El precio de la verdad

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Verdades confusas encierra en su contenido la idea de una expresión clara o la cualidad de veracidad que, sin embargo, se encuentra inmersa en un lado oscuro o dudoso, poco perceptible. La puesta en escena específicamente es un drama que habla sobre las enfermedades de transmisión sexual, sobre el costo de asumir una frágil y compleja condición, desde un punto de vista en donde las cuestiones psicológicas funcionan como un factor determinante para puntualizar las acciones y reacciones de los personajes.

Dirigida y escrita por Héctor Torres, Verdades confusas va más allá de la anécdota, para centrarse en la historia de dos personajes que confrontan los resultados de sus actos hasta las últimas consecuencias, y que además mantienen una búsqueda frenética con el propósito de desahogar la incertidumbre.

Situado en un departamento, que funciona como un espacio condicionante de las distintas situaciones, el relato persigue una reflexión casi inmediata a través de la construcción de los diálogos entre Mario y Jorge, personajes interpretados por Raymundo Medina y Ulises Vega, respectivamente.

“El tema central de la obra es el contagio de VIH. Cuando empezamos la búsqueda de los elementos que nos llevaron a la construcción de la puesta en escena, nos dimos cuenta de que, pese a las constantes campañas de prevención, hay mucha deficiencia en la información, además de que prevalece una cultura machista que todavía se niega a usar el condón, porque simplemente no lo considera necesario”, menciona Héctor Torres.

El director, quien también actúa en la obra, especifica que el desarrollo de esta historia fue un proceso lento, con la intención de ofrecer actuaciones que salgan de lo acartonado para crear una atmósfera  de tensión. “Lo más significativo de esta puesta en escena es lograr que el espectador también sienta la escenografía, que es otro personaje, y que esa misma sensación se concentre en una especie de claustrofobia”.

Torres, quien ha trabajado en Los Ángeles, California, en distintos proyectos cinematográficos y teatrales, y quien forma parte de la compañía Theatre and Players, considera que Verdades confusas es una producción que tiene como distintivo particular la calidad de las actuaciones, algo que puede apreciarse en este thriller psicológico, que posee como punto de partida un encuentro fortuito entre dos personajes, circunstancia que desencadena un acercamiento, desde distintos ángulos, hacia una problemática de salud.

Respecto a la experiencia de trabajar en Estados Unidos, dice: “Fue una decisión importante. Quería darme cuenta de la efectividad que tiene el teatro en aquel país, donde la gente no necesita de la insistencia para acudir a las obras. Además, el compromiso de los actores y de la producción ocurre al máximo”.

La temporada de Verdades confusas se lleva a cabo desde este mes hasta octubre próximo, en el Teatro Vivian Blumenthal, un ciclo que servirá como preámbulo para una gira que incluirá distintas plazas del país.

El trayecto profesional de Héctor Torres también comprende los terrenos de la danza folclórica y la participación en videohomes, actividades que lo han conducido hacia la producción de documentales.
Los próximos planes del director y actor consisten en la producción de una puesta en escena que lleva por nombre Números rojos. Además contempla la participación en un monólogo y un proyecto que tendrá a YouTube como plataforma de exposición.

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