El verdadero sentido del servicio social

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El servicio social en México se ha fortalecido a través de las décadas en muchos ámbitos, sobre todo en los académicos, pero se desvirtúa en diversos sentidos, sobre todo en los humanitarios. Retomar la esencia de la prestación del servicio social, resulta de vital relevancia.
En México el servicio social tiene sus raíces en la práctica médica gratuita a favor de las capas sociales más desfavorecidas, siendo durante la Revolución mexicana cuando se sintió con mayor necesidad y urgencia. Esta actividad tiene sus antecedentes en la constitución de 1917, y en mayo de 1945 se publica en el Diario Oficial de la Federación la Ley reglamentaria de los artículos 4o y 5o constitucionales, relativos al ejercicio de las profesiones en el Distrito Federal. En ese año, la Universidad de Guadalajara comienza formalmente las actividades del servicio social, con la creación de la primera oficina de servicio social a partir del 21 de septiembre de 1945. También la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), crea sus denominadas “brigadas multidisciplinarias”, con el objetivo de a través del servicio social universitario, continuar apoyando de manera estructurada a las poblaciones vulnerables.
El servicio social ha sido considerado como la manera de regresar a la población lo que ha aportado para que los prestadores puedan estudiar una carrera profesional. Sin embargo, esta aseveración pierde sustento cuando se trata de una institución de educación privada, por lo que cada vez se ha orientado más al enriquecimiento profesional y personal del estudiante, realizando actividades y proyectos que fortalezcan su aprendizaje de manera integral. Por eso la orientación del servicio social debe ser focalizada hacia los más desprotegidos o comunidades vulnerables, que es en donde la prestación de esta actividad toma mayor impacto, sobre todo con los programas inclusivos con la sociedad para proveer de herramientas para su desarrollo y no proyectos asistencialistas.
En materia de servicio social, la Universidad de Guadalajara ha logrado consolidarse en el ámbito nacional como un referente, tanto para la realización de proyectos de desarrollo comunitario, como para la calidad de sus procesos administrativos y su representación institucional con espacios de liderazgo en los niveles regional y nacional.
En nuestra institución se ha trabajado intensamente en eficientar, desarrollar y enriquecer la prestación del servicio social de los 22 mil prestadores que tiene la red universitaria en el año. Con esta nueva visión, el servicio social de nuestra máxima casa de estudios logró obtener por segunda ocasión consecutiva el primer lugar nacional de servicio social, con la participación de cerca de mil 400 prestadores, con más de 300 mil beneficiados en el año en los diversos programas de desarrollo comunitario.
Se puede afirmar que el servicio social en México ha sido de gran beneficio para la población, los estudiantes, el gobierno y las instituciones de educación superior. Pero también es cierto que queda mucho trabajo por hacer en beneficio de todos los actores involucrados.
La meta es que el servicio social no sea percibido por los estudiantes solamente como un requisito administrativo para obtener el título, o en el peor de los casos, un obstáculo para su desarrollo profesional, sino como una oportunidad para su enriquecimiento en valores, actitudes y habilidades.
Sin embargo, para cambiar la perspectiva del servicio social en los prestadores, es necesario que primeramente se cambie la percepción institucional y de los receptores. Esto permitirá tener mayor trascendencia e impacto de esta actividad en la población que realmente lo necesita, para regresar al verdadero sentido del servicio social.

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