El periodismo como disfraz

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El pasado 30 de noviembre, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara fue el escenario donde se llevó a cabo la conferencia “El periodista incómodo”, en la que participaron el alemán Gí¼nter Wallraff y la mexicana Sanjuana Martínez. Ambos periodistas abordaron diversos temas sin tapujos, entre los que destacan: el ejercicio de la ética, la responsabilidad social y el peligro de ejercer esta profesión.
Frente a una sala llena de acucioso público, Sanjuana Martínez se encargó de presentar al autor del libro Cabeza de turco, a quien dedicó un texto con el titulo “Gí¼nter Wallraff: el prestidigitador, las máscaras y la deontología del periodista”. En este escrito, Sanjuana Martínez señaló que la ética se vuelve una cuestión prioritaria ante el justo cumplimiento del deber y que los periodistas deben ser agentes de cambio. Advirtió que se debe informar de manera veraz, con una relación de hechos apegados a la realidad, sin exagerar, manipular o mentir.
Como ejemplos de quebranto ético, mencionó casos como el de Janet Cooke, quien trabajó para The Washington Post y que perdió el Premio Pulitzer luego de reconocer que su reportaje sobre un niño de 8 años adicto a la heroína había sido un invento, o el de Christopher Jones, del New York Times, quien confesó haber escrito crónicas sobre la guerra de Camboya desde su casa de vacaciones en España.
Sanjuana Martínez declaró sobre el trabajo de Gí¼nter Wallraff: “El maestro del periodismo encubierto coloca la mentira como un modo de acceso a la información, contrario a lo que piensan los puristas éticos del periodismo, él prefiere enfrentar los principios deontológicos de la profesión desde muy distintos ángulos. En un auténtico juego de rol, Wallraff se convierte en minero turco, traficante de armas, indigente, neonazi, iraní inmigrante en Japón, activista en Grecia, o en un reportero sensacionalista para realizar sus investigaciones. Después escribe detalladamente lo que experimentó, como en su libro Cabeza de turco, donde relata los dos años que vivió como minero en la Alemania racista para denunciar las condiciones infrahumanas que tenían que soportar los inmigrantes obreros. Con este libro movió las conciencias de la sociedad a favor de la tolerancia y el respeto a los derechos humanos y laborales. Entonces ¿es ético que Gí¼nter Wallraff engañe para informar? Él lo justifica: ‘Hay que enmascararse para desenmascarar a la sociedad. Hay que engañar y fingir para averiguar la verdad’. Para Wallraff, la denuncia es una exigencia moral, engaña para obtener información, pero al momento de escribir no miente, no inventa, expone con datos fidedignos, señala el problema y a sus responsables”.
Gí¼nter Wallraff ha sido demandado en diferentes ocasiones por su labor, ha sorteado juicios con extenuantes horas de comparecencia ante los tribunales, pero no ha perdido ninguno de estos casos.

Herramientas para el periodista
Durante toda la conferencia, Gí¼nter Wallraff se mostró sencillo y atento a los cuestionamientos de los asistentes, respecto a la nueva generación de periodistas y los usos de la tecnología mencionó: “Me parece que internet es una herramienta para difundir la verdad de manera mucho más amplia, esto a diferencia de cómo se hace en televisión. Los blogs que se difunden en la red pueden hacer resistencia a la información manipulada que ofrecen otros medios de comunicación y en ese sentido oponerse a la propaganda. Existe una competencia fuerte entre los medios públicos y privados y uno tiene que aprovechar esos espacios para difundir información veraz y crítica”. Recordó que tuvo que sacar una edición pirata de su libro basado en la investigación del periódico sensacionalista Bild, ya que la corte de su país lo prohibió. Al mismo tiempo afirmó: “Creo que el periodismo no requiere de los medios comunes de distribución para llegar a la gente”.
Uno de los consejos que Gí¼nter Wallraff da a los estudiantes de periodismo es que tengan otra profesión, algo que les permita ser independientes económicamente y evitar el dinero de la corrupción para poder vivir.
Sobre los peligros de ejercer esta profesión (sólo en México, en los últimos ocho años han muerto 44 periodistas), Wallraff indicó que una de las maneras para evitar que esto continúe es la creación de grupos o colectivos en donde participen artistas e intelectuales y se abogue por la solidaridad ante esta causa. Consideró que los periodistas que arriesgan su vida en la búsqueda de la verdad son los modelos a seguir, son los héroes de nuestro tiempo, “quien efectúa esta actividad por convicción propia debe merecer el mayor de los respetos”.
Gí¼nter Wallraff planea crear una fundación el año próximo en la que se ofrecerán becas a jóvenes periodistas para que puedan dejar de laborar durante cierto tiempo y se dediquen a la investigación. Uno de los principales objetivos es que se infiltren a empresas donde no funcionen los derechos laborales para que posteriormente sus trabajos sean publicados.

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