Eduardo Alberto Caballero

1999

La sensibilidad por sanar a otro ser humano, afinar los conocimientos en el aula, el agradecimiento constante a su familia es lo que identifica al doctor Eduardo Alberto Caballero Naranjo, médico ortopedista y traumatólogo, ganador en 2008 del Premio Jalisco Ciencias de la Salud. Su especialidad la estudió en el Hospital de Traumatología y Ortopedia del Centro Médico Nacional IMSS (hoy Siglo XXI), avalado por la División de Estudios Superiores (Facultad de Medicina UNAM). Cursó su maestría en la Benemérita y Centeraria Escuela Normal de Jalisco, en la vertiente de Investigación Educativa. Su filosofía se basa en el humanismo, prefiere tener pacientes a los que debe restituir a su función habitual para que sigan siendo productivos. “El hecho de tener un paciente y no máquinas es lo que hace que exista aún la medicina”.

¿Cuánto pesa el Premio Jalisco Ciencias de la Salud 2008?
Yo no esperaba este tipo de premios, es un honor inmerecido, por lo que agradezco a mis coterráneos, a mis maestros y a mi familia. Un premio es una cosa que pesa mucho, hay muchas personas que no entienden el trasfondo de estos premios y ven a los ganadores como los protagonistas, no es mi caso. Me siento muy comprometido. Tendré que redoblar esfuerzos, seguir siendo la persona que se piensa que deba tener este tipo de reconocimientos.

¿Quiénes están detrás de este reconocimiento?
El agradecimiento a mi esposa Silvia Quirarte, que es mi gran apoyo. Mis tres hijos: Eduardo Alberto e Ismael (ambos médicos ortopedistas) y Rafael Augusto quien es arquitecto, Con eso me doy por bien servido. Agradezco a mis padres el haber formado a individuos comprometidos con la sociedad, al Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, a la UNAM y a la Escuela Normal de Jalisco.

¿De dónde viene la savia de ser médico?
De mi madre heredé el gusto por enseñar y de mi padre la formación acorde al sentir ético y de compromiso a la institución que me formó. Soy sobrino bichozno de Pablo Gutiérrez, un pionero de la medicina moderna del siglo XXI, y sobrino nieto de de María Casillas Basabe, quien fue alumna fundadora de la Escuela Normal de Jalisco. Al elegir la especialidad, pensaba en tres opciones todas relacionadas a la cirugía, porque me gusta la sangre: anestesiología, obstetricia y ortopedia y traumatología. A través de unas pruebas que me hizo el doctor Enrique Estrada Faudón, elegí la última opción.

¿Qué se necesita para ser buen médico?
Hay que inculcarle al alumno que debe ganarse el salario sin sacrificar la economía del paciente. Por otra parte, el joven debe entender que esto es una profesión de entrega total, de sacrificio y si después de todo quiere seguir, pues adelante. La vorágine de la globalización en la actualidad alcanza a la medicina. Para mí es angustiante ver los rostros de los 3 mil 800 jóvenes aspirantes a medicina y que sólo 300 tengan la oportunidad de acceder a las aulas de la Facultad de Medicina de la UdeG.

¿Qué deberían aprender las nuevas generaciones?
Pertenezco a una generación sui generis (61-67), formador de la última generación a la usanza antigua, con la sabiduría basada en el humanismo, el cual tratamos de inculcar ahora a nuestros pupilos. Ojalá y no haya sido en balde el haber logrado que estos estudiantes también tengan una formación humanista.

¿Quién es la mejor compañía para ejercer esta carrera?
Elegir a una buena compañera es esencial y, en mi caso, no me equivoqué, pues mi esposa Silvia ha entendido que muchas veces se ha tenido que quedar en la puerta de la casa vestida de gala por una llamada telefónica de algún paciente. Hay momentos para ir de fiesta y otros donde tiene que haber un pequeño gran sacrificio.

¿Hacia dónde le lleva el barco ahora?
Estoy trabajando, con mucho honor, en los cambios curriculares encaminados a una nueva perspectiva de la medicina.

¿Dios o la ciencia?
Los dos juntos, cuando los pacientes se alivian, gracias a Dios, y si fallecen, la culpa es del médico, aunque no sea así.

Primera persona
Tapatío congruente con el ser y el sentir. Eduardo Alberto Caballero Naranjo, médico ortopedista y traumatólogo. Profesor Titular C del departamento de Clínicas Médicas, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud.

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