¡Felices 99 doctor Haro!

1489

El pasado 21 de marzo hubiéramos celebrado los 99 años del padre de la astrofísica en nuestro país: el doctor Guillermo Haro Barraza, ello si el 26 de abril de 1988, no hubiera fallecido en la Ciudad de México, la misma donde nació.

Filosofía y periodismo
En cuanto a su formación, siguió cursos de derecho y filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, interesándose por la epistemología, aunque no logró un título universitario. Se desempeñó como periodista en el diario Excélsior, y en calidad de tal, entrevistó a Luis Enrique Erro, quien era director del recién fundado Observatorio Astrofísico Nacional, ubicado en el pequeño pueblo de Santa María Tonantzintla, cercano a la capital poblana. Tan profundo interés manifestó en la astronomía, que fue invitado por el propio Erro a integrarse al observatorio en 1943.
En el periódico también conocería a Elena Poniatowska, con la que se casó en 1968 y de la que se divorció siete años antes de su muerte, aunque su primera esposa fue Gladys Learn Rojas, quien le ayudaría con la traducción al inglés de sus primeros artículos científicos.

En los observatorios norteamericanos
Durante la Segunda Guerra mundial y merced a una beca especial promovida por Erro a instancias del doctor Carlos Graef Fernández, quien era director asistente en Tonantzintla, Haro viajó a Estados Unidos, donde se familiarizaría con los telescopios e instrumentos de los observatorios de la Universidad de Harvard (estación astronómica de Oak Ridge), el McDonald de la Universidad de Texas, el Case del Instituto Tecnológico de Cleveland y el de la Universidad de Chicago.
En esas instituciones, Haro colaboraría con astrónomos, tales como Harlow Shapley, quien curiosamente inició sus estudios en periodismo en la Universidad de Missouri, antes de dedicarse a la astronomía, y que fuera participante principal en el denominado “Gran debate”, entablado con H. D. Curtis respecto a la naturaleza de las nebulosas y las galaxias, que tuvo lugar el 26 de abril de 1920.
De acuerdo al doctor Jorge Bartolucci (La modernización de la ciencia en México: el caso de los astrónomos, UNAM-Plaza y Valdés, México 2000, p. 156): “El 31 de mayo de 1944, es decir, al cabo de un año en Harvard, Shapley volvió a escribirle a Duhart para contarle que el “señor Haro” había hecho un pequeño descubrimiento muy interesante en el Observatorio: se trataba de una nueva estrella variable de poco común enrojecimiento, tal vez una de las estrellas más rojas registradas hasta ese momento”.
Ese sería el primero de un gran número de descubrimientos hechos por Guillermo Haro.
Otro personaje que conoció en Harvard, fue Bart Bok, astrónomo de origen holandés, quien escribiría acerca del mexicano (“Mexican astronomy, 1930–1950,” Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 7, pp. 21-25, 1983): “El joven revolucionario que años atrás, en 1941, me entrevistó para Excélsior, ha llegado seguramente lejos. Nunca pensé que él y yo veríamos el día en el que sería considerado el decano de los astrónomos mexicanos”.
Gracias a su estancia en el Observatorio Yerkes, de la Universidad de Chicago, posteriormente y ya en Tonanzintla, colaboraría con William Wilson Morgan, pionero de la clasificación espectral de galaxias y quien aportaría evidencias observacionales de la existencia de los brazos de nuestra Vía Láctea. La colaboración tendría que ver con el estudio de estrellas eruptivas en la nebulosa de Orión.

Nuevas áreas de investigación astronómica
A su regreso a México, en 1947, es nombrado investigador científico adscrito al Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya, y al año siguiente el rector de la UNAM, Salvador Zubirán, lo nombra director del mismo, cargo que ocuparía hasta 1968 y que compartiría con la dirección del Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla a partir de 1951, cuando funda el Boletín de los Observatorios de Tonantzintla y Tacubaya, que devendría en 1974 en la Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica.
El Observatorio de Tonantzintla tenía en ese tiempo el instrumento astronómico más grande del mundo de su tipo: la cámara astrográfica Schmidt de 77.3 cm de apertura efectiva, con la que Haro y sus colaboradores Enrique Chavira y Braulio Iriarte (entre otros) hicieron diversos descubrimientos que pusieron a Tonantzintla en el plano astronómico internacional. Uno de tales fueron las pequeñas nubecillas cercanas a las regiones de formación estelar que ahora conocemos como objetos Herbig-Haro (ver http://astro.inaoep.mx/observatorios/oanton/schmidt/descubrimientos.php); otro las galaxias con exceso de emisión: el azul que se denominan azules o Haro, además de ser Haro y Chavira los únicos mexicanos que han descubierto un cometa: el Haro-Chavira 1954k.
Si ello fuera poco, en el recuento que hace el doctor Manuel Peimbert Sierra (“The astronomy of Guillermo Haro”, Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, volumen 7, 1983, pp.15-20), se mencionan también descubiertas 11 novas galácticas, una nova galáctica y otra extra-galáctica y una supernova extragaláctica.
Entre los honores recibidos por el doctor Haro, además del doctorado honorario por el Case Institute of Technology, la medalla “M.V. Lomónosov” de la Academia de Ciencias de la URSS, el Premio Nacional de Ciencias otorgado por el gobierno de México, entre otros.
Sus restos descansan, desde el 6 de agosto de 1994, en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores.

*Licenciado en física. Adscrito al Instituto de Astronomía y Meteorología, del CUCEI.

Artículo anteriorCITRANS
Artículo siguienteCompromiso mundial