Disminuir el riesgo

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Ante el peligro de un sismo de alta magnitud, la obra civil en Jalisco debe llevarse a cabo bajo normas de construcción adecuadas, basadas en estudios de suelo muy especializados, aseguró el experto en ingeniería sísmica de la UdeG, Gonzalo Ramírez Gaytán, investigador del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).

Ramírez Gaytán explicó que el territorio de Jalisco se encuentra sobre dos placas tectónicas (Bloque de Norteamérica y la Placa de cocos) que interactúan justo en las costas que limitan con Colima, donde una se va sumergiendo debajo de la otra obstruyendo así el movimiento de convección del magma.

“Hacen que la energía se esté acumulando por días semanas, meses, años o décadas, hasta que llega un momento que es tanta la energía que se acumula, que rompe, y en ese momento ocurre el sismo”.

De acuerdo con el investigador, la última vez que esto ocurrió fue en 1932, cuando en Jalisco sobrevino un sismo de 8.1 grados Richter, considerado como uno de los más fuertes del siglo pasado en México.

Informó que de acuerdo con estudios que se han realizado al respecto, este sismo tiene un periodo de recurrencia de 77 años, que ha sido rebasado al transcurrir ya más de ochenta años a la fecha.
Informó que las placas se subducen una debajo de la otra a un promedio de 2 a 5 centímetros por año, y que con ese dato se calcula el periodo de recurrencia.

Sin embargo, el especialista hizo énfasis en que si bien el peligro de un sismo está presente en Jalisco por encontrarse en una zona sísmica de nivel de moderado a alto, no se puede dar por hecho que un sismo de grandes magnitudes vaya a ocurrir.

“No sabemos cuándo va a temblar, esto se debe manejar con mucho cuidado porque puede ser tomado por alguien de manera amarillista. Pero sí se puede decir que el periodo de recurrencia ya está vencido”.

Agregó que así como es probable un gran sismo, también es posible que ocurran pequeños temblores que liberen poco a poco la energía, como sucedió con el sismo registrado en la zona en octubre de 1995, con magnitud de 8 grados, el cual ayudó a liberar sólo una parte de la energía acumulada.

Por ese motivo, el investigador sugiere que Jalisco y sobre todo sus zonas conurbadas, estén preparadas en el tema de la obra civil, realizando estudios de microzonificación, con los cuales se hace una caracterización del suelo muy específica de la zona en la que se va a construir.

“Para realizar estudios de microzonificación sísmica, necesitamos instrumentos y en este momento no los tenemos. Este equipo nos serviría para hacer estudios y caracterizar si hay efectos de sitio, el tipo de suelo, conocer cuál es el periodo de irrigación del terreno, entre otros”.

Expuso que debido a las características de suelo de la Zona Metropolitana de Guadalajara, no es lo mismo construir en un área que en otra, por lo que las normas de construcción no deberían ser las mismas para todas las obras.

“Por lo general un constructor tiene que cumplir con toda una serie de requisitos que le pide el ayuntamiento. La pregunta aquí es: ¿los requisitos que está solicitando el ayuntamiento, son los adecuados o no?”.

Añadió que por lo general las normas que se tienen son copias del reglamento de construcción del Distrito Federal, que son muy estrictas desde el terremoto de 1985.

“No le puedes exigir a alguien que construya como se hace en la Ciudad de México porque le va a salir carísimo, va a tener que meter más concreto y  elementos de cimentación más costosos”, dijo el especialista, quien advirtió que eso podría motivar la corrupción.

Gonzalo Ramírez Gaytán, que hasta hace cinco años residía en la ciudad de San Diego, en Estados Unidos, donde estudió su postdoctorado, aseguró que aunque el peligro de sismo no puede ser manipulado por el hombre, éste sí puede reducir el factor de riesgo.

El riesgo, según explicó, se mide en base al daño que el temblor provoca en el lugar en el que aconteció, las construcciones afectadas y las vidas que cobró.

“Sería irresponsable crear alarma, diciendo que aquí va a pasar lo que en la Ciudad de México en el 85, pero también sería imprudente decir que no va a pasar nada, porque no tenemos la microzonificación del terreno”.

Puso como ejemplo los terremotos de Haití y Japón; el primero, en 2010, de apenas siete grados dejó como saldo más de 250 mil personas muertas, mientras que el de 2011 en Japón de magnitud nueve, sólo dejó víctimas por el tsunami que sobrevino, a pesar de que liberó mil veces más energía que el de Haití.

“En Japón tienen un peligro muy alto, pero el riesgo es muy bajo, debido a la calidad de las construcciones. Y en Haití fue al revés, el peligro es bajo, pero el riesgo es alto”.

Para el investigador del CUCEI, los estudios de microzonificación que ya se hacen en ciudades como el DF, o en Colima después del sismo del 2003, son claves para reducir el riesgo de una catástrofe en caso de que ocurra un sismo de alta magnitud.

“Sería muy triste que nosotros estemos esperando que ocurra algo así para decir ‘ahora sí vamos a apoyar’, el momento para hacerlo era desde hace mucho, pero no es tarde para hacerlo ahora”.

Ramírez Gaytán ha solicitado por diferentes vías el recurso para adquirir el equipo mínimo necesario para comenzar con los estudios, el cual tiene un costo aproximado de 800 mil pesos, pero hasta la fecha no lo ha conseguido.

“Lo que ahora hacemos es hacer investigación de este tipo, pero para Puerto Rico, para Colima y otras regiones de México, donde nos proporcionan datos, pero nada para Jalisco”.

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