Debatir la polis

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Antonio Muñoz Molina escribe, en el artículo “Al final del puente”: “En una multitud que camina como la que lideró Martin Luther King hay una fuerza de determinación colectiva valerosa porque excluye la ira”. El texto, publicado en enero de este año en el diario El País, forma parte de una serie de reflexiones que el escritor, periodista y académico ha efectuado en los últimos tiempos, un análisis que busca ir más allá de la postura personal para situarse en los hechos y las consecuencias de un momento crucial no sólo para la memoria de Estados Unidos, sino para la construcción de la historia universal.

Nacido en Úbeda, España, en 1956, Muñoz Molina es conocido por su trabajo como creador, una labor que le ha conducido por los terrenos de la literatura, de la novela en concreto, pero también por los derroteros del ensayo. El ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras posee una especial atracción por desentrañar el comportamiento de las sociedades, por aproximarse a los discursos que genera la ciudad como un laboratorio lleno de distintas expresiones humanas. Al mismo tiempo, el español flirtea sin tapujos con las manifestaciones de la cultura y el arte, algo que de muchas maneras completa su obra intelectual.

Teresa González Arce, profesora del Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara, es una especialista en el trabajo de este autor. “Me interesa la configuración de la imagen del intelectual, del escritor comprometido”, dice González Arce, quien imparte el 23 de marzo la conferencia “El talante político de Antonio Muñoz Molina”. Referente al interés de estudiar la obra del español, dice: “El caso de Muñoz Molina es muy peculiar, especialmente por la forma en cómo ha conseguido adentrarse en el debate ciudadano, una manera que no es la misma que encontramos en los intelectuales de los años sesenta o incluso posteriores”.

Para González Arce, la intervención que hace Antonio Muñoz Molina en su trabajo no es de carácter frontal, sino que pertenece más a un gesto ciudadano. “No es que Muñoz Molina sea un escritor que con frecuencia aborde los temas políticos. Si revisamos sus textos encontramos que hay algunas páginas dedicadas a esta área. Sin embargo, la manera en que desarrolla los temas tiene una relación con lo que entiendo por política, que es la voluntad del ciudadano por participar, de una u otra manera, en los debates de la polis, de la ciudad, de la comunidad”.

La profesora menciona que los ensayos del autor de La verdad de la ficción colindan inevitablemente con el periodismo. “Hay ocasiones en que los columnistas tratan el tema cotidiano sin ninguna trascendencia, pero otras veces consiguen dar un paso más allá. De esta forma los autores hacen algo artístico y personal, algo que le da importancia. También hay una voluntad de estilo y un talante que invita al diálogo”.

En relación al discurso del escritor como un manifiesto para crear conciencia en los ciudadanos, González Arce dice: “La apuesta de Muñoz Molina es por la transformación, aunque no busca los grandes públicos: es sólo una transformación que pasa de individuo a individuo. Es una escritura que parte de un proceso de diálogo, de comprensión y de interpretación del mundo. Por lo tanto, da cuenta de una experiencia individual que puede ser de cualquier tema. Lo importante es que, al convertirse en escritura, busca un interlocutor que entra en contacto con la experiencia, algo político, porque tiene conexión con adquirir conciencia de que las sociedades están constituidas por individuos”.

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