El mal y la condición humana

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El mal es un concepto que ha acompañado a la humanidad desde el principio de sus días. Más allá de ser una idea religiosa, el mal es “un problema” que se manifiesta lo mismo en la familia que en la política internacional o en el arte, a decir de Juan Diego Ortiz Acosta, académico de la maestría en Filosofía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

“El problema del mal es parte de la condición humana, ese es tal vez el punto de convergencia desde el enfoque religioso, filosófico, sociológico y político. No es que hoy tenga mayor o menor manifestación, sino que es un problema que hemos venido arrastrando a lo largo de la historia”, afirma el investigador.

Ortiz Acosta es uno de los coordinadores del libro Reflexiones sobre el problema del mal, editado por la Universidad de Guadalajara y el Iteso. El texto aborda este tema desde una perspectiva “interinstitucional e interdisciplinar” con ensayos que tocan temas como la religión, la literatura, la bioética, la migración y otras disciplinas de las ciencias sociales.

La intención de los artículos es analizar el mal desde la condición humana “ambivalente”, de cómo éste permea en la sociedad contemporánea y alcanza tarde o temprano a cada persona de manera individual o colectiva.

“Todo ser humano puede moverse entre el bien y el mal en mayor o menor medida. Ello depende de cómo nosotros tengamos conciencia de esto y sepamos movernos en el campo de la ética, la moral y del bien común”, afirma Ortiz Acosta.

Desde su óptica, el mal “no es más que la manifestación del egocentrismo” que se revela tanto a nivel macro como en la vida cotidiana.

“Lo seres humanos somos individuos, pero también somos comunidad y no podemos vivir sin la relación con el otro, incluso con la naturaleza. En la manera en que nos cegamos y sólo vivimos lo egocéntrico perdemos de vista nuestro sentido comunitario. Cuando no hemos tomado esa conciencia, lo que nos mueve como individuos son nuestros intereses, nuestras necesidades y deseos y vamos a actuar siempre en función de satisfacerlos”, expresó.

La filosofía, cultura y valores del sistema capitalista han propiciado “una cosmovisión individualista” que ha impregnado a todos los ámbitos de la sociedad contemporánea, añadió. “Vivimos un capitalismo que ha permeado a la sociedad, al gobierno, a la economía, a la cultura y este sistema nos ha egocentrado. No sólo a los grupos de poder sino a la sociedad en su conjunto, ha debilitado nuestro sentido comunitario y por eso esta condición del mal la podemos encontrar a la vuelta de la esquina con los asaltos, robos, extorsiones”, consideró el académico.

De las pestes al terrorismo
La percepción del mal ha cambiado en diferentes épocas y momentos de la historia. Algunas sociedades lo veían en las pestes y enfermedades, luego en las guerras o ciertas corrientes políticas, hoy este concepto se manifiesta en fenómenos como el narcotráfico o el terrorismo, pero también en las acciones cotidianas, consideró Ortiz Acosta.

“Las guerras o el narco los vemos como las grandes manifestaciones del mal, pero en realidad el mal es más sutil, tiene otro tipo de manifestaciones, incluso en nuestra vida cotidiana, que tal vez no alcanzamos a percibirlo, pero es tan grave el narco con sus secuestros y asesinatos como la violencia que se vive en la familia o contra la mujer, por ejemplo”, aseguró.

Incluso las religiones conciben al mal de diferentes formas. Por ejemplo, el Islam en los países de medio oriente y oriente, o el cristianismo símbolo de la cultura occidental, tienen percepciones distintas de acuerdo a sus propios contextos socioculturales.

“El mal para el Islam, por ejemplo, puede estar centrado fundamentalmente en la desobediencia a Alá, en tanto que, para el cristianismo, desde ciertas perspectivas como la Teología de la liberación el mal está en la medida en que existe la pobreza y se es indiferente ante ella. Por eso hay que saberlo dimensionar en todos sus aspectos”, afirmó Ortiz Acosta.

Reflexiones sobre el problema del mal reúne quince ensayos académicos de investigadores de la Maestría en Filosofía, el Centro de Estudios Religión y Sociedad y el Departamento de Filosofía  del CUCSH y del Centro Universitario Ignaciano del Iteso, con la intención de ser un texto que ayude a “analizar la problemática sociocultural política y económica contemporánea”.

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