El inacabado ejercicio de la transparencia

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Sobre la importancia y la necesidad de la construcción de un adecuado sistema de rendición de cuentas en México, el investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica, A. A., Mauricio Merino Huerta, no habla con rodeos o con medias palabras, sino que va directo al punto: “Mientras no la entendamos como el complemento para poder salvar el tránsito a la democracia que tuvo México, mientras no entendamos que la rendición de cuentas es al ejercicio del poder lo que el voto fue en su momento a la distribución del poder político, mucho me temo que vamos a seguir convalidando la injusticia, la prepotencia, la corrupción, la violencia, la discriminación y la desigualdad que están detrás de un mal ejercicio del poder político”.
En una actividad realizada en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, Merino y otros académicos presentaron la Red por la rendición de cuentas, que está conformada por cerca de 60 organizaciones, tanto de la sociedad civil, académicas, como universidades de Guadalajara, Puebla, Veracruz y colegios de México, Jalisco y de la Frontera Norte, además de gubernamentales, como el Instituto Federal Electoral, el IFAI y la Auditoría Superior de la Federación.
“Todos sabemos que hoy en el país la impunidad y la irresponsabilidad prevalecen, por lo que el propósito de la red es crear una exigencia social para que contemos pronto con un sistema de rendición de cuentas que nos permita a todos tener mayor claridad en el empleo de los recursos públicos, en el cumplimiento de los programas, y también eventualmente en la determinación de las responsabilidades de aquellos que por una u otra razón no cumplen adecuadamente con el mandato que tienen”, explicó Sergio López Ayllón, secretario general del CIDE.
Agregó que: “En los últimos 10 años hemos creado muchas instituciones, estudios y organizaciones que trabajan en asuntos relacionados con la rendición de cuentas, pero a pesar de esto, y es lo que dicen todos los diagnósticos, no tenemos una adecuada rendición de cuentas”.
Varios de estos diagnósticos conforman el libro Hacia una política de rendición de cuentas en México, del que Ayllón y Merino son unos de los autores y en el que además se determinan las causas por las que en el país no existe un adecuado sistema de rendición de cuentas.
“Lo que estamos construyendo es una política de rendición de cuentas, la que deberíamos tener, qué reformas habría que hacer, qué instituciones hay que cambiar, qué mecanismos hay que crear para que esta idea no quede en el aire, para ir mejorando poco a poco las instituciones que hoy tenemos y los mecanismos de participación social”.
Este estudio será presentado el 25 de marzo a los partidos políticos. “Hace poco la Auditoría Superior de la Federación hizo el informe de cuenta pública, en el que se identifican una serie de problemas en el ejercicio de los recursos públicos, y esto es una buena noticia. El problema radica en que no pasa nada, es decir, no hay consecuencias, no hay responsables”.
Añade que un buen sistema de rendición de cuentas necesita información, cuentas y responsables: “Necesita información para saber lo que se está haciendo, cuáles son las decisiones que se toman y cuáles son los propósitos; necesita cuentas, que es uno de los grandes déficits que tenemos hoy en el país, porque no contamos con un sistema de contabilidad gubernamental armonizado. Finalmente necesitamos responsables, es decir, que el ejercicio de esos recursos cumpla con los propósitos”.
López Ayllón señaló que tenemos avances en materia de información, algunos en el rubro contabilidad, aunque no son suficientes: “Tenemos órganos de fiscalización, pero todavía requerimos fortificarlos en sus diferentes actividades, y definitivamente donde todavía nos falta mucho es en un sistema de responsabilidades, que permita atribuir a las tareas que se dan una responsabilidad concreta y definida que podamos señalar, e identificar quién cumplió y quién no hizo bien su trabajo”.
Según Mauricio Merino, estas fallas en el sistema de rendición de cuentas se relacionan con la falta de una ética pública y otros problemas que afectan a la democracia mexicana.
“No hay una ética pública que se respete si no hay un apego estricto a los derechos fundamentales. El régimen democrático no puede descansar solamente en una competencia obsesiva por la conquista de puestos públicos a través de elecciones, sino en el ejercicio democrático de la autoridad”, dice al respecto.
“La democracia no es sólo distribución del poder. Es ejercicio del poder y este ejercicio en México no está siendo democrático. Tenemos una distribución democrática de la autoridad, con ejercicios autoritarios de los gobiernos”.
Insistió en la necesidad de fijar responsabilidades, que los gobernantes se hagan cargo de lo que dicen y lo que hacen, y de las consecuencias que de esto derivan: “Tomar el poder en México se ha convertido en buena medida en tomar un cheque en blanco y un juego de informes ligeramente entregados a la sociedad, para medio justificar lo que se hace”.
Concluyó que hay que rescatar una ética de los derechos fundamentales: “Lo que significan y su defensa, como el derecho de los más débiles, de la igualación social, que permitan potenciar lo que el país tiene para crecer y redistribuir su riqueza. Derechos que no pueden ser omitidos y vulnerados tan sistemáticamente como sucede hoy en México”.

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