Diego Sierra Segura

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Fueron dos intensos años de intentar una y otra vez cada ejercicio fallido, cada trabajo que no resultaba. Diego Sierra Segura es egresado de la Preparatoria número 3, su perseverancia lo llevó a conseguir un promedio de cien y con ello ser premiado junto con otros 242 alumnos en la edición 46 de la Ceremonia de Reconocimiento a Estudiantes Sobresalientes que la Universidad de Guadalajara lleva a cabo cada ciclo escolar.

En dicha ceremonia —a realizarse el 25 de noviembre—, serán reconocidos 33 alumnos con promedio de cien a nivel medio superior y un estudiante de nivel de educación superior. El resto de estudiantes reconocidos cuentan con un promedio de más de 90.

El joven de 21 años cursó la preparatoria en el sistema semiescolarizado, acudía cada sábado a tomar sus clases impartidas por sus profesores pero con ayuda de su intérprete (pues Diego tiene la característica especial de ser silente: sordo).

Él y doce compañeros más que comparten la misma característica terminaron con éxito el bachillerato el pasado mes de mayo, convirtiéndose en la primera generación de silentes egresados de la UdeG.

Para la señora Verónica Segura, mamá de Diego (quien sirvió como intérprete para la entrevista), este reconocimiento que se hace a su hijo no es más que la recompensa para él, sus compañeros, profesores y para la intérprete que les ayudó durante los dos años de la preparatoria, Rosy Jiménez.

“Fue un esfuerzo conjunto también de nosotros como padres, había días que nos desvelábamos estudiando con ellos, yo en particular leyendo sus libros para interpretar la información para ellos, es un proceso muy complicado, no es como interpretar de inglés al español”.

Diego además de estudiar la preparatoria trabaja desde hace dos años como bartender en un restaurante, quiere seguir preparándose e ingresar a la licenciatura en diseño de artesanías.
Reconoce los obstáculos a los que se enfrentan las personas en su condición, pero ahora está seguro de que con esfuerzo, todos, oyentes o silentes, pueden conseguir cada meta que se propongan.

“Las personas silentes tenemos muy pocas oportunidades de trabajo o de estudio, pero me gustaría que la persona que me regaló mi primera computadora y el resto de la gente supiera mi historia y vieran que sí se puede”.

¿Cómo fue tu paso por el bachillerato?
Al principio me sentí necesitado de ayuda, tuve compañeros oyentes que me ayudaron, pero siempre necesité de un intérprete. Estudié por las noches, en las mañanas, mis compañeros trataron de aprender junto conmigo el lenguaje de señas, nos ayudábamos mutuamente, me sirvió mucho platicar con ellos porque comparaba las tareas, las respuestas.

¿Qué significado tiene para ti este reconocimiento?
Me siento muy contento, es como una recompensa al trabajo y al estudio, yo la verdad no sabía que había ganado algo, se me había olvidado hasta que mis papás me dijeron que me iban a entregar una medalla y yo me sorprendí, les dije: ¿están seguros?, por eso me siento muy contento, no lo podía creer.

¿Cuál fue la parte más difícil para conseguir este cien?
Las cosas se hacen un poco difíciles porque todo era con ayuda de la interpretación, pero gracias al estudio, leyendo o estudiando en la computadora pude terminar esta etapa. Además había muchas palabras que yo no entendía y poco a poco aunque fuera complicado fui aprendiendo, aprendí mucho sobre los verbos. Hay que esperar con mucha paciencia, mucha dedicación.

¿Tienes algún proyecto a futuro?
Quiero en un futuro: que por favor el Rector de la universidad diera el permiso de estudiar junto con mi intérprete hasta terminar la universidad, que vean nuestro trabajo y nos puedan elegir, de cada semestre y cada año. Que los sordos podamos estudiar y que no se olviden de este logro. Que todos sepan que sí se puede mientras se cuente con el apoyo.

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