellos a veces abandona su trabajo como “osólogo”.

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