El valor que dan las letras

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El ensayista y narrador Fernando del Paso Morante (Ciudad de México, 1935) vuelve a dar sentido a la leyenda del Corazón de León, el arquetipo del hombre que lucha, conquista y lo da todo por el todo, sin medias tintas.

Ricardo I de Inglaterra, el primero en llevar el título en la historia de la humanidad luchó con garra por la religión y su propio reino; Del Paso, quien recibió la semana pasada el galardón Corazón de León que otorga la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) a las personas que se distinguen por su labor y aportación a la sociedad, enfrenta, en lo personal, un “destino enfermizo”, como él lo llama, y combate las injusticias que se suceden en México con una crítica lúcida y bien dirigida.

La última gran victoria de Del Paso, de 80 años de edad, fue recuperar el habla después de una serie de infartos que, hace un par de años, afectaron sus capacidades lingüística y motriz.

El escritor narró ante estudiantes y académicos cómo la voluntad de un hombre que ama las letras y la vida a pesar de las dificultades y las enfermedades recurrentes valió para sobreponerse a un suceso que parecía irreversible. Del Paso se impuso leer en voz alta su propio libro Noticias del imperio durante los dos últimos años. La obra a la que él dio voz, ahora le ha regresado la facultad de expresarse.

Con nueva voz y el mismo vigor, el galardonado se hizo cargo de su propio discurso de agradecimiento en la ceremonia del 10 de septiembre, en la que Alberto Galarza Villaseñor, líder de la FEU, y el Rector General de la Universidad de Guadalajara, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, pusieron en sus manos el reconocimiento.

En esa misma ocasión, Del Paso reconoció el valor de los que le anteceden en la recepción del galardón, Javier Sicilia, Raúl Vera, el doctor José Narro Robles, el padre Alejandro Solalinde, Carmen Aristegui y José Mujica; después de esto inició una disertación sobre el valor y la valentía, y enumeró esos momentos de su vida personal, familiar y artística que muestran el coraje de una persona con Corazón de León.

Del Paso recordó su éxodo hacia los Estados Unidos, que le permitió entregarse al estudio de las letras, aun dejando atrás una posición importante en una agencia de publicidad; también repasó su travesía por Europa, su estancia en un barrio de clase media en Londres y su arribo a Francia donde enfrentó a las autoridades que no aceptaban el ingreso de Socorro, su esposa.

El Maestro Emérito y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara aceptó en la ceremonia del Paraninfo que su valentía ha salido a flote en esos periodos en los que ha debido sobreponerse a una secuencia de padecimientos graves, entre ellos, cáncer en testículo, vejiga y próstata e infartos como los que afectaron su capacidad de hablar y conducirse hace un par de años.

Ha sido el amor por las letras —dijo Del Paso— un venero de entereza para reponerse, resistir y llegar hasta este momento en el que, incluso, puede hasta reír de sí mismo y bromear sobre su atuendo, como lo hizo en la ceremonia del Paraninfo.

El Galardón Corazón de León reconoce estas luchas, que forjan el carácter así como la búsqueda en el arte de un intelectual que ha entregado obras maestras a la literatura universal, entre ellas, José Trigo, Palinuro de México y Noticias del imperio. La FEU premia también la valentía de actores sociales, como él, que denuncian y ponen nombre a los actos de inequidad y ausencia de justicia social.

El escritor inmortalizó desde el arte el escenario político y social que desencadenó los movimientos estudiantiles de 1968 así como el momento atroz de la Matanza del 2 de octubre. Ahora en la recepción del galardón, al cierre de su dilucidación sobre el valor y la valentía de un Corazón de León, no dejó de reconocer el espíritu estoico de millones de mexicanos.

“¿Quién soy yo para hablar de luchas? Mis enfermedades son las de cualquier hombre de 80 años que se enfrenta a la vejez, ¿quién soy yo para hablar de valentía y valor si nunca me ha faltado comida?”, expresó el también director de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz.

“Lucha la de los más de 50 millones de mexicanos que viven en la pobreza, coraje el de los miles estudiantes que hoy y en 1968 manifiestan y manifestaron su inconformidad, valentía la de los periodistas, valor el de los padres de los 25 mil desaparecidos, entre ellos, los de Ayotzinapa”.

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