Extorsiones no paran durante la pandemia

Las medidas por la contingencia y la consecuente disminución de personas en la calle, hace que los delincuentes busquen otras maneras para realizar actos ilícitos. Por ello, las estafas telefónicas son un delito que pudiera registrar un ulterior incremento en este año

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La primera llamada llegó alrededor de las 13:00 horas de un jueves. Una voz arrastrada de un supuesto comandante llamado Víctor Hugo —que llegó a referirse a mí como tocayo— detalló que era el hombre asignado a retomar el control de la plaza asignada al área en la que vivo. Luego me preguntó cuál sería mi postura, si de amigo o enemigo, frente al control del CJNG. Corté la comunicación.

“Ya tenemos varios meses que se está pidiendo el Quédate en Casa con el tema de la pandemia de COVID-19, pero esto también aplica para los delincuentes, que al no haber transeúntes buscan formas de obtener los ingresos que les interesan a través de sus actividades ilícitas”, explica Juan Carlos Coronado Ávila, responsable del Área de Capacitación de la Coordinación de Seguridad Universitaria de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Añade que es posible que este 2020 las estafas aumenten por el aislamiento, además puntualiza que por el hecho de que tanta información personal circule por medio de medios electrónicos, es fácil para los estafadores obtener datos personales y que con ello amedrenten o presionen a las víctimas para lograr obtener dinero u otros chantajes.

De acuerdo con datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, se detectaron nueve modelos de extorsión que se desarrollan en la actualidad y entre los que se emplean como estafas telefónicas están: amenazas de delincuentes, infidelidades de pareja, cobro de piso o plaza y secuestro virtual.

El Centro Nacional de Información (CNI) reportó en noviembre de 2019 un total de 11 mil 960 números telefónicos desde los que se realizaron casi 19 mil llamadas de intimidación, en su mayoría desde teléfonos celulares y en al menos 18 entidades del país.

Otros de los engaños telefónicos, según confirma el Gobierno del Estado de Jalisco, son: cuando se reciben llamadas de supuestos trabajadores de instituciones financieras informando acerca de beneficios obtenidos que para adquirirlos solicitan datos personales de cuentas bancarias, este es denominado comúnmente como vishing; asimismo la llamada de una persona que se identifica como algún pariente detenido en aduana por ingresar al país mercancía y solicita que se le deposite dinero para pagar las multas requeridas.

Según datos de la Fiscalía del Estado de Jalisco publicados por el diario El Informador, en 2017 se sumaron 261 carpetas de investigación bajo este delito y para el 2018 se registró un incremento al alcanzar 422 denuncias, un aumento del 62 por ciento.

Coronado Ávila sugirió no alarmarse al recibir alguna de estas llamadas, confirmar la procedencia del número, reportarlo a las autoridades y verificar que los familiares señalados estén con bien.

“Es importante no perder la visión de la prevención y tratar de anticiparnos a lo que pueda suceder. Así como vemos que hay comercios que cambiaron la forma en la que desarrollaban sus actividades para obtener ganancias durante la cuarentena, también los delincuentes se actualizan ya que no dejarán de hacer este tipo de actividades por la presencia de la pandemia. Solamente adecúan sus estrategias desde lo cibernético o vía telefónica. No olvidemos que los timadores siempre han sido creativos y tratan de desestabilizarnos para el engaño”.

Cuatro días después de la primera llamada, eran alrededor de las 15:30 horas cuando timbró el teléfono mientras en el detector de llamadas aparecía el número 6462925779. Un hombre que se presentaba como el licenciado Vadillo quería hablar conmigo.

Con frases pausadas, como quien sigue un guion diseñado para el telemercadeo, me dijo que una mujer sentía odio y recelo hacia mi familia. Que le habían contratado para investigarme en un lapso de siete meses y tenían fotografías de “todos y cada uno” de los integrantes de la familia Rivera con los rostros encerrados en círculos rojos.

Simulando apiadarse, me expresó que se habían dado cuenta que mi familia era de bien, pero que aquella mujer tenía intenciones de hacerme daño desapareciendo a los integrantes de la familia hasta que hiciera lo que me pidieran. Al terminar su discurso hubo un silencio. Pidió respuestas y solamente le dije que no sabía de nadie interesado en ello, a lo que añadió: “Conmigo no juegues porque soy integrante del CJNG y no dudaré en demostrar mi poder. Yo no amedrento con gritos e improperios sino con hechos”. Colgué.

Datos de organizaciones civiles muestran que hasta el 80 por ciento de las extorsiones telefónicas se realizan desde los centros penitenciarios. Foto: Internet

El miedo es el principal factor que persiguen los estafadores. Siembran la incertidumbre y de acuerdo al tono de voz de quien responde analizan la manera en la que soltarán la información para buscar obtener ganancias usando una voz imperativa o hasta gritos.

Desde 2013 distintos medios de comunicación han ratificado que hasta el 80 por ciento de las extorsiones telefónicas se realizan desde los centros penitenciarios, al citar datos de organizaciones civiles como el otrora Consejo Ciudadano del DF o la agrupación Causa Común. En 2011 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) contabilizó 4.4 millones de extorsiones en el país, aunque las asociaciones consideran que solamente se reportan tres de cada cien delitos.

En caso de recibir alguna llamada es importante que se reporte el número telefónico desde el cual se realizó a la Fiscalía del Estado de Jalisco, al teléfono 089. Se recomienda mantener la calma durante la llamada, tomar en cuenta la información brindada por el extorsionador, el día y hora de la llamada, datos de la agrupación a la que dice pertenecer y evitar compartir información personal. La denuncia es anónima.

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