Una trayectoria corta no le impide situarse como una cantante y compositora admirable. La música de Sharon Van Etten recibe influencia directa del espíritu folk –sin dejar fuera el rock–, con evocación a figuras como Vashti Bunyan, y desde ese espacio reflexivo logra introducirse en tonalidades suaves e interpretaciones que subliman delicadeza.
Tramp, su nuevo álbum, es una aventura musical comprometida con el carácter sencillo y la poesía, elementos que Sharon Van Etten traduce en composiciones semiacústicas, llenas de ritmos apacibles, pero que desde su estado de nostalgia sorprenden por el ímpetu de su voz.
Originaria de Nueva Jersey, Estados Unidos, inició su carrera a temprana edad, cautivada por la figura del músico Kyp Malone, miembro de la agrupación TV on the Radio.
Because I was in love y Epic, las grabaciones anteriores de Sharon Van Etten, son el manifiesto de una artista que encuentra en la música el carruaje perfecto para recrear instantes ardorosos, y que desde ese horizonte, complicado por su imperecedera espiral, revelan el compromiso con la autenticidad. La obra de Van Etten –todavía en crecimiento– sencillamente se aparta de los terrenos de la trivialidad.
