El comercio internacional y los alimentos

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Entre los factores que influyen notablemente en los precios de los alimentos, además de la oferta y la demanda, hay que contar dos fenómenos ocasionados por la apertura de la economía, en términos del intercambio de bienes entre las naciones, que es cada vez más generalizada en el mundo.
El primer factor tiene su raíz en la notable caída del valor del dólar en los últimos dos años frente a las principales monedas del mundo, como son el euro, el yen japonés y la libra esterlina. A primera vista, luce complicado encontrar una relación entre la disminución relativa del valor del dólar y el precio de las bolsas de granos en el mercado, no obstante, la relación se puede explicar.
Recordando que los granos se comercian en los mercados internacionales y que México no es “autosuficiente” en la producción de los mismos, tenemos así que en primera instancia el precio en Guadalajara del arroz – el trigo o el maíz, entre otros- estará en alguna medida influido por los precios en el exterior. Los granos que importa México están valuados en dólares –como la gran mayoría de bienes en el mundo que se comercian entre naciones. Con este antecedente, sumado a la caída en el valor de los dólares ¿cómo se esperaría que cambiase el precio de los granos? La respuesta se puede encontrar pensando simplemente en que ahora se necesitan más dólares para comprar un kilo –tonelada o bushel- de granos en Europa, o cualquier país que haya visto que su moneda se encareció frente al dólar. Es decir, que el precio en dólares de los granos es mayor.
¿Por qué en México se encarecen los granos cuando su precio en dólares sube? La razón se encuentra en que los cambios en el valor de la moneda mexicana, dada la estrecha relación que hay en el intercambio de bienes, siguen la dirección de los cambios en el valor del dólar. De manera que cuando se necesitan más dólares, por ejemplo, para comprar un euro, asimismo, se necesitarán más pesos para comprar un euro. Lo anterior permite concluir que los precios de los granos en México aumentarán.
El segundo factor que influye en los mencionados precios, en particular de los granos, tiene que ver con las fuerzas que hacen que una moneda valga más o menos frente a otra. Tomando como ejemplo el intercambio comercial entre India y Brasil, se puede ilustrar el efecto en los precios que tiene la composición de las importaciones y las exportaciones entre estas naciones.
India es un país que exporta cada día más bienes que requieren tecnología y que sus ciudadanos se preparen en la escuela durante más años; entre dichos bienes están los programas para computadora, los sistemas de información, etcétera. Lo anterior influye en las decisiones de asignación de tiempo y recursos de los indios, dedicándose menos a las labores del campo y a la producción de granos. Esto hace que la India tenga que importar una gran cantidad de granos para satisfacer la demanda de su población, que, de hecho, es la segunda más grande del mundo. La conclusión preeliminar derivada de la explicación es que la producción de granos en la India, y en el mundo, disminuirá.
Por otro lado, Brasil produce cada vez más granos, aprovechando sus extensos territorios y las bondades de su clima, la población de este país sudamericano no está tan preparada como la de los asiáticos, la evidencia entre países muestra que este hecho se refleja en que habrá más personas dedicadas a la actividad agropecuaria. De esta manera, es normal que Brasil exporte granos y que importe tecnología. Así, en lugar de tener dos países que producen granos a gran escala, sólo quedará uno.
Dado que los bienes que vende India a Brasil son más caros por su composición, ello haría posible que puedan comprar los granos brasileños por un precio menor que si los produjeran ellos mismos. Lo anterior acentuaría la escasez de granos, porque Brasil produce suficiente para satisfacer su demanda y exportar una cantidad considerable, sin embargo, no es suficiente para satisfacer la demanda de la India. Como en cualquier mercado, cuando aumenta la demanda o disminuye la oferta –ambos casos derivados del ejemplo- el precio del bien crecerá.
Si se repite la analogía expuesta entre Brasil e India con el resto de los países que producen tecnología y los que producen granos, será claro que los precios de los segundos deberán incrementarse en el mundo. Lo anterior permite concluir que habrá que hacer frente a una crisis alimentaria en la que los gobiernos pueden actuar.
Este fenómeno se puede corregir siempre que no existan controles de precios en los países, de manera que un precio alto refleje, no únicamente la escasez, sino además que hay una buena oportunidad de inversión. Lo último generaría un crecimiento en la oferta de los granos –ahora habría recursos abundantes en la actividad agropecuaria- que en el mediano plazo causaría una disminución de los precios.
Si los gobiernos intervienen en la fijación de los precios, o directamente en el valor de sus monedas, el resultado de estas políticas sería poco deseable porque sólo habría una mayor escasez de alimentos. Lo mejor que pueden hacer las autoridades es eliminar las distorsiones que no permiten que los altos precios de los granos se reflejen en mayores ingresos para los agricultores, de modo que existan incentivos a producir más y, con lo anterior, los precios bajen. Los controles de los gobiernos pueden ser medidas muy populares, pero son, en el mediano y largo plazo, muy costosas para la población.

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