En busca de espacios perdidos

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Recuperar el espacio público a través del arte, es la consigna de varios colectivos en México y Guadalajara que, a través de los mensajes que quieren transmitir en las diferentes disciplinas que trabajan, luchan todos los días por ese lugar que se está perdiendo dentro de la urbanidad y la cotidianidad.

En el 2012, Cabezas Cuadradas promovió el primer Festival de Pintura Fresca, un movimiento que, fuera de las galerías, a través de las obras plásticas propiciara el arte público en espacios convencionalmente no diseñados para ello: bancas, tiendas de ropa, paredes y azoteas de casas viejas y calles abandonadas. Setenta y cinco artistas participaron en esa convocatoria que volvió a surgir este año, todo el mes de junio, en diferentes partes de la zona metropolitana y en otros pueblos de Jalisco.

“Los temas de los que hablamos pueden ser un poco contestatarios pero representan el tiempo en el que vivimos, no voy a censurar a ningún artista porque su mensaje pueda ser incómodo, tenemos esta postura de hacerlo con gente de trabajo de buena calidad, fuera de las galerías, porque en ellas no hay espacio para artistas jóvenes aun con una gran obra, entonces quisimos generar esta oportunidad desde la independencia para artistas consolidados pero también los emergentes”, menciona Yamir Ali Yedet, organizador del festival.

Los Muros de Lázaro son el proyecto actual del Festival de Pintura Fresca, en el que Cabezas Cuadradas consiguió gestionar el permiso para varios cruceros en la avenida Lázaro Cárdenas, en que se trabajan dieciséis murales para sumar veinticinco en todo Jalisco, entre el que destaca la realización de un mural en la sierra huichola en el proyecto Colores de la Tierra, en colaboración con cien niños. El festival no tiene una temporalidad, durará lo que alcancen los recursos.

Yamir menciona que esta iniciativa busca “crear una galería a partir de mucho del mobiliario urbano en desuso, planeamos volver a pintar las bancas que antes eran parabuses y que ya nadie utiliza, queremos resignificar este equipamiento y darle un lugar a los creativos en el estado, queremos que a la larga esta sea una intervención callejera anual, pero con todas las de la ley”.

A partir de esta segunda edición en forma se suscitaron más permisos y la aceptación ha sido gratificante. Ali Yedet comenta que el grafiti ya ha cambiado de paradigmas porque estos murales, estos mensajes, afectan directamente el espacio en el que se quedan y “los que nosotros hicimos han sido muy bien acogidos por la sociedad en general, porque vienen a tomar espacios públicos que quizá ya no son parte fundamental de la urbanidad pero con la ilustración, el diseño, la pintura o el grafiti cobran un nuevo sentido”.

La Comuna, cuyo director es Rubén Ortiz, busca llevar el arte escénico a la calle para desarrollar proyectos de vinculación y de participación social.

“En la comunidad de artistas hay cierto agotamiento formal y de relación o político en las prácticas escénicas heredadas de la modernidad, nos parece que allí ya no se dan ciertos resultados que nos interesan; por otro lado queremos saber qué pasa si esos conocimientos adquiridos en la práctica artística autónoma salen a la calle y se encuentran con la gente que no van a los teatros o museos; y en tercer lugar tenemos un imaginario utópico en el que queremos saber si las prácticas artísticas pueden incidir en las relaciones sociales y políticas de comunidades y colonias en conflicto, el arte a veces puede hacer cosas que las asociaciones civiles encargadas no pueden hacer”, comenta Ortiz, quien ahora se encuentra trabajando en una intervención en la colonia Ferrocarril, donde buscan encontrar el punto de unión entre barrios y grupos de clase, género y edad por medio de distintos talleres y actividades recreativas.

Éstos, junto con los colectivos mexicanos Sector Reforma, Arte en la Calle y los españoles Sra. Polaroiska, estuvieron la semana pasada reunidos en el Encuentro Internacional de Arte Escénico y Contemporáneo en el “Coloquio de arte y espacio público: Hacia el espacio común”, que se realizó en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas. Ahí se discutieron las necesidades cada vez más evidentes de los creadores para apoderarse del espacio público, ampliando los lugares destinados al arte por medio de intervenciones callejeras y la enseñanza de las diferentes disciplinas en comunidades en conflicto.

Actualmente están comenzando residencias en colonias como la Ferrocarril y Santa Cecilia sobre artes y técnicas escénicas y coreográficas.

Rubén Ortiz comenta que es necesaria la vinculación y “fue un tema muy explorado en el coloquio, es muy necesario, en México siempre han existido actividades que intervienen el espacio público pero el enfoque o el desplazamiento de las artes hacia allá no ha sucedido con magnitud importante, tenemos que resignificar conceptos, conocer metodologías y esas cosas importantes, trabajar en hasta qué punto las asociaciones gubernamentales pueden, deben, vincularse con nuestro trabajo y viceversa, es un asunto muy problemático que hay que dialogar. Creo que se debe negociar con el campo autónomo del arte, la sociedad y el gobierno, para administrar el espacio común y darle un sentido en el que todos ganen”.

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