El poder de las comunicaciones

585
In this file photo, Carlos Slim speaks during a panel discussion at the Clinton Global Initiative Annual Meeting, Thursday, Sept. 27, 2007, in New York. The New York Times Co. says it has approved a $250 million investment bythe Mexican telecommunications billionaire. (AP Photo/Jason DeCrow)

Un Estado débil para afrontar el tema de las regulaciones en comunicación y la creación de instituciones obsoletas para acotar los enormes poderes de las industrias, son algunas de las razones por las que el fuerte enfrentamiento entre Telmex y televisoras tiene un horizonte pesimista, opina analista universitario.
“Al observar este tema lo que se está manifestando es el rezago histórico en materia de telecomunicaciones en México, pues la cuestión de la telefonía y de la televisión en nuestro país, así como de la reforma legal en la materia es un pasivo de muchos años. Para nadie es desconocido que la Ley de radio y televisión es obsoleta y en el campo de las telecomunicaciones las cosas no son diferentes”, opina el doctor Francisco Aceves González, investigador del Departamento de Estudios de la Comunicación Social (DECS), del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Para abordar el problema, el doctor Aceves plantea dos escenarios: el que coloca por una parte un Estado muy acotado, muy limitado; y, por el otro, el fortalecimiento de los poderes fácticos de los sectores empresariales, que se convierten en poderes ilimitados por su capacidad de influir dentro de las legislaciones del tema.
La ausencia legal del Estado en el ramo de las telecomunicaciones hizo posible que por una parte se creara un duopolio que controla el dominio del espectro televisivo a nivel nacional y el monstruo que se creó al otorgar la industria de la telefonía a Carlos Slim, quien controla el 70 por ciento de esa industria.
En esos dos escenarios, insiste Aceves González, aparece un Estado incapaz regularlos y de promover una política de desarrollo y de crecimiento, donde se privilegie el beneficio de los usuarios y los intereses de desarrollo nacional.
En consecuencia, con la irrupción de las nuevas combinaciones de servicio comercial a lo que se llama triple play o cuádruple play (telefonía normal, telefonía móvil, cable e internet) los ámbitos de dominación que estaban muy definidos entran en conflicto por los intereses de desarrollarse en otras áreas.
El académico señala que con un Estado regulador y fuerte tendrían que estarse operando políticas públicas “sin ningún problema” y tan sólo bajo la perspectiva de cómo otorgarle peso específico a la Cofetel (Comisión Federal de Telecomunicaciones) y la Cofeco (Comisión Federal de Competencia), pero estas instituciones se encuentran incapacitadas por la misma legislación, aseguró.
El trabajo de estas instituciones, que complementariamente podrían incidir en el sector, se enfrenta frecuentemente con bloqueos y boicots operados por los mandamases de la industria sin que exista una autoridad federal que “tenga la capacidad de ejercer su autoridad y su dominio sobre un bien estratégico para el desarrollo nacional, como son las telecomunicaciones”.

Artículo anteriorFernanda Gomes
Artículo siguienteImagen e identidad docente