¿En qué se ha avanzado con el voto de las mujeres?

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En este mes fue celebrado el aniversario 58 del reconocimiento del derecho al voto de las mujeres mexicanas. El 17 de octubre de 1953 publicaron la reforma constitucional que reconoció el derecho de las mujeres mexicanas para votar en cualquier elección popular del país. Casi seis décadas de esta fecha significativa, la pregunta obligada es: ¿En qué han mejorado las mujeres de este México ante el nuevo milenio?, cuando las asimetrías se hacen más marcadas, cuando el Estado ha disminuido la inversión del gasto público en materia de educación, en los programas para combatir la pobreza, en los que prevalece una situación de mayor empobrecimiento de los grupos sociales que en los dos últimos años ha aumentado, del 44.5 por ciento al 46 por ciento. Eso significa que alrededor de 51 millones de mexicanos viven en situación de pobreza.
Lo más grave es que de este porcentaje se desagrega por población y género de pobreza moderada y pobreza extrema, grupos en los que existe un gran porcentaje de mujeres: un 51.2 por ciento, es decir, aproximadamente 25 millones de mujeres mexicanas se encuentran en esa condición. Ellas son las que no tienen las mismas oportunidades de desarrollo ni de educación, ni en la economía formal.
La falta de oportunidad de las mujeres mexicanas del nuevo milenio, les disminuye la posibilidad de una mayor y mejor calificación para incorporarse a un mercado laboral formal. Es importante y conlleva a contar con formación educativa y con la experiencia laboral, por lo que las mujeres pobres desempeñan los empleos más precarios e informales del país, como el trabajo doméstico, en las industrias maquiladoras, a domicilio, el comercio sexual. Estas son sólo formas de condición de pobreza y baja calificación y educación de la mano de obra femenina. Es decir, a menor educación y calificación, mayor número de empleos precarios.
Esto se argumenta con la experiencia en Jalisco, en donde existe una tradición de empresas electrónicas trasnacionales, las que emplean en un 69 por ciento a mujeres con instrucción primaria y secundaria, con jornadas de 9 a 10 horas de trabajo diarias, con un salario de 950 semanales, con poca regulación del trabajo, como la contratación a través de las agencias de colocación, así como el incremento del trabajo sexual en el primer cuadro de la ciudad de Guadalajara, por señalar algunos.
El próximo año serán renovados 629 cargos de elección federal, es decir, por cuota del 30 por ciento debería haber aproximadamente 160 mujeres con una representación federal, y mil 493 en los ámbitos local y municipal, esto es, casi deberían estar 400 mujeres en esos espacios, lo que incidiría en la representación de mujeres en los órganos públicos de toma de decisiones y en la construcción de las plataformas políticas.
El incremento en tal aspecto ha sido muy paulatino y las condiciones de las mujeres no han mejorado. Garantiza o no que una mujer sea electa si trabajan por y para las mujeres en una cultura de equidad. Por ejemplo, de las tres mujeres en el gabinete, hay dos ministras en la Suprema Corte, 28 por ciento de diputadas, 23 por ciento de senadoras, cuotas de género para los congresos federal y la mayoría de los locales, además de un instituto nacional especializado.
Ante este panorama, ¿en qué han mejorado las mujeres?

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