Apenas un mes antes de la muerte de Benedetti se publicó –como uno de esos malditos presagios- la biografía Mario Benedetti un mito discretísimo, escrita por Hortensia Campanella, bajo el sello de la editorial Alfaguara, y que recupera a lo largo de trescientas sesenta y seis páginas, los orígenes y andanzas de este autor uruguayo, que se ha convertido en uno de los íconos de la literatura latinoamericana.
Campanella, nacida en Montevideo en 1947 y que también fue la editora de la obra de Juan Carlos Onetti, aprovechando otro de sus oficios (el periodismo), se aferró a seguirle el paso a quien escribiera obras como Esta mañana y otros cuentos, Gracias por el fuego, Pedro y el capitán, Los poetas comunicantes e Inventario.
La biografía de este hombre de letras comienza con certeza en su primer capítulo: “El 14 de septiembre de 1920 había nacido bajo un nombre kilométrico y de resonancias literarias Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia. Alguien tocado por la literatura y por la realidad social y política de su país, así como la de América en general y que no tuvo miedo de alzar la voz aunque esto le significara hacer de otros países su patria para refugiarse de las dictaduras que pretenden atar el pensamiento”.
La edición de este libro, con sus veintinueve capítulos bien desarrollados, incluye fragmentos de la obra de Benedetti, así como una valiosa sección de fotografías, que aparte de homenajear, valorar y sopesar la vida de este escritor, proporcionan gran cantidad de anécdotas que realzan la importancia de su obra. Como ejemplo basta la que sucedió en ocasión de uno de sus varios exilios, al estar en Cuba a finales de los setentas y siendo bastante crítico con las deficiencias de la prensa cubana, hizo reconocer al propio Fidel Castro de la verdad de tales imputaciones.
Aunque se quiera decir adiós al poeta caído el 17 de mayo de 2009, tan sólo con la vastedad de sus escritos siempre se hará necesaria la vehemencia de encontrar nostálgicos los pedazos que reconstruyan su humanidad.
