La influencia que ejercen las relaciones interpersonales de las figuras públicas en el desarrollo y consolidación de la política de nuestro país, es la principal temática que aborda Alejandro Sánchez, reportero del periódico Excélsior, en el libro En las mieles del poder.
Obra que se caracteriza por ofrecer una visión crítica y una descripción detallada de la vida romántica en dieciséis relatos, de personajes como Gustavo Díaz Ordaz, José López Portillo, Vicente Fox, Arturo Montiel, Elba Esther Gordillo y Porfirio Díaz, entre otros.
Una de las historias de amor que se expone es la de Sebastián Lerdo de Tejada y Manuela Revilla. El apartado del secretario de gobernación comienza con la huida que emprende hacia Chihuahua a causa del inicio de la invasión francesa, ahí conoce a una niña de catorce años. Cae rendido a sus pies y le propone matrimonio, pero ella no acepta porque estaba enamorada de un costurero que vivía en el mismo barrio que ella.
Para Alejandro Sánchez este relato es particularmente interesante porque sucedió mientras los franceses se acercaban a la Ciudad de México para derrocar al gobierno de Benito Juárez.
“Lerdo de Tejada estaba distraído en otras razones, en vez de concentrarse en defender la República. Puso en riesgo la seguridad nacional y la soberanía por estar pensando en cómo flechar a esa niña”.
Asegura que el objetivo central del libro es demostrar que con base a sus relaciones íntimas, las figuras públicas tomaron una determinación en perjuicio o beneficio de la nación.
“Es importante ver cómo estas relaciones amorosas influyeron en la vida pública. Si no hubiera un impacto en la sociedad no tendría derecho a contarlo porque sería una invasión a la vida privada”.
Comenta que hay dos historias de su agrado. La primera es la de Francisco Villa, ya que al inicio de su investigación no sabía qué escribir del emblemático personaje, porque recientemente se había publicado un libro y deseaba aportar algo nuevo a la historia.
“Un día supe que el chofer de Villa, Carlos Caballero, vivía en un asilo y estaba en plenas facultades físicas y mentales de poder contar la vida de su jefe”.
Menciona que al principio no creía que fuera posible que Carlos hubiera conocido al General por ser de Monterrey, pero con el tiempo se dio cuenta de que era verdad y decidió charlar con él.
“Conocer su historia fue todo un descubrimiento periodístico. Hablé dos o tres veces por teléfono con él antes de entrevistarlo en persona y me percaté de que es un tipo bastante lúcido, que conocía muy bien la historia de Villa”.
Explica que lo más importante que le confesó Carlos es que se dio cuenta de que después de que Pancho Villa intimaba con alguna mujer de los pueblos en los que se movía, posponía la salida de la región.
“Esto es una gran revelación, pues estos datos fueron definiendo el país. Además nos hace reflexionar sobre qué hubiera pasado si no hubiera estado con una mujer esa noche, se habría consumado la revolución o no”.
La otra historia que le gusta mucho es la de Rosario Robles y Carlos Ahumada, porque le tocó cubrirla de principio a fin.
“Al momento de analizar la información de este relato me sorprendí porque nunca había comprendido la dimensión de lo que significaba esta historia de amor. Comencé a teclear y me di cuenta de cómo Ahumada fue muy astuto para hacer que Rosario perdiera su corazón por él”.
Asegura que el mandatario fue un gancho para financiar campañas políticas, tanto locales como federales. “Desde el primer día que Carlos conoció a Rosario le otorgó beneficios, la mandó de vacaciones con su hija con todos los gastos pagados y le prestó el avión presidencial para que se moviera en su campaña”.
El escritor añade que en este apartado también narra el inicio de la investigación de los video escándalos y el fin de la relación.
“Robles descubrió que Ahumada tenía intereses políticos sobre ella, le escribió una carta mientras él estaba detenido en Cuba y le confirmó su amor mientras que perdía su carrera política. Lo que ocasionó un nuevo contexto político y sociocultural”.
