El periodista musical y sus copistas

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En efecto, el periodismo musical arrastra una crisis que se acentúa en este momento. Tres especialistas con personalidades y experiencias distintas reflexionaron y compartieron anécdotas en la recién concluida Feria Internacional de la Música (FIM). Los periodistas dejaron en claro que, ante todo, el profesional debe investigar, efectuar la práctica cabal de los géneros periodísticos y mantener una actitud crítica.
La música puede convertirse en una obsesión, en una compañera fiel que demanda especial cuidado. Ernesto Lechner, periodista argentino radicado en Los íngeles, California, sabe bien que para lograr penetrar en la música y hacer una deconstrucción de todas sus partes, es necesario tener como base una experiencia directa. Lechner recordó sus primeros encuentros con la música: “Gastaba todo mi dinero en discos. Hacia listas de cientos de grabaciones que deseaba tener, pero, esto era imposible, así que elegía sólo cinco o diez discos que eran totalmente imprescindibles”. Ernesto Lechner es colaborador del diario Los íngeles Times y las revistas Rolling Stone y Billboard, entre otras publicaciones, además es autor del libro Rock en español: The latin alternative rock explosion.
Lechner dijo: “Desde los años de escuela escribía sobre música para entenderla, pero, también, para poder explicarla y compartirla”. El especialista señala uno de los puntos que quizás generan la principal motivación del periodista musical: “Lo más lindo es cuando descubres un disco maravilloso y sales corriendo de la casa para decirle a un amigo: tienes que escuchar este material, es sensacional”. Ernesto Lechner fue puntual, mencionó que escribir sobre música puede crear un puente con otras personas, que quizás no estén de acuerdo con el periodista, pero, aún así, este ejercicio consigue provocar un diálogo entre ambas partes.
Eduardo Guillot, periodista español, colaborador de las revistas Rockdelux y el diario en línea Efe eme, habló sobre el uso de las tecnologías digitales y la proliferación del periodismo musical hecho por aficionados: “En España se producen páginas web escritas con faltas de ortografía”. Agregó: “Creo que es importante establecer patrones mínimos de calidad para saber explicar con palabras lo que se quiere decir”.
De esta forma uno de los fenómenos que ha desatado Internet es la creación de sitios web que sólo efectúan reproducción de contenidos, espacios virtuales que sólo buscan obtener beneficio de los organizadores dedicados a la producción de conciertos. Eduardo Guillot señaló un problema que crece día a día: “Hay muchísima gente que abre un blog solamente para entrar gratis a los festivales de música”. Apuntó: “Estoy de acuerdo en la pasión, en la inquietud de transmitir sensaciones, pero esto no representa un trabajo profesional. En esta práctica están ausentes todos los géneros periodísticos y sólo ocurre un copy-paste”. El especialista concluyó: “Eso para mí no es periodismo. El periodismo musical es información, pero también es opinión. Debemos dejar en claro que siempre debe estar presente el rigor y el enfoque profesional”.
El periodista mexicano David Cortés, colaborador en revistas especializadas y autor de los libros Los pasos de la vanguardia y La vida en La Barranca, dijo sobre su experiencia en los terrenos del periodismo musical y, aclaró: “No me interesa toda la música, sólo el rock y el jazz. Las otras músicas las respeto, pero no tienen cabida dentro de mi dieta”. Cortés señaló: “En México no existen revistas longevas dedicadas al rock, no existe una tradición en el periodismo musical”. Cortés es autor de los textos que aparecen en el libro dedicado al festival Vive Latino, desde esa, y otras visiones, comentó: “Hacemos periodismo musical incluso contra la memoria del propio país, porque debemos reconocer que México es un país desmemoriado”.
La reflexión de Ernesto Lechner redondea el estado actual del periodismo musical: “La industria (de la música) está en caos, entró en la desesperación y la amargura, lo cual a mí me parece fantástico de muchas maneras, porque nosotros, los que escribimos sobre música, también estamos en un estado de caos, principalmente pensando en cómo vamos a vivir de nuestro trabajo”.

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