En busca de una ciudad amable

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070718 ciudad y region fotos de edificio Torre Cube en Puerta de Hierro. foto giorgio viera.

El urbanismo y el medio ambiente deben ir juntos en la construcción de las nuevas ciudades, cuyos habitantes están generando nuevas formas de convivencia; diseñar por diseñar, ambicionar el mejor rendimiento, pese a lo arquitectónico y otras consignas, viven en el aire de los constructores de ciudades; más claramente, de las ciudades del futuro.
El debate para transformar la ciudad en un hábitat que armonice con sus tradiciones, pero a la vez con las nuevas necesidades individuales y colectivas, está en marcha. Así lo confirmó el Foro Internacional de Arquitectura “Complot”, celebrado en octubre pasado en Guadalajara.
Ishiyama, Echeverry, Ruby, Easterling, Guallart o Klotz, significan, para los apasionados y profesionales de la arquitectura, un abrevadero múltiple y global en el que se maceran los conceptos más vanguardistas en el mundo de la creación de nuevas capitales, todas ellas signadas bajo el mismo problema de conurbación y gestión que enfrenta Guadalajara y más notoriamente las ciudades latinoamericanas.
Estos diseñadores internacionales estuvieron aquí. Se admiraron de la fuerte identidad de una ciudad con simbolismos y significados mexicanos reconocidos en todo el mundo, pero también de las heridas de nuevas avenidas, como Federalismo, que cruzaron su corazón y sus barrios sin que hasta el momento- tras de 40 años- se rehabilite la zona.
Igual sorpresa causó el entubamiento de un río natural (San Juan de Dios), cuando la “onda” mundial es que las ciudades tengan un acuífero urbano, como el que se creó a golpe de cifras millonarias en Monterrey y en algunas ciudades japonesas, donde los hídricos sepultados reciben nuevamente los rayos del sol.
O el hecho de que la ciudad sea baja y extendida, sin haber ingresado antes a la densificación; que se arrasen huertas, siembras y arroyuelos a las afueras, para crear cotos perfectamente identificados en el mundo como los orígenes de la agresión, el individualismo y la generación de inseguridad en las calles. Sorpresa tras sorpresa.
Unidos por un credo común que se resume en la frase de Osamu Ishiyama: “La pérdida de la pesadez y la rigidez de la arquitectura, es un proceso natural en pos de la flexibilidad y movilidad en el futuro”, los alarifes internacionales parten de tres premisas: terminar con la especulación, abrir nuevas formas de gestión urbana y crear conceptos de hábitats armónicos con las nuevas necesidades familiares”.
Habitar, trabajar y descansar son los objetivos de las nuevas ciudades, que se pretende construir con habitabilidad y sociabilidad y fomentar la interactividad, se dijo. Los ponentes coincidieron en la producción de un nuevo esquema de viviendas donde se cumplan con el lema “las ciudades que funcionan tienen inteligencia colectiva y una marca distintiva” .

Crítica a un museo

el prestigiado arquitecto Vicente Guallart, creador del concepto sociópolis, dijo en Guadalajara que la construcción del museo Guggenheim, a orillas de la barranca de Huentitán, al norte de esta capital, podría no ser conveniente pues en el afán de aprovechar el paisaje se estaría sacrificando la generación de un espacio público, integrado a la mancha urbana. “Estos proyectos que son grandes íconos, son más factibles cuando son capaces de generar economía a su alrededor en forma directa, y son motivo de transformación de un espacio público, mucho más que la generación de un evento territorial o paisajístico; el proyecto planteado seguramente es bueno y válido, pero quizás no sea capaz de generar otras actividades”.
Entrevistado luego de participar en el primer Foro Internacional de Arquitectura en esta capital, insistió en que –en el caso del museo de Bilbao- “es muy claro cómo ha generado hoteles, viviendas y toda una transformación de la Ría, que era un lugar industrial y totalmente decadente”. Luego, el arquitecto catalán expuso sus conceptos de integración urbana al ambiente.
“Si aquí se plantea que se haga un edificio en el parque más bello y que la actuación urbanística más próxima esté a más de 500 metros o de un kilómetro, difícilmente una inversión de este tipo va ayudar a transformar la ciudad y a mediano plazo generar turismo; pero quizás sea un turismo poco profundo”, aseguró.
Guallart afirmó que el museo podría, al estar desconectado del resto de Guadalajara, no producir un liderazgo en la transformación de la ciudad y crear economías paralelas. “Algo aislado genera una economía aislada. Se puede pensar en algo que produzca beneficios a mucha gente a su alrededor. Es un proceso más inteligente y eficaz”, sentenció.

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