El ejercicio presupuestal planeado en las universidades públicas

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Ejercer presupuesto público es, además de una responsabilidad ética y social, la oportunidad para incidir determinantemente en actividades que propicien una mejor condición a la que se tenía previamente en el ámbito, para este caso, de la educación pública.
Conscientes de ello, esta casa de estudios ha venido modernizando sus sistemas y procedimientos que desde la Reforma Académica de 1994, se diseñaron para el ejercicio efectivo, eficiente y transparente de dichos recursos que anualmente le son asignados, y que conforman el Presupuesto de Ingresos y Egresos del ejercicio fiscal.
Sistemas como el P3e —creado en el 2003—, cuyo significado lleva implícito el proceso que los universitarios seguimos para el gasto: planeación, programación, presupuestación y evaluación, han conseguido que las responsabilidades para ejercer presupuesto público desde esta universidad sean entendidas con racionalidad, ética, transparencia y eficiencia.
La Universidad pasó de una planeación anualizada en la década de los 80, a una planeación multianual y estratégica de sus funciones sustantivas. El modelo de la Universidad de Guadalajara que privilegia la planeación sobre la improvisación para ejercer recursos públicos, ha sido reconocido entre las Instituciones de Educación Superior del país.
Contar con un Plan de Desarrollo Institucional, con visión a largo plazo y con acciones y metas a corto plazo, ha propiciado que la exigencia universitaria de mayores recursos presupuestales hecha a las autoridades hacendarias y educativas locales y nacionales, sea la consecuencia de saber precisamente hacia dónde vamos, en dónde hemos visionado nuestro futuro y no al revés.
Todos los centros universitarios, así como el Sistema de Universidad Virtual y el Sistema de Educación Media Superior cuentan con planes de desarrollo alineados al plan institucional, que les permite dar pasos armonizados cada año a través de las acciones plasmadas en los proyectos.
Es común encontrar en las democracias avanzadas presupuestos multianuales para proyectos estratégicos de toda índole, y es aún más común hacer una consulta entre los grupos parlamentarios federales y locales, por parte de todos los actores sociales relevantes, para obtener mayores presupuestos públicos y continuar así con su labor encomendada.
Hoy más que nunca es necesario invertir en educación superior. Apostar por la educación es apostar también contra la pobreza, la discriminación y la exclusión. La educación es un bien público, consagrado en la constitución y un derecho humano.
Los países que han remontado sus niveles de pobreza, lo han hecho a través de la inversión en educación y por ende, han elevado el desarrollo social de sus ciudadanos.
Recientemente nuestras autoridades y representantes académicos han externado la necesidad de contar con mayores recursos para el ejercicio presupuestal 2010. Sin embargo, a pesar de que las autoridades federales han respondido a esta exigencia social en forma positiva, las autoridades estatales han mostrado con reservas su apuesta hacia los proyectos de la educación pública, y han ignorado casi por completo las necesidades que requieren los jóvenes de Jalisco. Antes del día 15 de este mes, el Congreso del Estado tendrá que decidir en la materia.
En el Plan Estatal de Desarrollo, presentado en noviembre de 2007 por el actual gobernador del estado de Jalisco, Emilio González Márquez, se plasman ocho ejes estratégicos en el rubro de educación, para efectos del presente, mencionaré sólo tres:
Abatir el analfabetismo y disminuir el rezago educativo,
Fortalecimiento de la cobertura en educación media superior y tecnológica,
Consolidación de la educación superior.
Si bien en abril de 2000 fuimos la primera entidad federativa que el Congreso local determina al bachillerato como nivel obligatorio para sus ciudadanos, en la cobertura de educación media superior estamos por debajo de la media nacional con un 24.8 por ciento, y no se diga en el nivel superior donde estamos en el lugar 27 entre las universidades públicas estatales.
Es por ello que los planes de desarrollo deben estar sustentados con recursos económicos que a través de acciones y programas logren los fines sublimes que plasman. No basta planear, se debe ser congruente al momento de presupuestar.

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