Evadir la filantropía

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La práctica de evadir impuestos por medio de donativos simulados motivó al gobierno federal a limitar estas disposiciones fiscales para 2014 y, por culpa de quienes hicieron mal uso de la deducibilidad, las asociaciones caritativas, las organizaciones de la sociedad civil y las fundaciones se verán afectadas.

Así lo afirma el académico de la Universidad de Guadalajara, Martín Jaime Peña Guerrero, adscrito al Departamento de Impuestos, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, quien detalla que la reforma limita la deducibilidad de los donativos, aun y cuando sean expedidos comprobantes con requisitos fiscales o que sean donatarias autorizadas.

Ahora las personas físicas sólo podrán deducir dos salarios mínimos anuales (más de 48 mil pesos) y se mantiene el siete por ciento de las utilidades fiscales para las personas físicas, pero las donaciones a entidades estatales son reducidas al cuatro por ciento.
“Por lo tanto, si no tienen utilidades, no se puede deducir nada. Entonces no tendría sentido para muchos”, enfatiza el especialista. Se calcula que serán siete mil organizaciones donatarias autorizadas las que resultarán afectadas.

Peña Guerrero explica que por causa de unos, terminarán por perder todos: “Parece que la autoridad detectó esos señalamientos en la página de internet del SAT, por una práctica fiscal indebida. Esto es a través de las fundaciones, que eran donatarias autorizadas, que expedían comprobantes, pero no recibían esa cantidad de dinero, sino simplemente era una simulación. Eso hizo que la autoridad se pusiera más estricta en las acreditaciones a las donatarias autorizadas. Las donatarias se vieron afectadas todas por algunas que hicieron mal uso de la disposición”.

El especialista pondera que, de por sí, en México la donación institucional aún no alcanza el tamaño que hay en otros países, y con este tipo de disposiciones fiscales habrá un retroceso. De acuerdo al Centro de Filantropía de la Universidad de Indiana, en México los donativos alcanzan apenas el 0.04 por ciento del producto interno bruto (PIB), por debajo del promedio global de 0.37 por ciento y de 0.23 por ciento en América Latina.

Otro aspecto tiene que ver con la desconfianza a donar. De acuerdo a un estudio de 2010, realizado por el Instituto Tecnológico Autónomo (ITAM), el 43 por ciento de los mexicanos no lo hace porque cree que el dinero no será destinado a lo que se pregona, o temen que usen su dinero para jinetearlo y las grandes empresas puedan evadir impuestos.

“Si a las organizaciones de filantropía les costaba trabajo conseguir donativos, aun pudiendo entregar comprobantes, ahora se les va a hacer más complicado hacerse de recursos. Tendrán que buscarlos con el gobierno, desgraciadamente, por la tramitología que existe”.

Varias asociaciones de asistencia, como el Centro Mexicano para la Filantropía y la Coordinación Nacional de Juntas de Asistencia Privada, han mostrado en varios foros su rechazo a las medidas. Entre las fundaciones y organismos que se han pronunciado en contra, están Save the Children México, Fundación Expo Guadalajara, Hábitat para la Humanidad, Fundación Educa México, entre otras.

“A las donatarias no les espera un panorama halagador, porque tendrán que trabajar más para hacerse de recursos. Lógicamente pidiendo a quien ellos puedan pedir, al público, a las empresas, a las personas físicas, a las instituciones de gobierno”, señala Peña Guerrero.
También las fundaciones se verán golpeadas: “Están autorizadas y vigentes y son donatarias autorizadas. El problema es que de donde reciben recursos las fundaciones, es decir, de sus propias empresas, como Telmex o Banamex, porque esas empresas hacen deducibles esas donaciones, el próximo año no serán deducibles, estarán limitadas”.

El especialista concluyó: “Hago un llamado a nuestros diputados para que analicen este tipo de situaciones y otras que vienen en la reforma, para corregirlas, porque van a afectar la economía y van a afectar a quien de buena fe hace este tipo de donaciones. Está bien que le quieran cobrar a quien más gana, pero creo que hay formas, y hay otras maneras con otros impuestos que serían más sencillos y harían que todos pagáramos, como el impuesto al consumo”.

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