Dos años de lucha en Tabachines

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La decisión se le nota en la cara. Está convencida de que tiene que continuar manifestando su inconformidad, hasta que tenga la plena certeza de que no se instalará una gasolinera a la entrada de la colonia Tabachines, a menos de 100 metros de dos planteles escolares, lo que viola el reglamento municipal de Zapopan. Se trata de Ernestina Vázquez Ruiz, una mujer con carácter y una de los 70 integrantes de Resistencia Civil Tabachines,.
La asociación está conformada por 70 miembros, quienes hacen guardia para vigilar durante las 24 horas el terreno ubicado junto al campamento que ellos instalaron. “Ya vamos para tres años de lucha y nunca se ha dejado este campamento solo ni un momento”, dice Ernestina.
Durante el día y la noche los manifestantes cuentan con vigilancia policiaca. Al caer la tarde toman una precaución adicional: meten camionetas para poder dormir.
Los vecinos se esforzaron para gozar de las mayores comodidades posibles: tienen un horno de microondas, refrigerador, televisión, parrilla eléctrica, un amplio sillón cubierto con una manta roja, ventilador, dos grandes mesas vestidas con manteles de plástico, cafetera, un balde con agua y jabón para quien quiera lavarse las manos. También hay una hielera. Sin embargo, no pueden mantener a raya a los mosquitos hembra, que afanosos buscan un pedacito de piel al descubierto para clavar su aguijón y conseguir alimento.

Moscas, mosquitos y ratones
Es martes. Son las 14:00 horas. Ernestina se encuentra de guardia. Está sola. Sus dos compañeras fueron a recoger a sus hijos de la escuela y dar de comer a su familia. En el sillón hay un aerolito prendido. “Cuando llegué, esta silla estaba repleta de mosquitos. Tuve que rociarlos con insecticida. Mire –enseña un repelente–, esto lo usamos para evitar las picaduras. Hasta ahorita no he sabido que a algún compañero enferme de dengue. Los mosquitos no son las únicas plagas que tenemos que soportar. También suele haber moscas y de vez en cuando salen ratones del terreno que tenemos a espaldas. Tuvimos que traer trampas para matarlos”.
Los mosquitos y demás seres vivos que tienen como hábitat el lote donde iban a construir la gasolinera y que ahora está invadido por maleza, es lo de menos. Las tormentas vistas desde ese punto son impresionantes. “Por fortuna este año no ha llovido tanto como en otros años –asevera Ernestina– aunque claro, los sustos no faltan. A principios de agosto cayó una fuerte tormenta. Ese árbol que ve ahí –señala un eucalipto pegado al campamento– se desgajó a la mitad. Por fortuna el pedazo cayó en el terreno que tenemos a espaldas, de haber caído de este lado, no quiero imaginar qué hubiera pasado. Las compañeras que ahí estaban bajaron a toda la corte celestial”.
“¿Y pueden protegerse de la lluvia con los toldos?”, le pregunto. “Sí, nos cubrimos bien con ellos. Uno tiene un agujero, pero esa gotera no es importante, es muy pequeña”.

A la vista de todos
El campamento tiene como techo un par de toldos y como paredes (una delantera y una trasera), amplios pedazos de plástico azul. Los transuentes ya ni voltean a ver a los manifestantes. Están más que acostumbrados a su presencia en la vía pública.
La lucha para Resistencia Civil Tabachines no ha sido estéril: ya obtuvieron un triunfo importante. En julio el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa resolvió no permitir la instalación de la gasolinera en el terreno que queda a 20 metros de dos escuelas.
La instalación de esta gasolinera hubiera violado los artículos 7 y 9 del reglamento para el establecimiento de gasolineras y estaciones de servicio en Zapopan, el cual textualmente estipula: “El predio debe ubicarse a una distancia mínima de resguardo de 150 metros de centros de concentración masiva, tales como escuelas, hospitales, mercados, cines, teatros, estadios, auditorios e iglesias. Esta distancia se medirá de los muros de los edificios indicados a las bombas o tanques de almacenamiento de combustible”.
Falta que el Tribunal Administrativo revoque la licencia de construcción que emitió la pasada administración en Zapopan, en 2006. La resolución pendiente está a manos del magistrado Alberto Barba Gómez, de la sexta sala unitaria del Tribunal de lo Administrativo.

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